Ejemplos con juicio

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En cuanto a lo primero, me remito a su juicio de usted.
Pero como la Xuantipa tenía tanto miedo al infierno, oía la voz de flautín del fraile como si fuese una trompeta del juicio final.
Nadie que esté en su juicio puede declararse idealista, si el idealismo consiste en sustituir las quimeras y alucinaciones a las sanas y robustas realidades de la vida.
Fue voluntad suya y mía, para que nada extraño a la obra misma preocupase mi juicio, y no hablasen en favor de ella intimidades de las que forzosamente nacen entre el crítico y el libro que va a juzgar, cuando él ha asistido a la elaboración de este libro, embriagándose con el fervor de la producción ajena, y participando de ella en algún modo.
Por eso, a mi juicio, erró en la , no por culpa suya, sino por culpa del asunto.
Lo más débil de es, a mi juicio, la historia de Inés, del seminarista y del indiano.
Ni siquiera se puso en tela de juicio: don Simón, y nadie más que él.
Como presidente de la Diputación y, por tanto, representante del Gobierno legítimo, no puedo consentir que nuestra invicta bandera se ponga en tela de juicio.
Veo que estás equivocada, y no lo extraño, porque no tratándose de amores no estás en tu juicio, además, el corazón y las pasiones jamás supieron descurrir.
Gabriel, oyendo a sus compañeros del claustro alto, recordaba el juicio funeral de los egipcios.
Los creyentes, para acabar la eterna disputa, habían apelado al juicio de Dios.
Este juicio tardío iba a ser interesante.
¡Insufrible tormento! Marchando junto a sus carros cargados de estiércol o montados en sus borricos sobre los serones vacíos, encontró en el hondo camino de Alboraya a muchos de los que habían presenciado el juicio.
Mucho me dieron que reír los articulitos de Porras, quien, bajo el seudónimo de Canta Claro , hizo gala de sus saberes y dió cada felpa a los ardorosos discípulos de Allán-Kardec, que Dios tocaba a juicio.
A mi juicio nunca fué calavera ni jugador.
¡Qué dirá el señor Fernández si llega a saberlos! Es persona de buen juicio y de mucha experiencia, pero se trata de su hija, y no le será grato saber que Gabriela y yo somos a estas fechas sabrosísimo plato para los villaverdinos maldicientes.
El estudio del Edipo en que Peredo hizo alarde de su saber en materia de arte dramático, el juicio de Altamirano con motivo de la representación del Baltasar de la Avellaneda, artículo brillante y galano que me pareció insuperable.
¡Cosas de las gentes! No piensan con juicio ni entienden las cosas a derechas.
Valdría la pena consignar aquí el juicio de Angelina acerca de algunos libros.
Tanto hablar de París, y cuando Barbarita creía ver entrar a su hijo hecho una lástima, todo rechupado y anémico, se le ve más gordo y lucio que antes, con mejor color y los ojos más vivos, muchísimo más alegre, más hombre en fin, y con una amplitud de ideas y una puntería de juicio que a todos dejaba pasmados.
A pesar de la edad y del juicio adquirido con ella, no vio nunca con indiferencia tales chucherías, y hoy mismo declara que cuando cae en sus manos alguno de aquellos delicados campanarios de marfil, le dan ganas de guardárselo en el seno y echar a correr.
Baldomero con muy buen juicio que pues era costumbre que se largaran los novios, acabadita de recibir la bendición, a correrla por esos mundos, no comprendía fuese de rigor el paseo por Francia o por Italia, habiendo en España tantos lugares dignos de ser vistos.
No le causaba vergüenza el decirle al otro que le idolatraba, así, así, clarito al pan pan y al vino vino ni preguntarle a cada momento si era verdad que él también estaba hecho un idólatra y que lo estaría hasta el día del Juicio final.
En aquella excursión por el campo instructivo de la industria, su generoso corazón se desbordaba en sentimientos filantrópicos, y su claro juicio sabía mirar cara a cara los problemas sociales.
¿Pero qué hacía Dios que no mandaba uno siquiera de los chiquillos que en número infinito tiene por allá? ¿En qué estaba pensando su Divina Majestad? Y Candelaria, que apenas tenía con qué vivir, ¡uno cada año! Y que vinieran diciendo que hay equidad en el Cielo Sí, no está mala justicia la de arriba sí ya lo estamos viendo De tanto pensar en esto, parecía en ocasiones monomaniaca, y tenía que apelar a su buen juicio para no dar a conocer el desatino de su espíritu, que casi casi iba tocando en la ridiculez.
Podía habértelo dicho, pero ¿y si lo interpretabas mal? Ahora ha llegado la ocasión de contártelo, y veremos qué juicio formas.
Vengan ustedes aquí y digan imparcialmente, con toda rectitud y libertad de juicio, si este chico se parece a mí.
Podía ser calumnia, podía no serlo, pero debe decirse para que el lector vaya formando juicio.
¿Que tienes enemigos en Orbajosa? ¿Que alguien quiere vengarse de ti? Vamos, Pepillo, tú has perdido el juicio.
¿No le han citado aún para el juicio de conciliación?.

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