Ejemplos con duermo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Pero, al entreabrir los ojos, descubrió que un esclavo le robaba vino, así que gritó: ¡Desgraciado! ¿no sabes que duermo sólo para Mecenas?.
Non omnibus dormio: no duermo para todos.
*Duermo en la escuela, no tiene una construcción significativa,.
Por estos días duermo largamente y bien, y fumo incontables cigarrillos .
¡No me duermo yo sobre la paja!observó don Simón, queriendo decir un chiste.
Dormiré, si duermo, casi incorporado.
Ni tomo más alimento que jícaras de caldo y leche y alguna pequeña galleta, ni duermo más que algunos minutos, y estoy tan débil, que hace veintiséis días que no he puesto los pies en la calle, porque no puedo andar.
Es verdad que debiera hacer eso, hija mía pero ¿qué quieres? si me acuesto temprano no duermo Y luego no puedo resistir la tentación de ver estas caritas tan lindas.
Así como me ves, tan alegre, tan satisfecha de vivir, a ratos se me clava aquí en la frente el recuerdo de esa infeliz, y como mal y duermo peor, pensando que una criatura que al fin lleva mi sangre va perdida por el mundo, sirviendo de juguete a los hombres, sin que nadie la ampare, como si estuviera sola, como si no tuviese familia.
Pues qué, ¿me duermo yo en las pajas? Ya lo tengo todo concertado.
Todo está ya en regla, porque yo no me duermo.
Considérame: estoy muy acongojada, apenas duermo, y vivo en constante zozobra.
Yo toco el oro, yo veo los billetes de Banco, yo giro letras sobre las primeras casas de Europa, yo recorro mis fincas, yo taso mis coches, mis cuadros, mis muebles, mis libros, mis estátuas, mis caballos, mis músicos, mis bufones, mis caridades, mis placeres, todos mis gastos, yo soy rico, en fin, y pienso en lo que piensan los más opulentos, y duermo poco, como a ellos les acontece.
Yo no duermo nada, y sin embargo Pero es preciso vigilar más todavía y no perder de vista ni un momento a mi mujer, a mi tía, a Papitos Esta condenada Papitos es la que abre la puerta, y yo la voy a reventar.
No tengo más que una camisa, que Nicanora, naturalmente, me lava ciertas y determinadas noches mientras duermo, para ponérmela por la mañana pero no me importa.
¿Sabes lo que te digo? Que si me duermo, te tienes que estar aquí, de centinela, para cuidar de que no me destape.
La miro a usted porque me gusta mirarla Anoche y anteanoche, y todos los días desde aquel en que hablamos, la tengo a usted metidita dentro de mis ojos, la veo cuando duermo y cuando no duermo.
No duermo más que cuatro horas, pero van de un tirón.
Si le veo mañana, le doy un duro Vaya si se lo doy ¡Qué envidia le va a tener mi tía Guillermina! Volvámonos ahora para la pared, a ver si me duermo un poco.
No podrá usted meterle en la cabeza a esta gente la idea de que la persona que se pone a pegar gritos cuando yo escribo, o cuando pienso, o cuando duermo, me roba.
Cuando duermo algo, sueño que soy hombre, es decir, que la bestia me amarra, me azota y hace de mí lo que le da la gana ¡Infame carcelero!.
No lo hago, pero duermo tranquilo con la seguridad de que lo haría si quisiese.
—¡Á mí me da mucha lástima de él!—¡Dicen que ántes era más rico que nosotros y que la cama en que yo duermo ha sido suya!.
—¿Por qué pones esos ojos tan espantados? ¿Crees tú que yo me duermo en las pajas cuando se trata de tus menores caprichos?—Pues ¡sí! La señá María Josefa, que es una excelente mujer en medio de todo, sospecha que su hija te quiere, y se alegraria en el alma de que las historias de D.
—No duermo, respondió el caballero, ántes estoy tan despierto, y siento tanto vuestra desventura, que no sé si diga que en el mismo grado me aprieta y duele que a vos misma, y por esta causa el consejo que me pedís, no solo ha de parar en aconsejaros, sino en ayudaros con todo aquello que mis fuerzas alcanzaren, que puesto que en el modo que habeis tenido en contarme vuestro suceso, se ha mostrado el raro entendimiento de que sois dotada, y que conforme a esto os debió de engañar mas vuestra voluntad rendida que las persuasiones de Marco Antonio, todavía quiero tomar por disculpa de vuestro yerro vuestros pocos años, en los cuales no cabe tener esperiencia de los muchos engaños de los hombres: sosegad, señora, y dormid, si podeis, lo poco que debe de quedar de la noche, que en viniendo el dia nos aconsejaremos los dos y veremos qué salida se podrá dar a vuestro remedio.
Todas estas cosas, señora tia, ya me las sé yo de coro: tráigame otras nuevas que avisarme y advertirme, y déjelas para otra coyuntura, porque le hago saber que toda me duermo, y no estoy para poderla escuchar.
¡Válame Dios! ¿Qué es lo que veo? ¿Es posible que tengo en mis brazos al mi caro amigo, al mi buen vecino Sancho Panza? Sí tengo, sin duda, porque yo ni duermo, ni estoy ahora borracho.
Si tú, ¡oh Sancho!, quisieses hacer por mí lo que yo ahora te diré, serían mis alivios más ciertos y mis pesadumbres no tan grandes, y es que, mientras yo duermo, obedeciendo tus consejos, tú te desviases un poco lejos de aquí, y con las riendas de Rocinante, echando al aire tus carnes, te dieses trecientos o cuatrocientos azotes a buena cuenta de los tres mil y tantos que te has de dar por el desencanto de Dulcinea, que es lástima no pequeña que aquella pobre señora esté encantada por tu descuido y negligencia.
No entiendo eso replico Sancho, sólo entiendo que, en tanto que duermo, ni tengo temor, ni esperanza, ni trabajo ni gloria, y bien haya el que inventó el sueño, capa que cubre todos los humanos pensamientos, manjar que quita la hambre, agua que ahuyenta la sed, fuego que calienta el frío, frío que templa el ardor, y, finalmente, moneda general con que todas las cosas se compran, balanza y peso que iguala al pastor con el rey y al simple con el discreto.

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