Ejemplos con juicios

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los juicios y opiniones acerca del estoico discrepaban, naturalmente, los ánimos se apasionaron.
Para entretener la espera, iba repasando con la vista las bellezas y defectos de la portada, comentándolos en alta voz, como si quisiera hacer testigos de sus juicios a los bancos de piedra de la plaza y sus tristes arbolillos.
Asomaba la oreja el ardor meridional en todos los juicios.
Más bien se la podía acusar de que, sin envidia ni encono, y sólo por amor al arte, gustaba algo de la murmuración, y seguía demasiado, como regla para sus juicios, aquella terrible sentencia de.
¡Ay!, ¡Rorró! ¡No hagas malos juicios de las personas!.
Había leído tres o cuatro veces la Historia de Alamán, y solía atreverse contra los juicios del célebre escritor, no sin gran disgusto de mi tía Pepa, para quien los dichos de don Lucas eran un evangelio.
Fallos, juicios y opiniones oímos en el mundo que nos parecen atinados y justos, y los acogemos ligeramente, los repetimos, los hacemos nuestros, y suele suceder que más tarde caemos en la cuenta de que hemos repetido una tontería.
Así como el término de todos nuestros juicios son ideas absolutas, así todas nuestras acciones, por diversas y complejas que hayan sido, deben contener un fín único, invariable, y si tal cosa no se ha realizado, puede decirse del individuo que no ha vivido o que ha derrochado su vida y dejado evaporar su espíritu entre la duda y la impotencia.
Basilio descendía siempre a menudencias de personal, Relimpio era procaz y malicioso en sus juicios, Rubín descollaba por suponerse que todo lo sabía y que se anticipaba a los sucesos , y por último, Feijoo era profundamente escéptico, y tomaba a broma todas las cosas de la política.
Esta le hacía temblar con sus acerados juicios, y ya no era fácil que el habilidoso caballero triunfara de aquella alma tierna, cuya dialéctica solía debilitarse con la fuerza del cariño.
La gente me mira con lástima, como a un enfermo, pero yo, en mí, me recreo en lo sano de mis juicios.
Al principio, cuando no le sacaba a paseo Juan Pablo, sacábale su misma tía, teniendo ocasión de notar lo bien concertados que eran sus juicios.
La soledad en que vivía, favoreciendo en ella esta resurrección mental de lo pasado, inspirábale juicios muy claros de sus acciones y sentimientos.
Después tomó parte en la conversación, expresándose con tanta serenidad y con juicios tan acertados, que se maravillaban de oírle todos los presentes.
¡Pues si son estas las sobras! En fin, doblemos la hoja, pongámonos en un punto de vista imparcial, y no hagamos juicios temerarios antes de tener datos seguros.
Es preciso que te acostumbresprosiguió con cierta severidad, a no hacer juicios temerarios, huyendo de cuanto pueda herir o lastimar a una familia respetable.
Donde quiera que hay hombres, hay autoridad, y estas autoridades de café, definiendo a veces, a veces profetizando y siempre influyendo, por la sensatez aparente de sus juicios, sobre la vulgar multitud, constituyen una especie de opinión, que suele traslucirse a la prensa, allí donde no existe otra de mejor ley.
La mente de la viuda, en la cual hasta entonces todo era confusión y vaguedades, empezó a dar de sí los juicios más extraños, ideas de atrevido alcance y de un pesimismo aterrador.
Doña Lupe era persona de buen gusto y apreció al instante la hermosura del sin ponerle reparos, como es uso y costumbre en juicios de mujeres.
¡Si hasta le parecía que tenía talento! Como que aquella tarde se le ocurrieron pensamientos magníficos y juicios de una originalidad sorprendente.
Al despertar, en ese momento en que los juicios de la realidad se confunden con las imágenes mentirosas del sueño y hay en el cerebro un crepúsculo, una discusión vaga entre lo que es verdad y lo que no lo es, el engaño persistía un rato, y Maximiliano hacía por retenerlo, volviendo a cerrar los ojos y atrayendo las imágenes que se dispersaban.
De resultas de esto, Juan Pablo apareció un día en el café con cierta animación, mucho desenfado en sus juicios políticos, dándolas de profeta y expresando más altaneramente que nunca su desprecio de la situación dominante.
Jacinta tenía idea tan alta de los talentos y de las sabias lecturas del Delfín, que rara vez dejaba de doblegarse ante ellas, aunque en su fuero interno guardase algunos juicios independientes que la modestia y la subordinación no le permitían manifestar.
El orden de sus juicios era el siguiente: ¿Cuánto tiempo duró el enredo de mi marido con esa mujer?, no lo sé.
Ni extrañará nadie que un chico guapo, poseedor del arte de agradar y del arte de vestir, hijo único de padres ricos, inteligente, instruido, de frase seductora en la conversación, pronto en las respuestas, agudo y ocurrente en los juicios, un chico, en fin, al cual se le podría poner el rótulo social de , considerara ocioso y hasta ridículo el meterse a averiguar si hubo o no un idioma único primitivo, si el Egipto fue una colonia bracmánica, si la China es absolutamente independiente de tal o cual civilización asiática, con otras cosas que años atrás le quitaban el sueño, pero que ya le tenían sin cuidado, mayormente si pensaba que lo que él no averiguase otro lo averiguaría Y por último decíapongamos que no se averigüe nunca.
Por lo bien que decía las cosas y la gracia de sus juicios, aparentaba saber más de lo que sabía, y en su boca las paradojas eran más bonitas que las verdades.
¿Quién le mandaba formar juicios temerarios? Él venía allí para decir misa y ayudar al marqués en la administración, no para fallar acerca de su conducta y su carácter.
Así que, es razón concluyente que el intentar las cosas de las cuales antes nos puede suceder daño que provecho es de juicios sin discurso y temerarios, y más cuando quieren intentar aquellas a que no son forzados ni compelidos, y que de muy lejos traen descubierto que el intentarlas es manifiesta locura.
De donde se podía colegir que los que gobiernan, aunque sean unos tontos, tal vez los encamina Dios en sus juicios, y más, que él había oído contar otro caso como aquél al cura de su lugar, y que él tenía tan gran memoria, que, a no olvidársele todo aquello de que quería acordarse, no hubiera tal memoria en toda la ínsula.
El hombre le dio las gracias lo peor que supo, y fuese, y los circunstantes quedaron admirados de nuevo de los juicios y sentencias de su nuevo gobernador.

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