Ejemplos con halague

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

»Voy a ir dentro de un momento al asilo Dorcas y les pienso leer la carta de usted, tan instructiva. ¡Qué cierta es, tía, su idea de que, dada su clase de vida, no debie­ran llevar lo que no les corresponde ni les sienta bien! Creo realmente que su preocupación por el vestir es ab­surda habiendo tantas otras graves cosas en que pensar en este mundo y en el futuro. Me alegro mucho de que su popelín floreado sea de tan buen resultado y de que el encaje no se rompa. El miércoles llevaré a casa del obispo el vestido de raso amarillo que tuvo usted la amabilidad de regalarme, creo que hará un gran efecto. ¿Tiene usted la­zos, tía? Jennings dice que ahora todo el mundo lleva lazos, y que las enaguas se usan encañonadas. Reggie acaba de asistir a una nueva explosión. Papá ha mandado llevar el reloj a la cuadra, me parece que no aprecia este re­loj tanto como al principio, aunque le halague mucho ha­ber recibido un regalo tan bonito e ingenioso, pues de­muestra que se escuchan sus sermones y que sirven de enseñanza. Papá le envía recuerdos e igualmente James, Reggie y Mary, que esperan que tío Cecil esté mejor de su gota.
¡Oh! ¡Que me halague el sueño de ventura.
Rueguen al cielo que, al tiempo mismo que el joven príncipe se instruya en la escuela del valor, la paz, la amiga paz le halague con ósculo dulce, y en torno le sigan las ciencias y las artes todas, que moderan la natural ferocidad del corazón humano para que a su vista conozca cuánto es más dichosa una nación por ellas que por el temido honor de sus armas, por los estragos de sus victorias -mal necesario tal vez, y siempre funesto a los vencidos y a los vencedores.
Tenéis, es verdad, necios que os aplauden, mentecatos que os remedan, ilusos que os admiran, pero que no os halague el triunfo, son barro grosero que sólo ha de serviros para hacer más pesados, más sofocantes los escombros de ese falso edificio que hoy os cobija, y se desplomará mañana sobre vosotros al primer soplo de la razón.
cura al que despabila, aunque le halague,.
-«¡Ay! no te halague, -contestó el Fénix,-.
¡Vaya una pechuga la del difunto! No seré yo, en mis días, quien halague su vanidad, gastando los cuatro pesos que importa la jerga franciscana.
-Es bien posible, no lo dudéis, por más que os halague una ilusión en contrario: ¿quién me impediría hacer ciertas revelaciones que os comprometieran, sin que vuestro poder bastara a desvirtuar su influjo? Pues bien, esas revelaciones mismas me darían ese triunfo, que aniquilaría vuestro orgullo, desagraviando a la sociedad y a vuestras víctimas.

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