Ejemplos con duermen

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En el episodio, los Simpson asisten a la iglesia y se duermen durante el sermón, dando origen a tres sueños diferentes basados en historias de la Biblia.
Si exceptuamos y el , todas las demás novelas de la serie de los duermen el sueño de los justos en los estantes de los libreros de acá y de allá.
A estas horas duermen Dios y los santos.
¡Vaya una familia! Eran gitanos como los que duermen debajo de los puentes.
Amorraba la cabeza entre los brazos cruzados sobre el mármol, y el dueño del establecimiento, mirándole con sorna, le decía: Aquí no se duermen monas.
Al punto hacian saber a su amo la presa del lobo, dábanle el pellejo y parte de la carne, y comíanse ellos lo mas y lo mejor: volvia a reñirles el señor, y volvia tambien el castigo de los perros: no habia lobos, menguaba el rebaño: quisiera yo descubrillo, hallábame mudo: todo lo cual me traia lleno de admiracion y de congoja: ¡Válame Dios! decia entre mí, ¿quién podrá remediar esta maldad? ¿quién será poderoso a dar a entender que la defensa ofende, que las centinelas duermen, que la confianza roba, y que el que os guarda os mata?.
Esta pobreza la padece por sus partes, ya en hambre, ya en frío, ya en desnudez, ya en todo junto, pero, con todo eso, no es tanta que no coma, aunque sea un poco más tarde de lo que se usa, aunque sea de las sobras de los ricos, que es la mayor miseria del estudiante éste que entre ellos llaman andar a la sopa, y no les falta algún ajeno brasero o chimenea, que, si no callenta, a lo menos entibie su frío, y, en fin, la noche duermen debajo de cubierta.
No des en eso, Altisidora amiga respondieron, que sin duda la duquesa y cuantos hay en esa casa duermen, si no es el señor de tu corazón y el despertador de tu alma, porque ahora sentí que abría la ventana de la reja de su estancia, y sin duda debe de estar despierto, canta, lastimada mía, en tono bajo y suave al son de tu arpa, y, cuando la duquesa nos sienta, le echaremos la culpa al calor que hace.

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