Ejemplos con hogaño

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Nietzsche, Schopenhaüer, Stirnerdice el obisposon los bellos libros de caballerías de hogaño.
¿No hogaño más queso que en los meses pasados?.
Barbacana era más grave, más autoritario, más obstinado e implacable en la venganza personal, más certero en asestar el golpe, más ávido e hipócrita, encubriendo mejor sus alevosas trazas para desmantecar al desventurado colono, era además hombre que prefería servirse de medios legales y manejar el código, diciendo que no hay tan seguro modo de acabar con un enemigo como empapelarlo: si no guarnecían tantas cruces los caminos por culpa de Barbacana, las cárceles hediondas del distrito antaño, y hogaño las murallas de Ceuta y Melilla, podían revelar hasta dónde se extendía su influencia.
Señores dijo don Quijote, vámonos poco a poco, pues ya en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño: yo fui loco, y ya soy cuerdo, fui don Quijote de la Mancha, y soy agora, como he dicho, Alonso Quijano el Bueno.
Hogaño no hay aceitunas, ni se halla una gota de vinagre en todo este pueblo.
Una noche, después de dos horas de voltijeo inconsciente por una parte de los barrios bajos y otra parte de los medios, me encontré en una calle que reconocí como la que antaño se llamó de la Inquisición y hogaño de Isabel la Católica.
¡Quizá la situación de Judas era idéntica a la que hogaño aflige a los pensionistas del Estado!.
Bartolomé Barrabás, el liberalote del país, ex-dómine con puntas de filósofo, hogaño maestro de escuela, con pespuntes de hombre político, y aun de orador y también de periodista.
Diego mozo de gentil apostura, alegre como unas castañuelas, decidor como un romance de Quevedo y acaudalado como un usurero de hogaño.
Decididamente, hogaño una bala de cañón es una bala científica, que nace educada y sabiendo a punto fijo dónde va a parar.
La madre y las hijas se ocupaban en trabajos de aguja, pero antaño, como hogaño, la costura no cunde ni da para fantasías y es amago permanente de tisis y otras dolamas.
En cuanto a carácter, tenía más veleidades, caprichos y engreimientos que alcalde de municipio, y sus cuentas conyugales andaban siempre más enredadas que hogaño las finanzas de la república.
¡Ya se ve! En esos tiempos no estaban de moda las garantías individuales ni otras candideces de la laya que hogaño se estilan, y que así garantizan al prójimo que cae debajo, como una cota de seda de un garrotazo en la espalda.
No fumábamos cigarrillo, no calzábamos guantes, no la dábamos de saberlo todo, ni nos metíamos a politiquear y hacer autos de fe, como hogaño se estila, con el busto de ningún viviente, siquier fuese ministro caído.
Gracias a Dios que hoy nadie nos ofrece ración tasada y que hogaño nos atracamos de aceitunas sin que nos asusten frases.
Don Gabriel alborotó y protestó hasta la pared del frente, pero sabida cosa es que, antaño como hogaño, protestar es perder el tiempo y malgastar saliva, y que el que tiene en sus manos un cacho de poder, hará mangas y capirotes de los que no nacimos para ser gobierno, sino para ser gobernados.
Y quién te dice, lector, que las ánimas benditas no fueron sordas al reclamo, como sucede hogaño con el piteo de los celadores, y en un cerrar y abrir de ojos se coló un regimiento de ellas por las rendijas de la puerta, con lo cual se apoderó tal espanto de esos tunos, que tomaron el tole, dejando un talego con dos mil pesos de a ocho, que sirvió de gran alivio a las tres mujeres.
Igual impresión de parentesco les daba el palacio de los Virreyes, hogaño presidencial.
¿Para qué nos servía esa Reina, viuda de Fernando VII, casada hogaño con un Muñoz, dama graciosa y bonita, cuya linda mano movía el timón de la nave como si este fuera el abanico? ¡Cuánto mejor gobernaría Espartero, hombre de buen puño! El trono de Isabel necesitaba un protector macho, y España un Regente bien bragado y de muchísimos riñones.
y el rey que dicen que rabió, es hogaño.
pájaros hogaño: ¡Pluguiera a Dios que el amancebado y el adúltero no se estuvieran en el.
Vete a los hombres de hogaño, llenos todos de engaño, mujeres de embeleco, los.
Alguna vez se le va el santo al cielo al médico, que antaño galleó mucho y hogaño no olvida del todo sus pugilatos de ateneísta, mas vuelve en sí muy luego, y, despidiéndose cariñosamente, emprende la vuelta a Monelos apoyado en su grueso bastón de aldeano.
Por eso, ni a Jesucristo le bastó, por recompensa de su martirio, el ver que ya era posible la salvación eterna de los mortales, los redentores de hogaño no podían conformarse con la admiración de Europa ni con un grado más en la milicia o un pingüe sueldo en la Administración, necesitaban darse humos de soberanos, y, al efecto, se tomaron ''motu proprio'', las riendas de la suprema autoridad.
o Lucas Gómez, es decir, para vulgarizar un personaje, para pintarle de un solo rasgo, como la esencia misma de lo ramplón, de lo adocenado, de lo paciente, de lo infeliz, de lo vulgar, ni tampoco esperen estos señores que tomando a cualquiera de ellos por mi cuenta le ponga a la orden del día, hasta que se le disputen de regazo en regazo las Horas y las Enriquetas, las Lauras y las Elisas de hogaño, no, por Dios.
¡Hay tantas de hogaño!.
Sembrábamos la hacecita de tierra suya, y hogaño se queda vacía por no poder menear la simiente ni él trabajarla.
¡Zurriascas! ¡Yo llamo al pan pan, y al vino vino, y no cato hogaño lo que antaño me amargó!.
Quiero decir que abundaban allí los tallados sillones de vaqueta en estrecha amistad con las muelles butacas de tapicería, los cuadros vetustos de familia, interpolados con las flamantes acuarelas, las cornucopias tradicionales, reflejando mal en las empañadas lunas los ''étagères'' de caoba y las ménsulas pulidas sosteniendo bustos de sabios de hogaño, y así lo demás.
Cada pared contenía, a veces, más injurias contra el prójimo que las que hogaño se regalan dos gacetilleros cuando rompen pajita.

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