Ejemplos con indecencias

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Tirándome a cada momento de la manga, me preguntaba ante las estatuas y cuadros inmortales cómo podían exhibirse públicamente semejantes indecencias.
Una señorita bien educada y de principios no debe repetir tales indecencias.
-¡Ay, qué pillo, y qué poca vergüenza! ¡Vaya con las indecencias que dice! ¡Casarse con dos!.
Más le valdrá a usted no permitir las indecencias que hace esta.
Que Dorregaray andaba en tratos con Moriones para rendirse, que Moriones le había ofrecido diez millones de reales, en fin, mil indecencias.
que no quiere leer indecencias?.
¡Pero una persona como yo no puede leer tales indecencias!.
sobrestante las aguijaría con indecencias y no les daría respiro ni para.
Desnudos manoseados por géneros que, cubriendo pretendidas indecencias, las hacían indecentes.
y «¡horror de indecencias!», como decía mi suegra pasando minuciosa revista a todos y a cada uno de los aposentos del gubernamental palacio, tan pronto como nos alojaron en él.
Tengo yo salud, y me reiré del mundo, y sobre todo del dinero, del maldecido dinero, por el cual se hacen tantas picardías y tantas indecencias, como si al morirnos no hubiésemos de dejarlo ahí todo, todo.
, caballero, delante de mi hija no se hacen esas indecencias, y esto es engañar al público, que tiene derecho a que se le indemnice!.
Una señorita bien educada y de principios no debe repetir tales indecencias.
? Señor don Ramón, ¿no se hace usted cargo que aunque los señores redactores, aunque el principal de ellos, que no conozco sino para reírme de él, pero que ya conoce el público, aunque el caballero José María Carnerero, que es incapaz de esas indecencias, se hubiese vuelto loco, el editor, interesado en el honor, es decir, en el lucro del periódico, no se lo hubiera permitido? No ve vuesa merced que eso sería escupir al cielo, poco menos que vender rábanos, darme a mí armas.
Correspondíale en verdad a Demetrio respetar a Atena, a lo menos por ser su hermana mayor, según él decía, sin embargo, fueron tales las indecencias y abominaciones con que manchó el alcázar, violentando a jóvenes libres y ciudadanas honestas, que parecía estar aquel lugar sumamente acatado y limpio cuando sólo se divertía con las rameras Crisis, Lamia, Demo y Anticira.
Las cárceles y los panópticos son antros de corrupción: allí tienen cabida las peores indecencias, y el problema sexual adquiere caracteres repugnantes.
¡Tan enorme juzgaba el atentado! Quiso convencerse de que aquellos improperios y aquellas groserías e indecencias, arrojados a su nombre por discordantes y tartamudas voces, eran alucinación de sus sentidos, que tantas inmundicias como el silencio de la noche introducía en su hogar por huecos y rendijas, no eran lanzadas en son de afrenta por los hombres que habían aprendido en su cocina a ser honrados y felices, y abrió una ventana.
Y corrió el vaso, y corrió la noche, y Barriluco y Facio y Polinar, con cuyas respectivas chispas se contaba para alegrar el festín, no levantaron cabeza desde las primeras horas, ni cosa más divertida hicieron que dar manotadas en la mesa, reírse como idiotas y canturriar indecencias.
Mi salud no necesita de semejantes indecencias: y lo que ustedes hacen con tamañas blasfemias indecorosas es la causa, el caldo gordo del clero, porque tenga usted entendido, joven inexperto y procaz, que por el mundo han pasado muchas religiones positivas, y hoy se ha creído esto y mañana lo otro, pero de lo que nunca han prescindido los pueblos cultos, ni ahora, ni en la antigüedad, es de la buena crianza, y del respeto que nos debemos todos.
Aunque yo, lo confieso, no he leído más que una novela de Zola, Nana, Nana me basta para ver que Zola nada enseña, pues no ha de llamarse enseñar el poner a la vista vicios e indecencias nauseabundas, de las cuales, por desgracia, están el mundo y las historias tan llenos, que apenas habrá persona que no sepa más de lo que conviene.
Y mientras sus compañeros agrupábanse en torno de Genaro, se apresuraban a rodearlo, púsose él a soltarle a quemarropa un atajo de indecencias, una parodia inepta, consonantes de palabras latinas y españolas que, con tono grotesco de magister, intercalaba en el texto de Nebrija.
¿Eso te han enseñado en esa casa, groserote? No aprenderás los consejos que yo te doy tan bien como esas indecencias, ¡Satanás!.

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