Ejemplos con excelsitud

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Y al sentirse empujada al descanso y a la dulzura, Carmen subía su sacrificada voluntad a la excelsitud del propósito encendido en su alma, y sus labios, plegados en muda queja, musitaban:Quiero ser santa, quiero serlo.
Pues si la consideramos ya como edificio, como obra de arquitectura, como templo gótico, ¡qué nuevas maravillas, qué riqueza, qué grandiosidad, qué excelsitud!.
A pesar de ser fraile discreto y gran sabedor de teología, ¿qué sabía él si su penitente había ido al Limbo o a otra parte? ¿Quién puede afirmar a dónde van las almas inflamadas en entusiasmo y fe? ¿Habrá quien marque de un modo preciso la esfera donde el humano sentido merecedor de asombro y respeto, se trueca en la enajenación digna de lástima? Siendo evidente que en aquella alma se juntaban con extraña aleación la excelsitud y la trivialidad, ¿quién podrá decir cuál de estas cualidades vencía a la otra? Glorifiquémosle todos.
Al llegar al Consistorio, se os hablará para datos cuenta de gravísimos asuntos que os conciernen, y para que el espíritu patriótico nos asista en toda su excelsitud, invoquémosle, al emprender la marcha, con el mágico grito de ¡Viva la libertad!.
Y la Sierra, con la sublime serenidad de su excelsitud, diome a entender que ella está fuera del alcance de toda irreverencia mundana, y que no se había enterado siquiera de que yo andaba por el mundo.
¡Donosa manera de principiar su apología, de dar una idea de su excelsitud, de reverenciar su magnificencia!.
A muchos personajes de primera magnitud política había yo visitado en mi vida, pero ninguno me causó tanta cortedad y sobresalto como don Antonio Cánovas del Castillo, por la idea que yo tenía de la excelsitud de su talento, por la leyenda de su desmedido orgullo y de las frases irónicas y mortificantes que usar solía.
¿Dónde está la que me dio el ser, la amiga de mi juventud, la mujer venerable cuyo influjo divino relevaba mi espíritu abatido descubriéndole un mundo nuevo de ideas y pensamientos sublimes? Ninguna de mis facultades quedaba inactiva en su presencia y siguiendo mi inteligencia progresivamente sus inspiraciones, se elevaba sin sentirlo hasta la excelsitud de mi razón abrazando en su vuelo sublime la inmensidad de la creación.
-¿Y cuándo predicamos en Palacio? -preguntó en tono de excelsitud el señor de Morales, ávido de cortar, con una proposición seria, aquel tema tan baladí.
de vuestra excelsitud, para que cante.
Así, sobre el conjunto de las historias gloriosas de los hombres, domina, como la paz de las alturas, la excelsitud de las ancianidades triunfales: la ancianidad de Epiménides, la ancianidad del Ticiano, la ancianidad de Humboldt, y más alto que todas, la ancianidad de Sófocles, cúspide de la más bella y armoniosa existencia en que encarnó la serenidad del alma antigua, y que, culminando a un tiempo en años y en genio, pone en labios de la vejez, de cuya poesía sabe, sus más líricos metros, que son la apoteosis de su tierra y su estirpe en el himno inmortal de los ancianos de Colona.
Pero si la ciencia, en Leonardo, es portentosa, y si su maestría en el complemento de la ciencia, en las artes de utilidad, fue, para su época, como don de magia, su excelsitud en el arte puro, en el arte de belleza, ¿qué término habrá que la califique?.
Cuando pones la proa visionaria hacia una estrella y tiendes el ala hacia tal excelsitud inasible, afanoso de perfección y rebelde a la mediocridad, llevas en ti el resorte misterioso de un Ideal.
Aun cuando interpreta erróneamente la perfección venidera, es ideal para quien cree sinceramente en su verdad o su excelsitud.
Si el ideal de la ciencia es la Verdad, de la moral el Bien y del arte la Belleza, formas preeminentes de toda excelsitud, no se concibe que puedan ser antagonistas.
Lo que yo afirmo es que hay prendas de entendimiento y de carácter, y obras humanas de tal excelsitud, que no miran al provecho, ni pueden ni deben pagarse: y condeno las ilusiones de los que poseen o creen poseer esas prendas y obrar esas obras, y piden la paga y se desesperan porque no la reciben.
Nosotros queremos que sea sentimiento vigoroso y sereno, pero avivado y nutrido por conciencia de valimiento, de dignidad, de excelsitud.
Para mí, por ejemplo, el mármol de Paros no adquiría pureza y excelsitud hasta considerarlo labrado por Fidias, el caolín era barro grosero, y sólo me enamoraba convertido en porcelana sajona, el zafiro había nacido para rodearse de brillantes y adornar un menudo dedo, el brillante, para temblar en un pelo negro, el basalto rosa, para que en él esculpiesen los egipcios el coloso de Ramsés, el ágata, para que Cellini excavase aquellas copas encantadoras en torno de las cuales retuerce su escamoso cuerpo una sirena de plata.

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