Ejemplos con moruna

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Sus características son: planta rectangular, de aproximadamente cuatro por cinco metros, gruesas y robustas paredes que sustentan una pequeña bóveda de cañón cubierta exteriormente por una cubierta a dos aguas de teja moruna.
Nada, que me gusta este pueblo, en el cual he admirado bellas iglesias románicas y del Renacimiento, amén del mujerío, que es de orden compuesto, quiero decir, de la hermosa mesticidad celtíbera y moruna.
Ambos se burlaron de mi ropa moruna, invitándome a reponer en mi persona las decorosas prendas del vestir europeo.
Desliado y vuelto a liar con esmero el pañuelo retorcido y nada limpio que llevaba en su cabeza al modo de turbante, creyó que su facha moruna era de intachable propiedad.
Toda su altivez, su gravedad moruna, desaparecieron de golpe, y arrodillóse ante el vejete pidiendo que no le abandonase, pues veía en él a su padre.
Y tras este saludo, cambiado con toda la gravedad propia de una gente que lleva en sus venas sangre moruna y sólo puede hablar de Dios con gesto solemne, se hacía el silencio si el que pasaba era un desconocido, y si era íntimo, se le encargaba la compra en Valencia de pequeños objetos para la mujer o para la casa.
El bandido le estaría mirando tal vez por algún agujero, tal vez preparaba su escopeta para dispararla traidoramente desde uno de los ventanillos altos, o instintivamente, con esa previsión moruna atenta a suponer en el enemigo toda clase de malas artes, resguardó su cuerpo con el tronco de una higuera gigantesca que sombreaba la barraca de.
El paisaje respiraba paz y honrada bestialidad, era una Arcadia moruna.
El aperador y los suyos hacían rancho aparte y tenían una cocinilla moruna donde guisaba la aperadora.
Sonaba el agudo cornetín repitiendo monótonamente la contradanza moruna o acompañando las voces de los cantadores, y a su compás saltaban sobre el tablado las parejas de bailarines, que de lejos parecían polichinelas.
Pero dejémonos nosotros de estas filosofías o teologías, cuyo esclarecimiento no nos incumbe, y, reduciéndonos al humilde oficio de narradores de hechos consumados, volvamos a aquella plaza de la ciudad moruna, de donde acababa de salir para su voluntario destierro nuestro inculto y apasionado protagonista.
Nuestra filosofía moruna, ascética, o como queráis llamarla, da de sí esta magnánima indiferencia, tan deplorada por economistas y políticos, y tan aplaudida por otra clase de pensadores que miran las cosas desde más alto.
Mordisqueando el abanico, la moruna miraba hacia la calle con evidente ira, más bien rabia.
Termina la moruna diciéndome que se va a la Granja, donde está la Corte, y me incita a que vaya también yo con mi familia.
Tiene la moruna mucho talento.
- A la tercera vez, con más empeño que en la primera y segunda, trato de indagar el móvil y fin de aquella conspiración de zarzuela en que la moruna entretiene sus ocios.
Os diré con confianza que los halagos de la moruna, con ser en determinadas ocasiones de extraordinaria intensidad sensitiva, me traen el hielo en inmediata concatenación con el fuego, cual si fuesen eslabones que forman un toisón de alternados metales.
Sinceramente y sin la menor afectación, me reí de la historia que mis amigos me colgaban, y ahondando con miradas atentas en todo mi ser, por una parte y otra, advertí que la moruna no me interesaba ni poco ni mucho, que la fascinación de sus gracias es pasajera.
Pero lo más singular de aquel paso, no sé si comienzo fin o empalme de livianas empresas, fue que al desaparecer de mi vista el coche de la moruna, se apagó en mi pensamiento la ilusión que con tan vivo centelleo me había turbado.
Pero no me dio tiempo la dama moruna para la debida manifestación, puramente verbal, de lo que yo sentía, y tirando del cordón avisó al cochero para que parase.
¡Con cuánto gozo sentí el traqueteo de las ruedas, corriendo presurosas, descontando los segundos que faltaban para que sola conmigo se quedase la moruna! El ansiado instante llegó al fin, y con él reverdecieron mis antiguas cualidades de audacia y desparpajo.
SACY, sabios extranjeros, enamorados de la España moruna:.
Hablé a la moruna del religioso fervor con que yo practico el culto de su amistad, haciendo de ésta la clave de mi vida, entoné otras estrofas, y en variados metros de amor canté mis quejas por el desdén que me mostraba, y le rendí toda mi voluntad.
«Siéntese usted a mi lado -me dijo la moruna, que por lo visto, o nada reservado quería decirme, o no le estorbaba la presencia de la Secretaria-.
Sin duda la dama moruna lo ignora todo, porque de lo contrario no me habría faltado un recadito, carta o mensaje discreto, que bien podría ser gozándose irónicamente en mis desdichas y cantándome el trágala.
Por fin, en estas oscuridades, vi aparecer súbitamente una luz, primero lívida, después resplandeciente, y ello fue en el salón de la dama moruna.
No creo frustrada mi conquista, por más que la moruna Eufrasia se mantiene en el firme terreno de la amistad, donde yo le propongo levantar una tienda para platicar juntos y solos sobre las inmensas dulzuras de ese sentimiento, que tanto ennoblece a los humanos.
Pero tan ceremoniosa estuvo conmigo, y encontré en ella tal desvío y reserva, siempre que intentaba yo pegar la hebra de una galante conversación, que me retiré a mis tiendas, reduciéndome a mirarla todo lo posible con un interés que no dependía exclusivamente de su belleza un tanto moruna.
Y mientras esto decía mi primo, galopábamos ya hacia la moruna villa.
:Libre ya Platero del cabestro, y paciendo entre las castas margaritas del pradecillo, me he echado yo bajo un pino, he sacado de la alforja moruna un breve libro, y, abriéndolo por una señal, me he puesto a leer en alta voz:.

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