Ejemplos con desiertas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Aterrorizado en las calles desiertas.
Al virginiano y al ha sucedido, como tipo representativo, ese dominador de las ayer desiertas Praderas, refiriéndose al cual decía Michel Chevalier, hace medio siglo, que los últimos serían un día los primeros.
Había arrostrado el viaje por un océano de llanuras desiertas que se iba dilatando así como avanzaba la expedición, había dormido en ranchos cuyos techos derramaban insectos sanguinarios, había pasado a caballo por remolinos de tierra que la sacaban de la silla, había sufrido el tormento de la sed y del hambre en un extravío de ruta y pasado las noches a la intemperie, sin otra cama que el poncho y los arreos de la cabalgadura.
Algunas veces atravesaba la fila de piezas desiertas para pedir a Freya un informe, y ésta le seguía, dejando a su amante por unos momentos.
eran miles de cascos brillando al sol, miles de gruesas botas levantándose con mecánica rigidez todas a un tiempo, las trompetas cortas, los pífanos, los tamborcillos planos, conmoviendo el augusto silencio de la piedra, la marcha guerrera de sonando en las avenidas desiertas ante las casas cerradas.
Al principio se sintió desorientado en esta soledad, le causaron extrañeza las comidas en el restorán, las noches pasadas en unas habitaciones desiertas y enormes que guardaban aún las huellas de su familia.
Conoció el tormento del hambre como no lo había sufrido nunca en sus viajes por las llanuras desiertas, el hambre entre los hombres, en un país civilizado, llevando sobre su cuerpo un cinto lleno de oro, rodeado de tierras y edificios que eran suyos, pero de los que disponían otros que no se dignaban entenderle.
El automóvil aceleró su marcha por las amplias calles del ensanche, desiertas a aquellas horas, y paró con violenta rapidez entre los carruajes que estaban estacionados ante la iglesia del Sagrado Corazón, una obra prodigiosa de confitería arquitectónica, en la que el blanco de las ojivas se combinaba con el color rosa de los muros.
Pepeta pasó entre los obreros de los arrabales que llegaban con el saquito del almuerzo pendiente del cuello, se detuvo en el fielato de Consumos para tomar su resguardounas cuantas monedas que todos los días le dolían en el alma, y se metió por las desiertas calles, que animaba el cencerro de la con un badajeo de melodía bucólica, haciendo soñar a los adormecidos burgueses con verdes prados y escenas idílicas de pastores.
Las calles desiertas, obscuras, lóbregas, silenciosas.
Recorred ese día las calles de Villaverde y las veréis desiertas.

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