Ejemplos con holgazanes

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¿Por qué somos holgazanes los españoles? Por la Inquisición.
Los intendentes debían encargarse de asuntos referidos al ornato y salud, división por zonas, censos, domicilio y pasaportes, fondas y mesones, juegos y armas, holgazanes, vagos y malentretenidos, ebriedad y hurtos rateros.
Y el caballo de hierro, ese que hace que la tierra tiemble, que desciende lentamente por las colinas resollando fuego adelantándose a los vientos holgazanes, brincando sobre los rios, machacando las rocas y derribando las puertas de la montaña el también forjara un imperio y una epopeya.
La familia consolidó su poder desde el segundo tercio del siglo VII consiguiendo que el oficio de mayordomo de palacio fuese hereditario, y convirtiéndose así en los verdaderos gobernantes de los francos, mientras que los reyes merovingios quedaban reducidos a un papel nominal, es por ello que se les denomina Reyes holgazanes.
No publicó nada en vida, pues afirmaba que aprender de las páginas impresas era para músicos holgazanes.
Miembro menor de la aristocracia inglesa y notorio entre los ricos holgazanes , siempre aparece en compañía de su inteligente e infalible valet, Jeeves, cuyo genio siempre logar sacar a Bertie y a sus amigos y familiares de numerosos embrollos.
Joshepe Tiñacu era de esos marineros holgazanes y borrachos que se pasan la vida en el puerto con las manos en los bolsillos.
Juan Machín se fué a Bilbao y se confundió con los holgazanes y perdidos de baja estofa que pueblan de noche el barrio de Miravilla, pero, de pronto, el granuja inútil apareció como un hombre emprendedor, vino a Lúzaro, tomó las minas de Beracochea, y comenzó a explotarlas.
Era el bodegón de Llopis un local telarañoso y mugriento, donde bebían los que tenían sed y jugaban a los naipes algunos holgazanes viciosos: en él vi el boceto, el trazo rudimentario del moderno casino, sitio de reunión, de vago charlar, mentidero y bebedero público, con el aspecto y colorido que tenían estos lugares en tiempos del Arcipreste de Hita, pero algo más era, pues allí, no el de Hita, sino el de Ulldecona, celebraba juntas, recibía embajadas y mensajes, dictaba órdenes, ejerciendo las funciones de su califato político, social y militar.
El pueblo no come, y allá los ricos holgazanes viven de estrujar a la pobreza.
Acompañando a los amos iban , , la y otros seres caninos, cachazudos, holgazanes, hartos de una felicidad bobalicona.
ahí lo que habláis en los cafés, en vuestras tertulias de bigardones holgazanes.
Gracias a la milagrosa y pródiga protección del diputado, el distrito se empobrece, en vez en enriquecerse, y se transforma en una nidada de holgazanes y de ineptos.
Veamos claro,decía lleno de fuego el amigo Quintín,veamos, don Cosme, veamos claro, don Juan: ¿se quejan ustedes de que hay en nuestra tierra muchos jóvenes holgazanes? Tienen ustedes razón, los hay, y son más de los que ustedes suponen.
¡Patraña y propaganda indecente que hace Satanás por mediación de los poetas, novelistas y otros holgazanes! Diranle a usted que el amor y la hermosura física son hermanos, y le hablarán a usted de Grecia y del naturalismo pagano.
Aun así, muchísimos se quedan sin trabajo, y como un señor jurisconsulto no puede tomar el arado ni sentarse al telar, de aquí proviene ese brillante escuadrón de holgazanes llenos de pretensiones que fomentan la empleomanía, perturban la política, agitan la opinión y engendran las revoluciones.
-Pues entre bromas y veras nos dijo anoche que somos unos bárbaros holgazanes.
Adiós, holgazanes que en un siglo habéis cansado a la historia.
Cuerpos reglamentados españoles, con algunos suizos y walones, regimientos de línea que eran la flor de la tropa española, regimientos provinciales que ignoraban la guerra, pero que se disponían a aprenderla, honrados paisanos que en su mayor parte eran muy duchos en el arte de la caza, y por lo general tiraban admirablemente, y por último, contrabandistas, granujas, vagabundos de la sierra, chulillos de Córdoba, holgazanes convertidos en guerreros al calor de aquel fuego patriótico que inflamaba el país, perdidos y merodeadores, que ponían al servicio de la causa nacional sus malas artes, lo bueno y lo malo, lo noble y lo innoble que el país tenía, desde su general más hábil hasta el último pelaire del Potro de Córdoba, paisano y colega de los que mantearon a Sancho, tales eran los elementos del ejército andaluz.
-Sí -contestó el joven con desdén-, cuando les veo entregados a todos los vicios, ignorantes, llenos de preocupaciones, holgazanes, indiferentes al bien de estos reinos y de la sociedad.
Decir que todos ustedes son holgazanes, glotones, sibaritas, dueños de la mitad del territorio, disolutos, hipócritas: ¿decir esto es blasfemar? ¿Quién ofende a Dios: ustedes que son como son, o yo que lo digo?.
Turba de holgazanes, devoran la principal riqueza de la nación sin producirle beneficio alguno.
Y quieren libertad ¡porque les pesa el yugo! ¡porque no pueden soportar la tiranía! Que trabajen los muy holgazanes y no tendrán tiempo ni ocasión de quejarse del mejor de los gobiernos.
Y vuelvo a decir que se tenga cuenta con mi sustento y con el de mi rucio, que es lo que en este negocio importa y hace más al caso, y, en siendo hora, vamos a rondar, que es mi intención limpiar esta ínsula de todo género de inmundicia y de gente vagamunda, holgazanes, y mal entretenida, porque quiero que sepáis, amigos, que la gente baldía y perezosa es en la república lo mesmo que los zánganos en las colmenas, que se comen la miel que las trabajadoras abejas hacen.
¡Bueno sería que viniesen los negociantes a buscarle fatigados y él estuviese en el monte holgándose! ¡Así enhoramala andaría el gobierno! Mía fe, señor, la caza y los pasatiempos más han de ser para los holgazanes que para los gobernadores.
De lo que huyo, repito, como de la peste, es de que me clasifiquen, y quiero morirme oyendo preguntar de mí a los holgazanes de espíritu que se paren alguna vez a oírme: «Y este señor, ¿qué es?» Los liberales o progresistas tontos me tendrán por reaccionario y acaso por místico, sin saber, por supuesto, lo que esto quiere decir, y los conservadores y reaccionarios tontos me tendrán por una especie de anarquista espiritual, y unos y otros, por un pobre señor afanoso de singularizarse y de pasar por original y cuya cabeza es una olla de grillos.
Hasta los quince había ayudado a su padre a enseñar latín, a los veinte se había hecho bachiller en artes en el Instituto de Guadalajara, después había vivido tres años dando paso de Retórica, Psicología, Lógica y Ética a los niños ricos y holgazanes.
Recomiendo la empresa a los holgazanes.
Otra nube de frailes groseros, holgazanes, comilones y lascivos, saqueando los hogares, perturbando la paz y mancillando el honor de las familias.
Hízose temible para su mujer, a quien golpeaba con el más leve pretexto, y sospechoso a todo el vecindario, que no estaba hecho a ver en aquel honrado suelo holgazanes y renegados de semejante catadura.

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