Ejemplos con confesonario

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La imagen de San Martin de la Ascensión y confesonario clásico.
A una mujer que, sin guardar cama, tiene algún impedimento físico para acudir al confesonario, la puede atender excepcionalmente en la sacristía o en una sala de visitas.
Así andando, despavorida entre la sombra, llegó a la parroquia de la aldea, y se arrodilló delante de un confesonario.
Como yo la mirase con sorpresa, al verla por primera vez en aquella guisa, ella, con sus graciosas despachaderas, me dijo: ¿Qué miras ahí, papanatas? ¿Es que nunca has visto una mujer en la cama y sin vestir? ¿O es que te parece mal que las viejas cuidemos de sostener y realzar los restos de belleza que nos quedan? Y no vayas a figurarte, ya que como cura serás malicioso, que sois como mulas resabiadas, y los resabios del mal pensar los habéis adquirido en el confesonario, en donde de la gente no aprendéis sino lo malo y lo feo, y eso que no os lo dicen todo, no vayas a figurarte que me pongo estos moños por vanidad, ¡a buena hora! Lo hago por decoro, y por algo más.
Todos los pecados, por monstruosos que sean, reciben absolución en el confesonario, pero la más mínima duda del confeso en materia de fe nos impide absolverlo.
Voy a contárselo a usted todo, como si estuviera en esa a sus pies en el confesonario.
¡Ah! bien, bien pero usted no está en peligro de muerte, gracias al Señor en San Sulpicio, confesonario de la derecha, entrando a sus órdenes siempre, señora mía.
De nuevo fijó en ella su mirada el jesuita, y prontamente, acercándose a su oído y silabeando como en el confesonario, murmuró:.
A la reunión de las señoras habían de asistir como directores é inspiradores el Padre Paulí, un jesuíta batallador, que estaba de moda en el púlpito y el confesonario, y Fermín Urquiola, que era su hombre de acción, mi brazo derecho , según decía aquel tribuno de la Compañía.
Y musitando sus latines, el Padre Paulí bendijo a la joven al través de la rejilla: después sacó la mano por el frente del confesonario para que se la besase.
La madre y la hija, al verse cerca del confesonario, con sólo dos penitentas por delante, abrieron sus libros de oraciones, y descansando las carnosidades de su cuerpo sobre las piernas dobladas, aguardaron con calma.
Las dos beatas se alejaron en busca de otro confesonario menos concurrido.
Pepita y su madre se arrodillaron cerca de un confesonario, el que más gente tenía formada ante sus rejillas.
Crees que vives fuera de esa influencia, porque no vas a misa, ni te tratas con curas, pero todo llegará, tú irás, y hasta es posible que te arrodilles ante algún confesonario de la iglesia de los jesuítas.
Detúvose el fugitivo un momento, turbado, con cierto pavor respetuoso, semejante al del profano que se encontrara de repente en el fondo de las catacumbas, en medio de los divinos oficios, a lo lejos, oíanse en la calle el vals de y los gritos de la canalla Dio entonces dos pasos a tientas, extendiendo el brazo para salir por la puerta de enfrente a la calle de la Montera, y tropezó con un confesonario arrimado a la pared de la derecha, abrióse al punto la puertecilla baja de delante y apareció una mano muy blanca pegada a una manga negra.
Y añadiéndole ridículos pormenores, contó la escena del confesonario en la iglesia del Carmen, guardándose muy bien de decir el verdadero motivo de su entrada en el templo: según él, habíale sido imposible el tránsito por la calle del Carmen, y atravesó por la iglesia para salir a la de la Montera.
Sobre el altar veíanse el ara rota, el tabernáculo hundido, y dos bellos ángeles, que a un lado y otro sostenían antes lámparas de plata, levantaban entonces sus manos vacías, crispadas, como anunciando la cólera del Señor A los pies de la capilla, sobre un confesonario destrozado y varios reclinatorios rotos, hallábanse amontonados trastos viejos, muebles inservibles y el armazón de un teatro en que había representado la condesa, tiempos atrás, unos famosos.
¡Pues me hace gracia! ¡Valiente paladín le ha salido a la Elvirita! ¿Y dónde han hecho ustedes su compadrazgo? Supongo que no será en el confesonario del padre Cifuentes.
¿Por quién me toma? Hágase usted cargo de que está en el confesonario.
Su monólogo era así: ¡Lo mismo que la otra, la del Espíritu Santo! Doña Mauricia, digo, Guillermina la Dura Quiere hacernos creer que es santa ¡buen peine está! Harta de retozar con los curas, se quiere hacer la obispa catoliquísima y meterse en el confesonario ¡Perdida, borrachona, hipocritona! púa de sacristía, amancebada con todos los clérigos con el Nuncio y con San José.
Nada, yo estoy satisfecho, y aunque creo que me lo merezco por mis estudios y por los servicios que he prestado en el confesonario, no he de tener orgullo, y desde ahora lo digo, me he de llevar bien con mis compañeros de cabildo esta es la cosa.
¡Si serían aquellos los brotes del amor por la hermosura del alma! Lo que más consolaba a Fortunata era la esperanza cada día más firme, porque el capellán se lo había dicho no pocas veces en el confesonario, de que cuando se casase y viviese santamente con su marido a la sombra de las leyes divinas y humanas, le había de amar, pero no así de cualquier modo, sino con verdadero calor y arranque del alma.
En el monte usáis trabuco, en poblado os valéis del confesonario.
Hace cinco años que practico el confesonario, y que las cazo al vuelo.
He visto mucho mundoafirmó Feijoo, con tolerancia de sacerdote hecho al confesonario.
Hábleme como si estuviésemos en el confesonario.
Aunque yo no soy un penitente que vengo a confesarme, exijo el mismo sigilo que si estuviese en el confesonario.
Pero los corazones que han nacido sin la seráfica limpieza que establece en la tierra un Limbo prematuro, cuiden bien de no inflamarse mucho con lo que ven en los retablos, en los coros, en los locutorios y en las sacristías, si antes no han elevado en su propia conciencia un altar, un púlpito y un confesonario.
-De veras que esto pasa de maldad: en veinte años de confesonario no he visto depravación igual.
Vivía entre el confesonario, el locutorio, la celda y la sacristía, hecha un santo de palo, con el cuello torcido, la mirada en el suelo, avinagrado el gesto, y la voz siempre clueca y comprimida.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba