Ejemplos con gallega

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Podemos pensar que este es el inicio de Xil Ríos en otra de las temáticas bien características de la idiosincrasia gallega, como es la ironía y la picaresca, ese juego con el doble sentido de las palabras.
Su interés por la preservación del medio ambiente y la curiosidad por conocer la costa gallega lo condujeron a la Costa da Morte.
En la reunión se acentuó la belicosidad de la nobleza gallega, su idea constante consistía en presentar batalla con un ejército gallego a las tropas enriqueñas en tierras zamoranas.
En efecto el rey, obnubilado por su hermosura, requería los amores de la gallega, ésta se negaba aduciendo que el rey estaba ya casado con Doña Blanca.
Históricamente, la abadía de Beauport fue uno de los puntos de salida de los peregrinos bretones que seguían en Camino de Santiago hacia la ciudad gallega de Santiago de Compostela.
Los maragatos transportaban al interior salazones de pescado traídos de la costa gallega, y al volver a su tierra cargaban con embutidos y productos de secano.
Así pues, con el ejército británico intentando ganar la costa gallega para su reembarque y su abandono momentáneo de la península, y con un disperso ejército regular español, la situación para las armas españolas no era de lo más prometedora.
Por esta zona baja del municipio comienzan a discurrir los ríos que nacen en las sierras constituyendo valles más o menos encajados y con pendientes bastante fuertes, que en algunas zonas discurren de oeste a este y en otras de norte a sur o hacia el oeste, es decir, con un sentido que se dirige a partir de la Dorsal Gallega en varias direcciones.
Desde el punto de vista físico, el término municipal se localiza en un área de montaña correspondiente a la Dorsal Gallega.
Pero, ¿qué remedio? Mi padre arrancó las raíces que le sujetaban a la hermosa tierra gallega y tomamos el portante para otra región, no menos hermosa.
Y entre nosotros los ha expuesto recientemente, y aun defendido hasta cierto punto, una ingeniosísima escritora gallega, mujer de muy brioso entendimiento y de varia y sólida ciencia, bastante superior a la del maestro Zola, hombre inculto y de pocas letras, como sus libros preceptivos lo declaran.
Después venía el personal auxiliar de la familia: un ayuda de cámara andaluz, que lanzaba un a cada dos palabras para que no le confundiesen con los de la tierra, una institutriz británica, roja y malhumorada, una doncella gallega, con vestido negro y cuello y puños masculinos, otra de pelo cerdoso, achocolatada de tez, los ojos achinados, oblicuos.
Entonces le hice observar, muy delicadamente, que se le había escapado una concordancia gallega, una de aquellas concordancias por las cuales nos castigó tantas veces don Román.
Gobernábala una tal doña Paca, gallega, que tuvo casa de huéspedes distinguidos y recomendados, en la cual vivió Feijoo mucho tiempo, y completaban la servidumbre una cocinera bastante buena y un criado muy callado y ya algo viejo, que había sido asistente de su amo.
Dada la complicación de red, la subdivisión atomística que caracteriza a la propiedad gallega, un poco de descuido o mala administración basta para minar los cimientos de la más importante fortuna territorial.
Con las antiguallas que allí se pudrían, pudiera escribirse la historia de las costumbres y ocupaciones de la nobleza gallega, desde un par de siglos acá.
El mismo discurso hizo la gallega melindrosa sobre Avendaño, y como las dos por trato y conversacion y por dormir juntas fuesen grandes amigas, al punto declaró la una a la otra su determinacion amorosa, y desde aquella noche determinaron de dar principio a la conquista de sus dos desapasionados amantes, pero lo primero que advirtieron fué en que les habian de pedir que no las habian de pedir celos por cosas que las viesen hacer de sus personas, porque mal pueden regalar las mozas a los de dentro, si no hacen tributarios a los de fuera de casa.
Contentísimo el caballero de lo que habia oido a la gallega, sin esperar a que le quitasen las espuelas, llamó al huésped, y retirándose con él aparte en una sala le dijo:.
Sí, respondió la gallega, tenedle el pié al herrar, bonita es la niña para eso: par Dios, señor, si ella se dejara mirar siquiera, manara en oro: es mas áspera que un erizo: es una traga avemarías, labrando está todo el dia y rezando: para el dia que ha de hacer milagros, quisiera yo tener un cuento de renta: mi ama dice que trae un silicio pegado a las carnes, y que es una santa.
Preguntóle Lope si habia acudido mas la gallega.
—Déjate de gracias, Lope, replicó la gallega, levántate y abre, que venimos hechas unas archiduquesas.
—La Argüello y la gallega somos, ábranos, que nos morimos de frio.
—Todo eso es verdad, replicó Tomas, y no es tan mala la gallega que a mí me martiriza: lo que se podrá hacer es, que esta noche sola estés en la posada, y mañana comprarás el asno que dices y buscarás dónde estar, y así huirás los encuentros de la Argüello, y yo quedaré sujeto a los de la gallega y a los irreparables de los rayos de la vista de mi Costanza.
Estas y otras razones desta sustancia y jaez dijeron la gallega y la Argüello.
—Por cierto sí, replicó la gallega, ¡mirad que joyas para codiciallas! Pues en verdad que no me ha hallado el señor mi amo tan juguetona con los mozos de casa ni de fuera para tenerme en la mala piñon que me tiene: ellos son bellacos, y se van cuando se les antoja, sin que nosotras les demos ocasion alguna: bonica gente es ella por cierto, para tener necesidad de apetitos que les inciten a dar un madrugon a sus amos cuando ménos se percatan.

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