Ejemplos con despavoridos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Sin embargo, al intentar decapitar la Virgen de las Arenas, no fueron capaces, por lo que lo interpretaron como una advertencia divina y huyeron despavoridos abandonando el pueblo.
Luego de que la última flecha del Elfo Silvano hubiera matado a un gran huargo, los pocos que sobrevivieron, huyeron despavoridos.
A su paso, los pobladores de la región huyen despavoridos ante la presencia del siniestro Ejército.
Salen despavoridos a la calle y ahí ven como la cabeza de la Estatua de la Libertad cae en mitad de la calle.
El duende se burla de los grandes, en las horas de oscurana entra en sus casas espanta las gallinas, azuza a los perros y deja caer tierra entre las mesas y platos, los asusta en el camino real solo por reírse de verlos correr despavoridos.
Los niños de seis a ocho años, en el fragor de la batalla, despavoridos, se agarraban a las piernas de los soldados brasileños, llorando que no los matasen.
el miedo al incendio a la vez que al derrumbe, se retiraron del muro huyendo despavoridos, y la poblacion en masa pidió a gritos que se enviaran parlamentarios para entregar la ciudad.
Abría los ojos despavoridos encima de aquella memoria incitante, y no sabía qué cosa le atraía más a la visión tentadora, si era el gozo de amarla o el quebranto de perderla.
Cuando éstos hablaban se estremecía el suelo, temblaba el aire, y los pobladores de la arboleda, cuervos y liebres, mariposas y hormigas, huían despavoridos para ocultarse, como si el mundo fuese a perecer en ruidosa convulsión.
Los pájaros, despavoridos, salían como flechas por los tragaluces del techo.
En la maleza adivinábase un misterioso rebullimiento de animales ocultos que escapaban despavoridos, tronchando ramas secas y haciendo llover hojas.
Como si el joven no hubiera comprendido al principio, o le pareciera haber comprendido mal, miraba a su interlocutor con ojos despavoridos, y en toda su actitud, en sus labios entreabiertos, en su respiración breve y precipitada, en el tembloroso ademán con que alzaba el brazo y se oprimía el pecho con la mano, se veía como si de repente hubiera sentido el corazón atravesado por un dolor agudísimo.
Los dos amantes se encontraban en la villa el día de la tragedia, y los gritos, del mismo Príncipe Zakunine, junto con la detonación del arma, hicieron acudir a los sirvientes despavoridos, a cuyos ojos apareció un tremendo espectáculo: la Condesa yacía exánime al pie de la cama, la sien derecha perforada por un proyectil, y un revólver cerca de su mano.
Vieron entonces Juan y su acompañante que del reducto bajaban despavoridos los bergantes que allí hacían un vil simulacro de defensa.
Salían hombres despavoridos en mitad del arroyo atravesados por las bayonetas, dentro de las casas veíanse mujeres desgreñadas debatiéndose entre los brazos de los asaltantes, arañándoles con una mano el rostro, mientras con la otra pugnaban por sostener sus ropas.
Una vez colocado el galán esquivo, Jenara le saludaría, llamándole a su palco para , y en el acto, con hábil maniobra, se efectuaría la tangencia de aquellos dos planetas de amor, que andaban despavoridos por los cielos buscando un punto en que juntar sus órbitas.
En todas direcciones huían los despavoridos borrachos, chillando como si los cargase un regimiento de caballería a galope: algunos tropezaban y caían de bruces, y la tralla del Tuerto se les enroscaba alrededor de los lomos, arrancándoles alaridos de dolor.
Cerrábanse puertas, se desocupaba a toda prisa la calle, hasta los perros huían azorados y despavoridos.
¿Quién resistiría sin temblar, el aspecto del formidable foróracos, ave de rapiña del tamaño de dos de los caballos actuales, si lo vieran elevarse en los aires, llevando entre sus garras un lagarto dinosaurio de veinte metros de largo, tapando con sus alas el sol, y con ellas, removiendo el aire en fragor de tempestad, mientras, despavoridos, huyeran y desaparecieran, en los profundos fangales, reptiles sin nombre, de repugnante enormidad, en hervidero pavoroso?.
Se cansaba de matar indios, sin que una gota de su sangre fuera vertida jamás, y pronto fue bastante que lo vieran ellos adelantarse, para disparar despavoridos, creyéndole hijo de Mandinga, cuando no era más que su ahijado.
Blandía su arma con tal destreza, y era tan horrible su aspecto, que al verle huían despavoridos sus contrarios.
Diezmados los suyos por los golpes enemigos, huían despavoridos, o eran víctimas del acero castellano.
Y así lo hicieron, y, despavoridos, fueron algunos vecinos bajando a la calle.
Como que no hay quien asista a los enfermos, y los sanos huyen despavoridos.
El perro gritón, al verlo, corrió hacia él, ladrando más fuerte que nunca, pero el ladrón levantó el palo y antes que lo hubiera dejado caer, el perro había disparado hasta el fondo del jardín, no con ladridos de guapo ya, sino con gritos agudos y despavoridos, como si estuviera herido de muerte.
Los Gold, pegados a la pared de la Aduana, no tuvieron ninguna salida, limitándose a dejar abrir el baúl y a contemplar ellos mismos, estupefactos y con ojos despavoridos, lo que traían dentro.
Cayó entre ambos la noticia como la guadaña de la muerte, y, yertos y despavoridos, alzáronse al punto de la mesa, abrigáronse mal y de prisa, y volaron al lado del enfermo.
-Lo que chanelan sus güesos, camará -digo yo, guiñándole un ojo a los que nos acompañan, que nos miran turulatos, boquiabiertos y casi, casi despavoridos.
A las palabras del doctor, al grito del padre, los criados huyeron despavoridos, profiriendo sordas imprecaciones.
Los edificios se lavan y se asean, el agua limpia las calles, los viandantes andan de prisa vestidos de fantasía, los carruajes se ponen en movimiento y van dando cabezadas a un lado y otro como quien opina de diferente modo, los carros de los vendedores atraviesan despavoridos las bocacalles provistos de su perro malhumorado, cuya misión es gruñir sin motivo a los que no piensan robar, los caballos trotan haciendo saltar chispas de diamante, las mujeres levantan coquetamente sus vestidos, y los célibes se paran en las esquinas esperando algo que no llega, hasta ver pasar a cuantas se avista en todas direcciones.

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