Ejemplos con interesaba

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Pero no le interesaba tener parroquia.
En la ciudaddijo, entre otras cosas, Julieta a su padre, todos los pretendientes a mi mano le parecieron a usted indignos de ella, por juzgarlos hombres de poca importancia, y como ninguno me interesaba, renuncié a ellos sin grande esfuerzo.
¿Qué era aquel hombre que ante mí estaba, deglutiendo y raciocinando al propio tiempo, masticando y discurriendo, con tanta frialdad, escrúpulo y elegancia, vestido como un hombre de sociedad, sin una insinuación sensible del estado eclesiástico a que pertenecía, y que, de vez en vez, según hablaba, se asía con la mirada al retrato de una mujer a quien él mismo había empujado a la anónima sima prostibularia? ¿Qué era aquel hombre? ¿Un hedonista? ¿Un incrédulo? ¿Un hipócrita y un sofista, para consigo mismo y los demás? ¿Un desengañado? ¿Un atormentado? Lo que menos me interesaba era la explicación que me había ofrecido.
Nos interesaba conocer la verdadera fuerza de ese pueblo de hombrecitos con ojos de ratón.
El origen de Ulises era lo que le interesaba más.
A él sólo le interesaba el Mediterráneo de la Edad Media, el de los reyes de Aragón, el mar catalán.
La que le interesaba era la otra, la que estaba un poco más allá, pintada en un pequeño cuadro.
Le interesaba más una sonata nueva.
La suerte de sus compañeros de infortunio, de una inmensa parte de la humanidad, miserable y triste, no les interesaba.
Era por lo único que le interesaba la suerte del prelado.
Yo, por divertirme, por fastidiarle, escribía todos los días una carta a Frasquito diciéndole: ¡Mentecato! ¡Cuatro meses le escribí! Cuando Jacobo volvió de Italia, dejé de hacerlo Me lo pidió él: decía que le interesaba Tú le pedirás perdón a Frasquito ¡Me pesa! ¡Me pesa!.
Mientras las bandas de muchachas despeinadas salían de la fábrica a la hora de comer para engullirse el contenido de sus cazuelas en los portales inmediatos, hostilizando a los hombres con miradas insolentes para que les dijesen algo y chillar después falsamente escandalizadas, emprendiendo con ellos un tiroteo de desvergüenzas, Roseta quedábase en un rincón del taller sentada en el suelo, con dos o tres jóvenes que eran de la otra huerta, de la orilla derecha del río, y maldito si les interesaba la historia del tío y los odios de sus compañeras.
Además, tal vez les interesaba ver cómo ardía la miseria que diez años de abandono habían amontonado sobre los campos de.
, que en su calidad de valentón se interesaba por las desdichas de sus convecinos y era el caballero andante de la huerta, prometía entre dientes algo así como pegarle una paliza y refrescarlo después en una acequia, pero las mismas víctimas del avaro le disuadían hablando de la importancia de don Salvador, hombre que se pasaba las mañanas en los Juzgados y tenía amigos de muchas campanillas.
No la impulsaba a este estudio la mera afición especulativa a la crítica literaria, sino un caso práctico, que hacía poco más de dos meses que se había presentado y que le interesaba bastante.
Maximiliano no oyó bien por estar su tía de espaldas, y aquello le interesaba tanto que se levantó, puso un codo sobre la cómoda y allí se hizo repetir el concepto para enterarse bien.
Al sexto, Fortunata le miraba con atención cortés cuando decía algo, al sétimo, Maxi opinaba como ella en toda discusión que en la mesa se trabase, al octavo le daba una palmadita en el hombro, al noveno la señora de Rubín se interesaba porque su marido se abrigase bien al salir, y al décimo estuvieron como un cuarto de hora secreteándose a solas en un rincón de la sala, al undécimo Maxi le apretó mucho la mano al entrar, y al duodécimo exclamó doña Lupe como sacerdote que entona el : Vaya que os ponéis babosos.
No interesaba a Jacinta aquel triste relato tanto como creía Nicanora, y viendo que esta no ponía punto, tuvo la dama que ponerlo.
Parecía que nada le interesaba, ni aun la herencia, de la que hablaba poco, aunque siempre en términos precisos.
Doña Lupe esperaba aquel día noticia de un asunto que le interesaba mucho.
Se notaba más despierto, más perspicaz para comprender, más curioso de los secretos de la ciencia, y le interesaba ya lo que antes le aburriera.
Puedes creérmelo: no me interesaba nada.
El carbonero, ¿a ver el carbonero? dijo Barbarita que se interesaba por los jugadores de la última escala lotérica.
Así que la niña empezó a tener asomos de conciencia de la vida exterior, dio claras muestras de que si ella le interesaba a Perucho, no le importaba menos Perucho a ella.

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