Ejemplos con humillaciones

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El príncipe Luis no toleraba la presencia de su esposa, y ella sola sufría humillaciones, vivía en Limieres la mayor parte del tiempo aislada de la corte y cuando su esposo forzosamente la visitaba éste se pasaba el tiempo cazando o persiguiendo mujeres.
En el anime japonés Ergo Proxy, ambientado en un ambiente futurista y cyberpunk Vincent Law es un inmigrante de caracter pasivo que soporta las humillaciones de sus empleadores y cuyo principal objetivo es obtener la ciudadanía.
Entre ellos estaba la Argentina: por iniciativa de un diplomático de segunda línea y de un capitán de navío, y con excusas pueriles, exigió al gobernador Rosas el mismo trato que éste daba a Inglaterra, entre otras humillaciones.
Los cartageneros nada más que hemos recibido humillaciones y desprecios, no por nuestros hermanos murcianos, no, que quede esto bien claro, lo hemos recibido de la oligarquía y de la administración de Murcia.
Lágrimas, sudor, sangre, lesiones y muchas veces humillaciones, le costaron al Perro Aguayo ganarse un lugar dentro de este difícil deporte, en su momento el quería ser parte importante del mundo mágico de la Lucha Libre.
De esta manera, Guardiola fue recluida en la cárcel de mujeres, en donde tuvo que soportar varios años de humillaciones y amarguras en prisión hasta obtener su libertad condicional por falta de pruebas.
Entre ellos estaba la Argentina: con excusas pueriles, sus representantes exigieron al gobernador Rosas el mismo trato que el gobierno porteño daba a Inglaterra, entre otras humillaciones.
Esto supuso años de humillaciones y pruebas.
A fines de siglo XIX, Juan Moreira es un gaucho bueno y trabajador, que, como tantos gauchos, es objeto de abusos y humillaciones por parte de los poderosos.
Neil se muestra algo escéptico al principio pero este acaba accediendo y firma el contrato que habían redactado sus respectivos padres previamente, pero este tratará a Meg como una esclava y hacerle malas pasadas como respuesta a sus continuas humillaciones a las que el se veía sometido por ella.
Había rezado para que consiguiese escapar de sus redadas, sus listas, sus humillaciones.
La razón es compleja, esencialmente, se debió a la inmadurez de ambos oficiales noveles, los cuales aplicaron una disciplina muy severa a sus subordinados, provocándoles graves humillaciones.
Desde ese día el Padre Yermo pone el pie sobre el primer peldaño de una larga y constante escalada de entrega al Señor y a los hermanos, que sabe de sacrificio y abnegación, de gozo y sufrimiento, de paz y de desconciertos, de pobrezas y miserias, de apreciaciones y de calumnias, de amistades y traiciones, de obediencias y humillaciones.
Los judíos fueron sometidos a toda clase de humillaciones, incluyendo el fregar los pavimentos mientras eran atormentados por sus compatriotas austriacos, algunos de los cuales habían sido sus amigos y vecinos.
Su matrimonio con la infanta Eulalia no es afortunado ya que él es voluble y manirroto, mientras que ella es una mujer fuerte y cultivada que no acepta las humillaciones a las que la somete Antonio.
El Chavo ha tenido que soportar humillaciones, trabajos forzados y hasta hambre, circunstancias que han marcado y marcarán su personalidad en el futuro.
Aquellos animales estaban armados para la vida, podían mantenerse por su propia fuerza, sin conocer los desalientos, las humillaciones y las tristezas que le afligían a él.
Él lo perdería todo, y su sobrina, olvidada y tranquila hasta entonces, iba a trocar el aburrimiento de su casa, monótono y triste, pero que al fin era una paz, por una vida infernal de disgustos, humillaciones y desprecios.
Pensaba fríamente algunas veces en la conveniencia de salir del mal paso sin humillaciones ni deshonras, haciendo que le encontrasen una tarde en el jardín, dormido para siempre bajo un naranjo, con un revólver en la diestra.
Su organización política lo convertía en una horda guerrera educada a puntapiés y sometida a continuas humillaciones para anular la voluntad, que se resiste siempre a la disciplina.
Al mismo tiempo fué resucitando en su memoria el recuerdo de todas las humillaciones y ultrajes que había sufrido.
Tantas humillaciones Y mi hija ¡mi hija!.
Hay otra superior que eleva el alma y no permite que la dignidad humana sufra sin protesta continuas humillaciones.
Los de abajo, que se consuelan de sus humillaciones con un grosero materialismo, gritan a estas horas: ¡A París! ¡Vamos a beber champañ gratis! La burguesía pietista, capaz de todo por alcanzar un nuevo honor, y la aristocracia que ha dado al mundo los mayores escándalos de los últimos años, gritan igualmente: ¡A París! París es la Babilonia del pecado, la ciudad del y los restoranes de Montmartre, únicos lugares que ellos conocen Y mis camaradas de la Social-Democracia también gritan, pero a éstos les han enseñado otro cántico: ¡A Moscou! ¡A Petersburgo! ¡Hay que aplastar la tiranía rusa, peligro de la civilización! El kaiser manejando la tiranía de otro país como un espantajo para su pueblo ¡qué risa!.
Francia no quiere conquistas, su único deseo es ser respetada, vivir en paz, sin humillaciones ni intranquilidades.
Sus hermanos y amigos le aconsejaron el pistoletazo como único remedio, pero él amaba la vida, y huyó a América, donde a costa de humillaciones había acabado por triunfar.
¡Pobre hombre! ¡Cómo se habían reído de él! Ulises se admiró a sí mismo como una personalidad completamente nueva, feliz y triunfadora, separado de la otra por un período doloroso de humillaciones y fracasos que no quería recordar.
No se veía obligado a romper como él con la familia, porque el dinero le daba una superioridad irresistible, poniéndolo a cubierto de humillaciones, porque con un puñado de su riqueza, esparcida sin regatear, lograba entretener diariamente al enemigo, con el que estaba obligado a hacer vida común.
¡Ay, lo mismo no! Había sacrificado su porvenir, había sufrido dos años de amargas humillaciones, ya no podía dignamente unir su destino al de otra mujer dentro de una sociedad gobernada por las leyes más que por los efectos.
Una familia me recomendaba a otra, y no quiero decir a ustedes las humillaciones, los portazos y los desaires que recibí.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba