Ejemplos con martinete

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Existe una gran abundancia de garzas en la época de cría destacando entre todas la garza imperial, el martinete y la garcilla cangrejera.
La arqueóloga elaboró la siguiente teoría: cuando Constantino quiso hacer la Basílica los huesos fueron desenterrados y envueltos en un manto de púrpura y oro y depositados en el nicho donde debían de haber estado, pero durante las excavaciones los obreros usaron el martinete para derrumbar muros y, por llegar rápidamente a la tumba, provocaron un derrumbe sobre los restos.
Entre los animales de la isla se destacan el martinete común, conocido asimismo como guaco o garza bruja, al cual le gusta mucho refugiarse en los árboles.
El martinete también se refugia en la cuenca española y portuguesa del río, junto con el avetoro, el avetorillo y la garza imperial.
Los ornitólogos encuentran auténticas joyas como el águila pescadora, el martín pescador, la espátula, los patos cuchara y colorado, el martinete, gaviotas, somormujo lavanco y el cormorán grande.
Entre los dos paneles de en medio se encuentra un martinete de hierro negro con forma de cabeza de león, debajo de éste hay una rendija para el correo con la inscripción Primer Lord del Tesoro.
Un caso fue Blue Panther quien estuvo algún tiempo hospitalizado cuando en un combate le aplicaron la llave prohibida El Martinete, lesionándole el cuello.
La miel de la victoria le sabe amarga al Maestro Lagunero, pues gana la contienda en la segunda caída al ser sometido a una llave prohibida por el CMLL: el Martinete.
Con la guía en la mano, el soplado señorito y su esposa, que era raquítica y de muy poca gracia, se detenían ante cada una de las instalaciones del Parque, poniendo todo su asombro, lo mismo en el gigantesco cañón de Krupp o el martinete del Creusot, que en la cabaña suiza, llena de chucherías de tallada madera.
-Pos bien, el de la Jalapa, que era un róa de cuerpo entero y con un corazón más grande que el Martinete, vivía, cuasi como si estuviera jaciéndolo como manda Dios y la Santa Madre Iglesia, con Rosario la Paloma, una gachí de veinte abriles a la que no se la podía mirar dos minutos seguíos sin que se le descompusieran a uno toitos los resortes der corazón, por cuya gachí sentíase el señor Toño, no obstante sus cincuenta y pico y su miajita de panza, capaz de jacer más primores que una monja y más ruío que toito un campanario.
Es sabido que don Francisco Pizarro tuvo pasión por este juego, y que junto con la fundación de Lima estableció en la vecindad del Martinete un boliche o cancha de bochas, adonde iba todas las tardes a pasar dos horitas de solaz.
Su corazón no era corazón, sino un martinete que daba golpes terribles.
Con la guía en la mano, el soplado señorito y su esposa, que era raquítica y de muy poca gracia, se detenían ante cada una de las instalaciones del Parque, poniendo todo su asombro, lo mismo en el gigantesco cañón de Krupp o el martinete del Creusot, que en la cabaña suiza, llena de chucherías de tallada madera.
-Pos no, señora, na del Martinete, que lo que voy a jacer está misma noche, en cuantito arrematemos nuestra faena, es decirle al amo del café que es preciso que de aquí pa alante me dé tu sueldo y er mío, si es que quiere que yo siga trinando en su pajarera.
-¿Y cómo irás tu a ganar tanto dinero? ¿Si le irás tú a jacer la competencia al amo del Martinete?.
Podía decirse que cada golpe del martinete sobre el bronce daba en el corazón de la joven.

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