Ejemplos con descuidada

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Artesano que vivió en Benarés, predicó la unidad esencial de todas las religiones y fue crítico del hinduismo y el Islam, sobre sus ritos sin sentido y repetición descuidada.
Bajo algunas circunstancias, la masa de los quarks puede ser totalmente descuidada.
Casualmente, Spiderman la siguió por las calles porque creía que era muy descuidada por llevar joyas a la vista.
Los Teutul han elegido una indumentaria que suele permitir identificarlos fácilmente: Paul padre sus camisetas de tirantes, sus tatuajes y sus bigote, Paul hijo su gorra y sus gafas de sol y Mikey su melena un tanto descuidada y sus pantalones cortos.
Knocked Out Loaded fue un mal negocio, escribió Anthony DeCurtis para la revista musical Rolling Stone, porque su descuidada naturaleza sugiere que Dylan publicó este álbum no por no tener nada en particular que decir, sino para sacar partido de su nueva gira.
El rostro está rígido, los cabellos revueltos y sin peinar, lleva una barba descuidada y el cuello sucio.
Debido al trabajo pobre de policía y la actitud descuidada hacia los derechos civiles de sospechosos, el crimen fue atribuido a un joven negro, George Whitmore, después de obtener ilegalmente una confesión, la policía detuvo al sospechoso.
Jaime, desde su asiento, veía al vuelto de espaldas a él con descuidada confianza, como si ignorara su presencia y sólo le preocupase el examen de su trabajo.
Como ningún amoroso requiebro de Miranda vino a confirmar los dichos de las gentes, estaba Lucía descuidada y tranquila lo mismo que de costumbre.
Todos reían, encontrándolo bizarro é interesante, y esta alegría general la atizaba sacando a luz los tesoros líquidos que había amontonado en los viajes anteriores, bajo la administración descuidada y generosa de Ferragut.
Se mostraba tan cuidadosa de su persona y descuidada de las otras como siempre lo había sido.
Y ella, que era asaz descuidada en renovar sus vestidos, gustaba extremadamente de que su cuñado vistiese a la última moda, no consentía por ningún concepto, que anduviese un día siquiera con una bota picada o con la corbata sucia.
Floripond, el poderoso banquero, la fea, la huesuda, la descuidada, la envidiosa Iselda, había escondido, donde no pudiese ser hallado, su caja de lápices de dibujar: por supuesto, la caja no aparecía: ¡Allí todas las niñas tenían dinero para comprar sus cajas! ¡las únicas que no tenían dinero allí eran las tres del Valle! y las registraban, a las pobrecitas, que se dejaban registrar con la cara llena de lágrimas, y los brazos en cruz, cuando por fortuna la niña de otro banquero, menos rico que Mr.
Olía a juventud descuidada, a ropas mantenidas sobre la carne meses enteros.
Al final del último acto, cuando la heroína acabada de expirar en la escena, y Alfredo, su padre y el doctor entonaban el último terceto, una racha de viento colado pilló descuidada a la y le arrancó, después de difunta, un estrepitoso estornudo.
Una agricultura descuidada es para ella la única fuente de riqueza, gracias a las lluvias, que allí, como en Pluviosilla, no escasean.
Que un día la cogió descuidada y sola Bah, bah lo de siempre.
¿Y cómo evitar que del indicio de aquellas apretadas carnes y de aquel color admirable indujeran los parientes la certeza de una vida regalona, alegre y descuidada? Uno rato estuvo mi hombre discurriendo cómo probar que no es cosa del otro jueves que las personas afligidas engorden, y aún no había logrado construir su plan lógico, cuando llegó Juan Pablo, frotándose las manos, y dejando ver en su cara la satisfacción íntima que el simple hecho de entrar en el café le producía.
En París estaba Moreno, le vio y chitito callando se fue a Royan, sabiendo que me cogía sola y descuidada.
Pero muy descuidada habría de cogerme, porque le deshago yo de un par de porrazos Pero, ¿y si entra, se esconde, me acecha, y ¡pim!, me pega un tiro? No, yo tengo que estar con mucho cuidado.
Trajeron la leche, y cuando Encarnación se la servía a su ama, esta vio que habían caído dos moscas, le entró mucho asco y puso a la chiquilla como hoja de perejil, llamándola puerca y descuidada.
¿A que te lo atrapo? Cuando más descuidada estés.
Elías, un gentilísimo muchacho, blanco y sonrosado como el más vistoso amanecer, y alegre y retozon como una fierecilla descuidada.
