Ejemplos con fetidez

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En la actualidad y con los modernos sistemas de almacenamiento la fetidez no es un problema.
nacionales no nativos sin una patria, que envenena con fetidez.
Como aquí no hay servicio de alcantarillado, las aguas servidas y otros desperdicios se arrojan al suelo, provocando una fetidez que se hace insoportable por la caída del calor.
El adoquinado le enviaba por sus respiraderos la fetidez de unas alcantarillas solidificadas por la escasez de agua, los balcones esparcían el polvo de las alfombras sacudidas, el palacio-quimera se tragaba con una insolencia de rico novel todo el cielo y el sol que correspondían a Ferragut.
Los insectos y la fetidez de las habitaciones atestadas de gente expulsáronme de la casa.
La calumnia es la fetidez de las almas corrompidas.
»Todos los que me acompañaban huyeron ante el espectáculo horrible de vuestra esposa y ante la fetidez que despedía.
Su cara era extraordinariamente horrorosa, pues semejaba la de un burro de mala condición, pero mirado atentamente, se parecía a un mico, y observado con más cuidado, era como un espantoso sapo o como una serpiente entre las peores serpientes, y acercarse a él era más insoportable que separarse del amigo, pues había robado a las letrinas la fetidez de su aliento.
Así es que había enseñado su arte a todas las esclavas del palacio, y en otros tiempos a las doncellas de Abriza, pero no había logrado conquistar a la esbelta Grano de Coral, y también habían fracasado todos sus artificios con la arrogante Abriza, que la odiaba por la fetidez de su aliento, por el olor a orines fermentados que brotaba de sus sobacos y de sus ingles, por el pútrido desprendimiento de sus numerosos pedos, más hediondos que el ajo podrido, y por la rugosidad de su piel, peluda cual la del erizo, y más dura que las fibras de la palmera.
que la Naturaleza es un libro abierto y que en ese libro no se aprende con ínfulas ni con desprecio: le recordamos que la alquimia de la Naturaleza es mucho más poderosa que la química que emplea el hombre, le recordamos que el tallo de una flor por obra y gracia de la alquimia transforma la fetidez del lodo en el perfume de su flor, que de la suciedad del pantano sale la flor esplendorosa del loto, que de la podredumbre de la simiente sale el tallo del fruto que nos da alimento, que de los pastos y basuras con que se alimenta el ganado sale la leche y la carne con los cuales se alimenta el género humano, y le recordamos que antes de inspirarle compasión se compadezca mas bien de su propio cuerpo que exhala pestilencia, porque no tiene decencia y, si la conoce, no la practica, y que todavía está puerco internamente porque no sabe hacer lo que hace el tallo de una flor.
¡El poeta, ser condenado a buscar en la tierra cosas que se hallan sólo en el cielo! Ha traslucido una virtud divina, un amor puro e infinito, una belleza de ángel, una armonía inefables, tiende las alas de la imaginación hacia esos bienes, y tropieza a cada instante en las bagatelas y miserias del mundo, y ve cieno por todas partes, y percibe fetidez, y le zumban a los oídos las roncas carcajadas de los vicios y la prostitución, entonces siente todo el peso de un infortunio que las almas vulgares no conocen nunca.
El síntoma es la fetidez.

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