Ejemplos con confesionarios
Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.
Durante la visita ordenó construirla con áreas necesarias: una pieza al lado opuesto de la sacristía, con una sola puerta a la iglesia, que sirva para guardar los utensilios y reliquias, un baptisterio en cuadro con rejas de madera torneada, puerta y cerradura, una buena pila bautismal, una tinaja con agua pura y limpia, dos pilas de agua bendita, un retablo de escultura sencilla, un sagrario, un púlpito y dos confesionarios buenos con rejas estrechas.
Los confesionarios son de finales del siglo XIX a primeros del XX y se le atribuyen a los ebanistas Cabezón y Besga.
La misma tenía dos altares, a cada lado, una para la Virgen del Rosario y la otra para San Antonio, un pulpito y dos confesionarios.
Actualmente completan esta capilla, tres confesionarios.
Como curiosidad deben notarse los confesionarios: están resueltos mediante unas puertas con su rejilla, que se insertan en los propios retablos formando parte de los mismos una vez replegadas aquellas.
Generalmente se realiza en la oficina del pastor o en una casa de confesión, aunque en algunas iglesias se ha planteado la introducción de confesionarios.
A lo largo de la historia, también han recibido el nombre de cátedras los confesionarios, las sillas de coro y los púlpitos.
Los confesionarios pueden contarse dentro de las cátedras toda vez que antes del siglo XVI se reducían a un simple sillón con respaldo alto.
En las catacumbas hubo confesionarios idénticos a las cátedras episcopales pues no otra cosa parece que fueran los sillones sin forma presidencial situados en algunas criptas sobre todo los del cubículum del cementerio de Santa Inés.
En Valdelamusa se pueden ver antiguas minas, como la de Confesionarios, Aguas-Teñidas, o Lomero-Poyatos.
Se esculpieron, mayormente, imágenes religiosas, para embellecer los altares, en los que predominaba el dorado y la policroma, igualmente, otras estatuas de santos, como aquellas que adornan las fachadas de los templos, a la vez de altares, púlpitos y confesionarios.
Hacinaron bancos, túmulos y confesionarios, metieron mucha paja, y poco después las imágenes se veían envueltas en humo que no era de incienso.
Casi no se distinguían imágenes, confesionarios, puertas, pinturas, ni tapices, los bultos y las líneas, perdidos la forma y el contorno, estaban ofuscados por un fulgor que, a pesar de su intensidad, recordaba la palidez enfermiza y triste de la cera.
Muchos de los nuestros, que antes hacían fuego parapetados tras los altares y los confesionarios, corrieron a atacar a los franceses por la espalda, representando de este modo en miniatura la peripecia de una vasta acción campal, y trabose la contienda cuerpo a cuerpo a bayonetazos, a tiros y a golpes, según como cada cual cogía a su contrario.