De que seais mujer, no me lo podeis negar, pues por las ventanas de vuestras orejas se ve esta verdad bien clara, y habeis andado descuidada en no cerrar y disimular esos agujeros con alguna cera encarnada, que pudiera ser que otro tan curioso como yo y no tan honrado, sacara a luz lo que vos tan mal habeis sabido encubrir: digo que no dudeis de decirme quién sois, con presupuesto que os ofrezco mi ayuda, y os aseguro el secreto que quisiéredes que tenga.
—Dices muy bien, señora, respondió Ricardo, y agradézcote infinito el desengaño que me has dado, que le estimo en tanto como la merced que me haces en dejarme verte, y como tú dices, quizá la esperiencia te dará a entender cuán llana es mi condicion y cuán humilde, especialmente para adorarte, y sin que tú pusieras término ni raya a mi trato, fuera él tan honesto para contigo, que no acertaras a desearle mejor: en lo que toca a entretener al cadí, vive descuidada, haz tú lo mismo con Halima, y entiende, señora, que despues que te he visto ha nacido en mí una esperanza tal, que me asegura que presto hemos de alcanzar la libertad deseada: y con esto quédate a Dios, que otra vez te contaré los rodeos por donde la fortuna me trujo a este estado despues que de tí me aparté, o por mejor decir, me apartaron.
Era Rinconete, aunque muchacho, de muy buen entendimiento, y tenia un buen natural, y como habia andado con su padre en el ejercicio de las bulas, sabia algo de buen lenguaje, y dábale gran risa pensar en los vocablos que habia oido a Monipodio y a los demas de su compañía y bendita comunidad, y mas cuando por decir , habia dicho por modo de naufragio, y que sacaban el estupendo, por decir estipendio, de lo que se garbeaba, y cuando la Cariharta dijo que era Repolido como un marinero de Tarpeya y un tigre de Ocaña, por decir Hircania, con otras mil impertinencias: especialmente le cayó en gracia cuando dijo que el trabajo que habia pasado en ganar los veinte y cuatro reales, lo recebiese el cielo en descuento de sus pecados, y sobre todo le admiraba la seguridad que tenian y la confianza de irse al cielo con no faltar a sus devociones, estando tan llenos de hurtos, y de homicidios y ofensas de Dios: y reíase de la otra buena vieja de la Pipota, que dejaba la canasta de colar hurtada, guardada en su casa, y se iba a poner las candelillas de cera a las imágenes, y con ello pensaba irse al cielo calzada y vestida: no ménos le suspendia la obediencia y respeto que todos tenian a Monipodio, siendo un hombre bárbaro, rústico y desalmado: consideraba lo que habia leido en su libro de memoria, y los ejercicios en que todos se ocupaban: finalmente, exageraba cuán descuidada justicia habia en aquella tan famosa ciudad de Sevilla, pues casi al descubierto vivia en ella gente tan perniciosa y tan contraria a la misma naturaleza, y propuso en sí de aconsejar a su compañero no durase mucho en aquella vida tan perdida y tan mala, tan inquieta y tan libre y disoluta, pero con todo esto, llevado de sus pocos años y de su poca esperiencia, pasó con ella adelante algunos meses, en los cuales le sucedieron cosas que piden mas larga escritura, y así se deja para otra ocasion contar su vida y milagros, con los de su maestro Monipodio, y otros sucesos de aquellos de la infame academia, que todos serán de grande consideracion, y que podrán servir de ejemplo y aviso a los que los leyeren.
—¡Ay, señora de mi alma! ¿y todas esas cosas han pasado por vos, y estais aquí descuidada y a pierna tendida? Ó no teneis alma, o teneisla tan desmazalada que no siente.
-Suelen las fuerzas de amor sacar de quicio a las almas, tomando por instrumento la ociosidad descuidada.
Sucedió, pues, que, por la satisfación que Anselmo tenía de la bondad de Camila, vivía una vida contenta y descuidada, y Camila, de industria, hacía mal rostro a Lotario, porque Anselmo entendiese al revés de la voluntad que le tenía, y, para más confirmación de su hecho, pidió licencia Lotario para no venir a su casa, pues claramente se mostraba la pesadumbre que con su vista Camila recebía, mas el engañado Anselmo le dijo que en ninguna manera tal hiciese.
No hay duda deso replicó Anselmo, todo por apoyar y acreditar los pensamientos de Lotario con Camila, tan descuidada del artificio de Anselmo como ya enamorada de Lotario.

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