Ejemplos con heredé

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Mi padre quiso darme esa codiciada felicidad, no pudo lograr sus propósitos, pero de él heredé ese instinto de soberbia altivez con la cual rechacé en todo tiempo, de niño, de mozo, y de hombre maduro, la humillación indigna, la reprensión inmotivada, el atropello brutal de quien se consideraba superior a mí.
De mi madre heredé plácida dulzura para la debilidad, sumisión respetuosa para todo acto de justicia, tendencia irresistible para compadecerme del ajeno dolor, y cierta delicadeza femenil que me ha causado muchas amarguras.
En los Cigarrales he comprado ya más de cien fanegadas para agregarlas a las que heredé de mis padres, y pienso comprar las del tío , que saldrán a la venta muy pronto.
Es la primera vez que veo el patrimonio que heredé de mi madre.
-Pues lo celebro, porque desde que las heredé no me han producido un cuarto estas célebres tierras.
Soy de Valdeaberuelo, diome el cielo abundante hacienda, heredé de mis abuelos un nombre, si no retumbante, honrado y respetado en todo el país, y vivía en el seno de una familia modesta, cuidando mis tierras, educando a mis hijos y haciendo todo el bien que en mi mano estaba.
Pero yo me voy a separar de Tablas, yo reniego de Tablas, que es un holgazán, que me está comiendo lo que gano y lo que heredé de mi difunto.
Por cierto que de los últimos bozales que se marcaron en el hombro izquierdo con las letras y todavía quedan algunos en el ingenio , que heredé de mi padre.
¿Qué pensauas, Sempronio? ¿Auíame de mantener del viento? ¿Heredé otra herencia? ¿Tengo otra casa o viña? ¿Conócesme otra hazienda, más deste oficio? ¿De qué como e beuo? ¿De qué visto e calço? En esta cibdad nascida, en ella criada, manteniendo honrra, como todo el mundo sabe ¿conoscida pues, no soy? Quien no supíere mi nombre e mi casa tenle por estranjero.
Apenas murió, después de una breve enfermedad, mi madre tuvo que ponerse a servir para mantenerme, y yo heredé la fama de tonto que tenía mi padre, por mi carácter tímido y medroso.
Vivíamos con grandeza -naturalmente en la relatividad aldeana, que no da pretexto a los lujos desmedidos-, y «Tatita» gastaba cuanto ganaba o un poco más, pues a su muerte sólo heredé la chacra paterna, gravada con una crecida hipoteca que hacían más molesta algunas otras deudas menores.
y aquí están los cuernos que mataron al sórdido fraile de quien heredé estos trapos.
- La heredé también de mi madre.
Usté sabe que esta casa y este campo fueron míos, que los heredé de mi padre, y que habían sido de mis agüelos.
Yo puedo decir con vanidad y con orgullo que heredé estas cartas de una adivina que las compró a costa de su alma, en una noche de truenos, a un espíritu que se le metió por la chimenea.
Si no hubiera sido porque conservaba un anillo de oro que heredé de mi padre y algunas otras pertenencias que he tenido que ir malbara-tando para sobrevivir, no sé que más me hubiera pasado.
Porque de mi madre no heredé un maravedí.
-Heredé el nido de mis padres -contestó la otra-, y como no lo han desvinculado, todavía lo sigo viviendo, como usted el suyo.

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