Ejemplos con mayorazga

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

No fue para Ibero muy tranquilizadora la esquela de la mayorazga, y aunque de pronto no dio a conocer sus nuevas inquietudes, cuando iban de camino hacia Cenicero, ya en pleno día, extremó los reparos y cavilaciones: Hablando ingenuamente, después de la cartita veo menos claro que antes.
No se hartaba Santiago de leerla, y de todo cuanto decía se penetró, teniéndolo por la misma verdad, sin sospechar el gracioso engaño con que la mayorazga le facilitaba la vuelta al amoroso redil.
Escrita por la mayorazga con puntual observancia, de las instrucciones que desde Lérida le había dado D.
Yo era mayorazga, y partí con ella las tierras que la ley a mí me daba.
Yo también creí que no era tarde para intentar la captura y catequización del buen Ibero, y sentía gozo íntimo en suponerme colaborador eficaz de los planes grandiosos de la mayorazga de Castro.
Las niñas están que da gozo verlas, sanas y alegres, como si nada hubiera pasado, Demetria, inalterable en sus hábitos de mayorazga y gobernadora de hacienda, Gracia, juguetona y risueña los más de los días, los menos, caída y quejumbrosa.
Es, como usted sabe, una rica mayorazga, la más rica de este término.
La situación moral y psicológica en que me encuentro aumenta de un modo increíble mi respeto a la sin par mayorazga.
No hubo tal desaire, ni manifestación de desagrado por parte de la entonces mayorazga: al contrario, bien nos demostró que apreciaba en todo su valor las prendas morales de mi hijo, su nobleza y virtud, y que las físicas le causaban impresión favorable, fundamento de un honesto cariño.
¡Jesús me valga! Admitida la idea de que el motivo del desaire sufrido por mi antipático sobrino es que el corazón de la mayorazga pertenece a otro, me asalta la idea de que ese otro no es Fernando.
No puedes figurarte el cariño que le he tomado a esa mayorazga de Castro-Amézaga desde que me contaste sus extraordinarios y nunca vistos méritos.
He dicho mayorazga sin acordarme de la abnegación con que Demetria ha partido sus bienes con la hermana menor.
Tanto Valvanera como yo hacemos votos porque los deseos de usted y de su hermana se realicen lo más pronto posible, y no dudamos que la negativa de la mayorazga ilustre de Castro será un incidente pasajero.
De vuestro común padre tenéis poco, cada cual es trasunto de su madre, la tuya, mi benditísima madrina, la mayorazga de Loaysa, era una gran señora, mientras que la de Juana Teresa.
Falta que nuestra adorada y mayorazga entre en razón, y nos rinda su arisca voluntad.
Buscara Calpena otra mayorazga, que buenos partidos no habían de faltarle.
Pésame también el rencor que sentí hacia los míos, y el regocijo que tuve al ver descompuesta la proyectada boda de mi nieto con la mayorazga de Castro-Amézaga.
Como tenía la mayorazga barro a mano, de nada quiso privarse, y el viaje había de ser como a personas tan principales correspondía.
¿No cree usted, que a una muchacha que va a ser mayorazga y que ocupará posición muy encumbrada en la corte, se le debe dar cierta libertad?.
Jugando al monte podrá restablecer el mermado patrimonio, sin verse en el caso de solicitar un enlace violento con una joven mayorazga.
Y no se diga que a una joven mayorazga, destinada a casarse con otro mayorazgo, se la debe sujetar y comprimir para que ni hable, ni trate con personas de mundo.
¡Una mayorazga! Pues digo, si me la hacen camarista de reina, o dama de honor de emperatrices, ¿qué ha de hacer sin la desenvoltura, el desenfado, la astucia que el buen servicio y concierto de los palacios exige?.
No fue para Ibero muy tranquilizadora la esquela de la mayorazga, y aunque de pronto no dio a conocer sus nuevas inquietudes, cuando iban de camino hacia Cenicero, ya en pleno día, extremó los reparos y cavilaciones: «Hablando ingenuamente, después de la cartita veo menos claro que antes.
No se hartaba Santiago de leerla, y de todo cuanto decía se penetró, teniéndolo por la misma verdad, sin sospechar el gracioso engaño con que la mayorazga le facilitaba la vuelta al amoroso redil.
Escrita por la mayorazga con puntual observancia, de las instrucciones que desde Lérida le había dado D.
Adiós, mayorazga de los Cielos.
Yo era mayorazga, y partí con ella las tierras que la ley a mí me daba.
Una huérfana, mayorazga.
-Luego ese muchacho encontrará una mayorazga, querrá una corona cerrada, un El Dorado atravesado por el Potosí.
-Si estás derreado, no servirás para guardarla -respondía la mayorazga alegremente-.

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