Ejemplos con gresca

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los hechos se desarrollaron en relativa gresca, sin ambargo, no hubo hechos de sangre que lamentar y los amotinados fueron llamados a la ciudad de Colima por el gobernador Francisco Javier Cueva, quien los sujetó a juicio, depuesiendolos de su cargo.
La gresca terminó con gran parte de la barra en la comisaría de la ciudad.
Desde entonces junto a dicha compañía, ha estado recorriendo los teatros de España con distintos musicales y obras de teatro, tales como: Jesucristo Superstar , Godspell , El espíritu de Broadway , Broadway Millenium , Don Armando Gresca , etc.
Escribió igualmente Las siete llaves, Mujeres odiosas, Madame Verdoux, Tan perfecto no te quiero, Las viudas de alivio, Don Armando Gresca o Una viuda original.
La gresca comenzó muy de mañana en los lavaderos del Norte, se corrió río abajo desde los once caños hasta los puentes de Segovia y Toledo, arreció en los cobertizos del pontón, engrosó, por ser domingo, con la gente de los merenderos, y al medio día los grupos de mujeres armadas de palos, piedras, trancas y estacas subieron por el Paseo de los Ocho Hilos y la calle de Toledo a desembocar en la Plaza de la Cebada.
Más de una vez sintió las cosquillas de aquella rabietina infantil que le entraba de sopetón, y daba patadillas en el suelo y tenía que refrenarse mucho para no irse hacia él y tirarle del pelo diciéndole: , con todo lo demás que en su gresca matrimonial se acostumbra.
Una noche se armó tal gresca, que hasta las navajas salieron, y por poco nadamos todos en un lago de sangre Me parece que oigo aquellas finuras: ¡indecente, cabrón, ! No era posible semejante vida.
Salió un momento con objeto de cerrar puertas para que no se oyera la gresca, y a poco volvió al gabinete, diciendo: Se ha quedado dormido.
Sujetada por tantas manos, Fortunata hizo esfuerzos por desasirse y seguir la gresca, pero al fin el número, que no el valor, venció su increíble pujanza.
Pues, señor, ya ustedes comprenderán que en el Casino se armó una gresca.
Dicen que tendremos gresca esta tarde.
-En tantos años que llevo de residencia en Orbajosa -dijo el clérigo, frunciendo el ceño- he visto llegar aquí innumerables personajes de la Corte, traídos unos por la gresca electoral, otros por visitar algún abandonado terruño o ver las antigüedades de la catedral, y todos entran hablándonos de arados ingleses, de trilladoras mecánicas, de saltos de aguas de bancos y qué sé yo cuántas majaderías.
Aseguran algunos que en una de las ventanas del palacio se vio una luz, considerada como señal para empezar la gresca.
Pedro, es tal el jaleo y la bulla dentro de la casa, que no se puede parar allí, y lo más escandaloso y horrible es que las noches de Jueves y Viernes Santo armaron tal gresca, que aquello parecía un infierno.
Martín, ¡anoche precisamente tenía armada una gresca con el marqués de Fregenal, su pariente, ese que la acompaña a todas partes! Y todo ¿por qué? Porque ella gusta mucho de ir a los bailes de candil de Maravillas y Lavapiés, como es costumbre aquí entre la gente gorda.
Martín, ¡anoche precisamente tenía armada una gresca con el marqués de Fregenal, su pariente, ese que la acompaña a todas partes! Y todo ¿por qué? Porque ella gusta mucho de ir a los bailes de candil de Maravillas y Lavapiés, como es costumbre aquí entre la gente gorda.
Se había fumado, murmurado, debatido problemas administrativos, científicos y literarios, contado verdores, aquilatado puntos difíciles de ciencia erotológica, roído algo los zancajos a la docena de señoritas que estaban siempre sobre la mesa de disección, picado en la política local y analizado por centésima vez la compañía de zarzuela, pero no se había enzarzado verdadera gresca, de esas que arrebatan la sangre a los rostros y degeneran en desagradables disputas, voces y manotadas.
Enderezóme dos frases aceradas que produjeron otras mías no más suaves, sobrevino Pilita con nuevos dicterios, respondíla al caso, y el lance iba tomando visos de gresca de vecindad, cuando el fámulo acudió presuroso para anunciarnos la llegada de Barrientos.
Pero hoy dicen las niñas que el agua pudre la raíz del pelo, y no estoy de humor para armar gresca con ellas sosteniendo la contraria.
Una hora llevaban ya de gresca y ambos revelaban firme propósito de mandar a su casa por la comida y aun de vivir en plena calle hasta la semana de los tres miércoles.
José Bailón, el cura renegado, vecino de la casa, y el más asiduo concurrente a la tertulia de los Babeles, habían armado tal gresca, que daba miedo oírles.
¿Si querrá éste armarme alguna gresca?.
Pedro, es tal el jaleo y la bulla dentro de la casa, que no se puede parar allí, y lo más escandaloso y horrible es que las noches de Jueves y Viernes Santo armaron tal gresca, que aquello parecía un infierno.
Se asegura y no me cuesta trabajo creerlo, que el retrato causante de la gresca procede de la Infanta Carlota, que ya empieza a barrer para su casa.
Irás cuando se concluya la gresca en la plaza.
Al ruido de la gresca, los oficiales salieron del café, los transeúntes se agruparon, y se formó un gran círculo alegre, que azuzaba y aplaudía.
Todavía añadió mi padre a lo dicho este parrafejo, que no es malo: «Cierto que es el mío nombre de gran resonancia en el país, que me revuelvo y me contoneo en el fondo de eso que se llama ''cosa pública'', como el pez en el agua, me dan convites en provincias los hombres afiliados a mi partido, y peroro a los postres en loor o en contra del gobierno, según que sea o no sea de mi gusto, que mis palabras se escriben por los papanatas de la prensa local, y transmitidas por el telégrafo a la de la corte, se descifran mis cláusulas como los misterios de la Esfinge: cierto que soy jefe de mesnada en las Cortes, y que, por serlo, cobro el barato en ellas a cuando la hora es llegada y la ocasión lo pide, que mi nombre danza en corrillos y papeles, y salta y rebota en tertulias y comisiones a cada crisis ministerial y a cada gresca parlamentaria, cierto, en suma, que hoy en la cumbre del poder y mañana en los profundos de la oposición, a todas horas soy en España y sus Indias, caudillo de empuje, hombre de pro, pájaro de cuenta, como me llaman por ahí, o, si lo prefieres, personaje conspicuo, pero cierto es también que todo esto junto, con ser tanto y tan visible, convertido en substancia de puchero es puro caldo de borrajas.
-Pero ¿es que esta noche ha habío gresca con la gente de ese mozo?.
Pues enfrente de esa persona me pongo yo con las gentes que aquí me están obligadas, por deudas y otros compromisos serios, se armará la gresca consiguiente, y al fin de la batalla oservará el más ciego que, hoy por hoy, nadie manda más fuerza que tu padre en Coteruco.
Hasta Leto y él, y Cornias y el mancebo, y casi, casi, don Adrián, habían tenido que andar en la gresca.

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