Ejemplos con llanta

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El danzante calza huaraches de tres puntos, también llamados de pata de gallo que constan de una suela de llanta y una correa larga de cuero curtido que perfora la suela en tres orificios.
Se puede encontrar una llanta en vehículos tales como automóviles, motocicletas, camiones, aviones o bicicletas.
En países como México y Guatemala se considera llanta al neumático y a la rueda metálica como Rin.
La llanta es la pieza, normalmente metálica, sobre la que se asienta un neumático.
Originalmente ésta pudo haber sido de mecate o baqueta, pero hoy en día lo materiales sintéticos, como el hule también son empleados, hay unos huaraches que tienen suela de hule de llanta.
Hunt siguió en la pista, y luego de estar al frente por casi la totalidad de la carrera, sufrió el pinchazo de una llanta, pero logró llegar tercero y así ganar el campeonato ese año con la mínima ventaja de un punto.
Continua haciendo el intento, moviéndose hacia átras y arrastrando la llanta descompuesta.
Estos puntos indican en que lugar de la llanta deben colocarse los contrapesos.
Número de dos dígitos: Diámetro en pulgadas de la llanta para la que el neumático ha sido diseñado.
Para recuperarla, decide matar a Jerry mientras cambia la llanta, pero repentinamente cambia de opinión y decide no dispararle por la espalda.
Se debe montar sobre una llanta con pocas aperturas, para evitar que la grava que se levanta por la pisada entre hacia el interior y dañe el sistema de frenado.
El cambio más obvio fue el kit de llanta continental que se colocó en la parte trasera del auto y era incluido como accesorio estándar.
Si los frenos del vehículo también están incluídos fuera del chasis, como dentro de la llanta, también se considera masa no suspendida.
Esta rueda puede ser idéntica a las que el coche ya tiene equipadas, pero va montada sobre una llanta de acero.
Una rueda de repuesto es una rueda adicional completa, con llanta y neumático, presente en muchos automóviles para sustituir otra operativa que se pinche, reviente o rompa.
La llanta de esta rueda era de carne animada: millones y millones de criaturas soldadas, amasadas, gesticulantes, con las extremidades libres, moviéndolas para convencerse de su soltura y su libertad, mientras sus cuerpos estaban pegados unos a otros.
Allá en el obraje de Castelhum, más arriba de Puerto Felicidad, las lluvias habían comenzado después de setenta y cinco días de seca absoluta que no dejó llanta en las alzaprimas.
El sendero, sepultado en las oscuras profundidades del pinar, era casi impracticable, pero el jaco, que no desmentía las aptitudes especiales de la raza caballar gallega para andar por mal piso, avanzaba con suma precaución, cabizbajo, tanteando con el casco, para sortear cautelosamente las zanjas producidas por la llanta de los carros, los pedruscos, los troncos de pino cortados y atravesados donde hacían menos falta.
Andando a tienta paredes, tropezó con el viejo calesero, quien, acostumbrado a la oscuridad, vio venir desde luego al joven y le salió al encuentro para servirle de guía y evitar que se diera de narices contra la llanta férrea de uno de los carruajes.
Temple fuerte de armazón de acero con llanta de goma, poesía de la energética y del hormigueo urbano, vibración afinada que circula dentro de las estrofas y toques de humorismo que salta derecho con el klacson, esos son los rasgos vitales de EL HOMBRE QUE SE COMIO UN AUTOBUS.
Poseía la patente de la llanta irrompible Openshaw, y alcanzó tal éxito en su negocio, que consiguió venderlo y retirarse con un relativo bienestar.
Las ruedas, de llanta ancha, se hundían poco en el suelo, los elásticos, fuertes y macizos, estaban todavía reforzados por un enrollamiento de tiras de cuero crudo, de tal resistencia que, en alguna sacudida imprevista, saltarían primero, despedidos del asiento, los pasajeros, antes que se rompiesen aquellos.
Las llamas juegan en el fogón de llanta de carreta.
Cerca de la chimenea una llanta de carreta reunía pavas, parrillas y hombres.
¿No ven, acercándose despacio, esas seis, ocho, diez moles inmensas, en larga fila de dos kilómetros? Cada una es un carro, de estilo moderno, largo de diez metros, colocado en dos ruedas de dos metros y medio de diámetro, con llanta de veinte centímetros de ancho.
Desde entonces el maestro Tin-tin se echó a buscar por los caminos, trozos de hierro, pedazos de llanta, clavos, zunchos, pernos, tuercas, y echándolos todos a una bolsa, se volvía paso a paso a su casa y la vaciaba al pie de la fragua.
Pero resultó que un día se quebró una llanta que acababa de componer, otro resultó inservible un perno para un arado, y cada vez demoraba más tiempo en las más insignificantes operaciones.
Herrero desde muchos años, prestaba sus servicios en la hacienda, componiendo un día la llanta de una carreta, supliendo otras el perno de un arado, haciendo el cerrojo de un portón o soldando los zunchos de una tina.
Hay en Dacia un pillo que se llama Stereadi y un bobo que se llanta el duque de Moldau.
Nieves los admiraba, y hasta los temía al verlos surgir del abismo junto al carel, volteando como pedazos de rueda negra con aguzadas cuchillas de acero enclavadas en la llanta.

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