Ejemplos con estética

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Aunque al principio un número de aficionados y una amplia parte de la crítica criticaron su reducido control de la estética, más tarde demostró su personalidad y capacidad para hacer frente y dominar todas las suertes taurinas, incluso con las ganaderías más duras.
Admirado de los fragmentos de vasijas antiguas y otros enseres de altísima calidad estética, que encuentra casi en cada lugar donde excava en Mistol Paso, se figura que estos dibujos no podrían haber sido efectuados por salvajes crinados cubiertos con pluma de avestruz , como se describía por entonces a los nativos con desprecio.
Sus murales muestran una estética propagandística de un simbolismo grandilocuente con ribetes expresionistas.
Entre las aptitudes necesaria para ejercer el oficio de diseñador de modas figuran la creatividad y el sentido de la estética.
Le caracteriza la crueldad y cierto tono tétrico en el tratamiento de los motivos, su estética conjuga un Surrealismo de cuidada composición con una pincelada realista y el Expresionismo en los temas.
Heininen animaba a sus alumnos para que mirasen más allá de la estética conservadora y nacionalista finlandesa que prevalecía, y explorasen las obras de la vanguardia europea.
Su estética recuerda y continúa la del Veronés.
Todo el conjunto va profusamente decorado, destacando la cornisa con pinjantes y la pintura que recubre los elementos ornamentales, que refuerza su estética barroca.
Está realizada con mármoles de diversos colores, embutidos y taraceados, consiguiéndose una obra de gran prestancia, relacionada por su estética con Gómez de Sandoval.
En los reinos del arte se encuentran todos, y todo es legítimo como sea bello, sin pedantescas excomuniones, sin hablar de ideales que mueren ni de ideales que viven, y sin mezclar a la serena contemplación estética intereses ajenos y de ínfima valía, que sólo sirven para enturbiarla.
Dondequiera que el empuje de la voluntad humana se muestra, dondequiera que la , principal elemento artístico y quizá razón suprema de todos los grandes efectos de la poesía, llega a revestirse de la majestad solemne y serena o del poder avasallador y turbulento, la emoción estética se engendra necesariamente y obra con profundísima energía en el ánimo del contemplador, por avezado que esté a lo delicado y a lo tierno.
¿Quién no ha de sonreírse del candor mezclado de soberbia con que confunde a cada paso los términos de la ciencia y los del arte? ¿Quién podrá sufrir que, por todo sistema de estética, se nos dé un trozo de la de Claudio Bernard ? ¿Ni cómo llevar con paciencia el que unas veces se asimile el arte con una estadística y otras con una clínica, y se le dé, por única misión, el recoger y coordinar ?.
Racine, en estos dos versos, creyó ver un como remoto antecedente de la estética de Boileau, y tradujo, respectivamente: , y.
Pálida gloria será la de las épocas y las comuniones que menosprecian esa relación estética de su vida o de su propaganda.
Indudablemente, ninguno más seguro entre los resultados de la estética que el que nos enseña a distinguir en la esfera de lo relativo, lo bueno y lo verdadero de lo hermoso, y a aceptar la posibilidad de una belleza del mal y del error.
Abundan afirmaciones semejantes a estas de Renán, en la palabra de muchos de los más caracterizados representantes que los intereses de la cultura estética y la selección del espíritu tienen en el pensamiento contemporáneo.
A medida que la humanidad avance, se concebirá más claramente la ley moral como una estética de la conducta.
¡Y si viera usted qué cariño me ha tomado Ponce! Echamos largos párrafos sobre el arte realista, y el ideal, y la emoción estética, y cuanto yo digo, aunque sea un gran desatino, porque en mi vida las he visto más gordas, lo escucha como el Evangelio, y yo me doy con él un lustre que no hay más que ver.
En el largo trayecto de la Cava al cementerio, que era uno de los del Sur, Segismundo contó al buen Ponce todo lo que sabía de la historia de Fortunata, que no era poco, sin omitir lo último, que era sin duda lo mejor, a lo que dijo el eximio sentenciador de obras literarias, que había allí elementos para un drama o novela, aunque a su parecer, el tejido artístico no resultaría vistoso sino introduciendo ciertas urdimbres de todo punto necesarias para que la vulgaridad de la vida pudiese convertirse en materia estética.

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