Ejemplos con morunas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Con el transcurso de los años, familias y algunas instituciones quisieron disfrutar más tiempo de ese espacio que se aventuraba anual, eso hizo que el número de caseta fuese en aumento, cada cual la adornaba a su antojo quedando todo muy pintoresco, adquiriendo formas morunas, circulares, militares, etc.
El cuerpo superior de la torre posee una saeteras o mirillas que dan tanto al exterior como al interior del recinto, apareciendo cubierto por tejadillo o doble vertiente y tejas morunas.
Más allá del templo, el antiguo alcázar de la Almudaina mostraba sus rojas torres morunas.
De tarde en tarde, pasos en el pavimento de estas calles morunas y ventanas que se entreabren con la ávida curiosidad de un suceso extraordinario, unos soldados que suben lentamente hacia el castillo por las empinadas cuestas, los señores canónigos que bajan del coro, con el pecho de la sotana brillante de grasa y el sombrero de teja y el manteo de color de ala de mosca, míseros prebendados de una catedral olvidada, pobre y sin obispo.
Desde aquí distingo las barbas morunas de don Emigdio y las blanquinegras de don Federico Rubio.
Un día pararon en la Factoría de Utensilios, una noche al raso, vagando por las morunas calles, oyendo el habla graciosa del pueblo, y dando vueltas en torno de la Catedral y la Giralda.
Tan encendida estaba mi mente con mi cercano triunfo de enamorado y de catequista, que salí de la casa y me lancé al enredo de las calles morunas, para derramar en ellas mi alegría, mi ilusión, mi éxtasis.
Me he arrastrado, como una serpiente, por cañerías morunas, buscando tesoros.
—Las paredes cubiertas de enredaderas, las columnas árabes, los agimeces, las lámparas morunas, las flores, la brillante concurrencia, la hermosura y elegancia de las , la afinación y el gusto con que cantaron el coro de la y el de la , y, por último, lo bien que acompañaron y dirigieron los Sres.
algo, me agradaría estafar a mi país: yo, en fín, no tengo paciencia para buscar tesoros en las alcazabas morunas o en los cementerios judíos.
Auténticos muebles ingleses, de esos inconfundibles, con muelles de elasticidad misteriosa -¡oh, sólo Maple!- y forrados de un cuero bronceado, flexible y terso a la vez, paredes revestidas con viejos tapices persas, en que se funden armoniosos matices verdes y amarillos, vitrinas morunas de concha y nácar, donde se luce soberbia colección de boquillas, pipas, narguiles, bolsas de tabaco, petacas, pitilleras, fosforeras y tabaqueras.
- La raza vencedora puebla ya las Tahas morunas y reedifica los pueblos que habitaron los árabes.
Tan encendida estaba mi mente con mi cercano triunfo de enamorado y de catequista, que salí de la casa y me lancé al enredo de las calles morunas, para derramar en ellas mi alegría, mi ilusión, mi éxtasis.
Los compradores se apretaban en torno a las tiendas, señaladas con rótulos esculpidos y pintados, que recordaban por su pequeñez y su forma las tiendas morunas de Argel, sobre la mayor parte de los puestos, un enorme falo de barro coloreado y la inscripción hic habitat felicitas, daban testimonio de precauciones supersticiosas contra el mal de ojo, Octavien vio también una tienda de amuletos cuyo escaparate estaba lleno de cuernos, ramas de coral bifurcadas, y pequeños Príapos de oro, como todavía hoy se encuentran en Nápoles, para preservarse de la jettatura, pues según dicen una superstición dura más que una religión.
La orquesta preludiaba las notas de la Farruca, y había en el aire como una evocación de guzlas morunas tañendo en Alhambras filigranadas como encajes, añorar de canciones entonadas por el agua al caer en los tazones de mármol del patio de los Leones, nostalgias del cielo de Damasco y de los cármenes de Granada.
de una ocasión había mostrado en las morunas lides incomparable bravura, por lo cual era muy.
mezcla en que por iguales dosis entraban las galas morunas con el cristiano ropaje.
porque, aunque a ustedes no les importe un rábano la noticia, han de saber que yo no tengo ayuda de cámara, ni gasto bata forrada ni sin forrar, ni pantuflas morunas, ni gorro persa, ni en mi cuarto de dormir hay pesados cortinajes, ni alfombra espesa, ni vegueros a granel, ni allí han entrado jamás damas misteriosas, ni vizcondes elegantes, ni bandidos de ninguna clase, ni matachines, ni maridos agraviados.
Ustedes, caballeros lectores, que estarán hartos de devorar multitud de artículos empezados con párrafos semejantes al anterior, artículos cuyos protagonistas-autores es de rigor que se tuteen, en los episodios que refieren, con un Sandoval, con un Montellano, con un Monteverde, o siquiera con un Arturo, Eduardo o Alfredo a secas, artículos dados a luz en ilustrados Semanarios, o en la sección de Variedades de tal cual papelón madrileño, por la péñola almibarada de algún revistero aristócrata, ustedes, pacientísimos prójimos, que, de fijo, estarán avezados a ese género de literatura bizarra, esperarán que yo les diga, en vista del comienzo de este croquis, que la voz que me dio el recado era la de mi ayuda de cámara, al cual mandé, después de llamarle borrico y de ofrecerle un puntapié, que corriese los cortinajes de mi balcón para que entrase la luz del día, que en seguida me envolví el cuerpo en una cómoda bata, forrada de pieles de marta, y los pies en un par de pantuflas morunas que no se oían al hollar la espesa alfombra del suelo, que me arrellané en una muelle butaca delante de los troncos que ya chisporroteaban en la chimenea, que encendí un aromático habano, precisamente de la Vuelta de Abajo, y que, por último, después de encasquetarme en la cabeza un gorro griego.

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