Ejemplos con jergas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Este rasgo es común a las jergas y argots.
El término es lingüísticamente impreciso, agrupa sin un criterio común al empleo de préstamos lingüísticos, normal en el desarrollo de la lengua, con el code-switching frecuente entre hablantes bilingües o en las jergas profesionales, con criterios de pureza estilística que carecen, en rigor, de fundamento científico.
Cabría preguntarse si, dentro del campo de las jergas la Germanía o el actual caló jergal está más cerca de las llamadas jergas técnicas o de los argots crípticos.
Así por ejemplo las bandas tienen sus jergas, los deportistas sus chistes o bromas lo mismo que cada grupo de amigos genera un cierto modo de expresión cuyo código de significados es únicamente percibido por los que están al loro es decir, están en el ámbito o juego en el que dicha formalización tiene sentido.
Esta jerga, influenciada por el idioma leonés, está emparentada con varias jergas de Asturias, Galicia y Castilla, lo mismo que sucede entre ellas.
Además, por extensión se considera que constituyen jergas particulares las de ciertos grupos por distintos motivos:.
Para ello, utiliza el español chileno en su registro no formal, con una serie de jergas y expresiones informales de Chile.
Normalmente, en los casos de usos se evita el empleo de jergas técnicas, prefiriendo en su lugar un lenguaje más cercano al usuario final.
Empleo de jergas derivadas de voces quechua, como jato y jatear por casa y dormir.
En todas las provincias las campesinas hacen jergas, alforjas, mantas, ponchos, bolsos y otros artículos en sus telares de cintura construidos por ellas mismas.
Existen varios locales en donde adquirir las artesanías de poyví: colchas, hamacas, frazadas, fajas, tapices, jergas, ponchos, cubrecamas y manteles de encaje yú y ao poí, producidos más que nada en la zona.
Característico de Giancarli fue mezclar diferentes lenguas, dialectos y jergas en sus obras, especialmente en La Zíngara, en un conglomerado pintoresco pero algo oscuro y fatigoso.
A la vez que el euskera ha sido influenciado por otros idiomas como el gascón, el francés, el navarro-aragonés o el español , el también ha influenciado en parte a todos ellos quedando como muestra de ello parte del lexico de las jergas de gacería o la fala dos arxinas así como en palabras de uso común de estos idiomas.
Solo las mujeres cuidan la labranza de las pocas tierras que cultivan, hacen algunas cortas de pinos, guardan los hatos del ganado, y ocupan lo restante del tiempo en tejer sayales o jergas para vestirse.
Los grupos profesionales suelen crear tanto argots como jergas.
En este caso las jergas se convierten en una especie de lenguaje cifrado para evitar que los mensajes sean entendidos por individuos ajenos al grupo, manteniendo en secreto actividades ilegales o delictivas.
Lo anterior no ha de ser entendido literalmente, sino que ha de matizarse, pues existen jergas propias de colectivos marginales, por ejemplo delincuentes, traficantes y reclusos.
Desde el siglo XX las jergas y similares son objeto de estudio por los especialistas.
En diferentes jergas profesionales puede adquirir diferentes matices o significados concretos.
Me habían hecho una cama con jergas y cueros.
Poniéndose los ponchos, tapándose con mantas, con jergas, con cueros de carnero, los peones, interesados y mensuales, a un grito de Andrés corrieron al palenque y subieron a caballo.
»Y Miseria, pensando hacerlo mejor, se jue a echar sobre sus jergas a esperar la muerte.
No hay querencia mejor que el lomo de sus caballos para un resero, ni cama más acomodadita que sus jergas y sus pellones.
«Dejalo no más», me dijo mi padrino, «y vos sacá tus jergas y echate a dormir».
Don Segundo tendía cama afuera y don Sixto estaba ya en el dormitorio, al cual había entrado mis jergas, creyendo así cumplir con el forastero.
Me levanté, tosí, acomodé las jergas del recado, enriendé el caballo y una vez montado emprendí el retorno a las casas.
Sobre el costado sur de esa plaza, donde hoy se levanta el magnífico edificio del Club Uruguay, ponían sus puestos volantes los verduleros, sobre jergas o lonas extendidas en el suelo, ni más ni menos que como lo hacen en la actualidad en la Feria los modernos.
Todas esas jaulas de loros sibaritas son antros de negocios y tiranía y nada ganamos con esas jergas, porque ellas solo consiguen llenarnos de prejuicios y fanatismos absurdos.
Lo mismo que si en Londres estableciera la «alta sociedad inglesa, un Club con el nombre de Círculo taurófilo, o de aficionados al toreo, para que me entiendan mejor los que no tienen muy hecho el oído a estas jergas grecolatinas.

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