Ejemplos con chirimbolos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

También se sustituyeron las farolas por otras con bombillas de bajo consumo y se retiraron las columnas informativas, conocidas popularmente como chirimbolos, instaladas por el Ayuntamiento a mediados de los años noventa por toda la ciudad y que habían provocado un fuerte rechazo entre la ciudadanía por su aspecto estético.
Araceli exhibía estos chirimbolos a las visitas con singular complacencia.
Sólo cuando yo insisto con empeño, se decide ¡pero de tan mala gana! con una cara tan estirada, que estuve tentado a tirarle a ella todos los chirimbolos.
A ratos se entretenía con los chirimbolos de su investidura episcopal, báculo, pectoral y anillo.
Piensas que este trabajo de la tornería, esto de hacer bagatelas y chirimbolos, no es para ti.
Ya parecerá -dije a mi escudero-, debajo de alguna mesa, o embutido dentro de un armario donde los masones guarden los trastos y chirimbolos de sus ritos.
¡Ah, si toda la nación les imitase! En otros tiempos no existían los chirimbolos de la ciencia, y España era más dichosa.
El suspiro, el quejido, el deseo, la languidez, las auras embalsamadas, las noches voluptuosas, los sueños de dicha y placer, eran los chirimbolos con que jugaban constantemente los enamorados y los poetas.
En las alacenas donde no había nada que comer, mil chirimbolos de loza y lata, que fueron en sus buenos tiempos bandejas, escudillas, soperas y jarros, aguardaban los manjares a que los destinó el artífice, y los muebles desvencijados que apenas servían para arder en una hoguera de invierno, adquirieron inusitado lustre con el tormento de los diarios lavatorios y friegas a que la diligente muchacha los sujetaba.
Hija mía, hay que juzgar las cosas con detenimiento, examinar las circunstancias ver el medio ambiente dijo Santa Cruz preparando todos los chirimbolos de esa dialéctica convencional con la cual se prueba todo lo que se quiere.
Piensas que este trabajo de la tornería, esto de hacer bagatelas y chirimbolos, no es para ti.
chirimbolos extravagantes, ni las colecciones de armas y de.
anticuallas y más chirimbolos, métete hasta las narices.
Desenvainando los no menos infalibles chirimbolos de bruñido acero, exclamó que de poco servía haber eliminado la imaginación y la razón, en verdad funestísimas, si dejaban persistir sus huellas y la reminiscencia de sus funciones en la maldita memoria, causa de todas nuestras penas y berrinches.
Después pasé la vista por todos y cada uno de los innumerables e inconexos trastos, enseres y chirimbolos que había en aquel recinto, y hasta me interesaron dos ollones y tres cazuelas de barro, cuyas coberteras temblaban entre espumarajos al impulso de lo que hervía debajo de ellas, arrimados a la lumbre y calzados con sendos morrillos por detrás, por último, y cuando ya nada tenía que examinar en la cocina y sus accesorios, fijé toda mi atención en mi tío, que andaba a mi vera, o tan frontero a mí como se lo permitía la fogata que ambos teníamos delante, buscándome la palabra y colmándome de atenciones cariñosas.
Entre el viaje, el traje, los teatros, los quince días de fonda, las camisas y todos estos chirimbolos, los coches de alquiler y los gastos de café y.
Enseguida se fue el general, reconociendo en su interior que lo más atinado era irse, suspirando por las edades prehistóricas, o ya que no, por los siglos bárbaros, y renegando de lo que llaman conveniencias sociales, que no le habían consentido desahogarse, cuando no diciendo cuatro frescas a Costancita, porque no era él muy listo de lengua, rompiendo en la cabeza del doctor la mitad de los chirimbolos y baratijas que había en aquel boudoir, que tan de veras merecía entonces su nombre, con arreglo a la etimología.
En seguida uno de los montoneros, que era rapista, sacó navaja y demás chirimbolos, y afeitó a los prisioneros la patilla derecha y el mostacho izquierdo, dejándolos luego en libertad para ir al dar aviso a sus jefes de que la caballada del ejército se había hecho humo.
Los jueces de nuestra era republicana tienen asegurado sitio en el cielo por su paciencia para habérselas, de enero a enero, con esos chirimbolos que litigan por una coma mal puesta.
A ratos se entretenía con los chirimbolos de su investidura episcopal, báculo, pectoral y anillo.
Isidoro se trajo todo el dinero que tenía y no pequeña parte de los preciosos chirimbolos, joyas y antiguallas de su bazar.
En vista de este crecimiento del familiaje, pensaba añadir a su tráfico el de devocionarios, florilegios, novenas, cilicios, recordatorios de difuntos, estampitas de todos los santos del cielo, escapularios y demás chirimbolos pertinentes a la santa Religión.
El viento la obliga, cuando menos se piensa, a meterse sus chirimbolos en los bolsillos, o a sujetarlos fuera con esos apretados nudos que sólo saben hacer los marineros.
Pobre y casera es esta revolución, que no mudará más que los externos chirimbolos de la existencia, y sólo pondrá la mano en el figurón nacional, en el cartón de su rostro, en sus afeites y postizos, sin atreverse a tocar ni con un dedo la figura real que el maniquí representa y suple a los ojos de la ciega muchedumbre.
«Ya parecerá -dije a mi escudero-, debajo de alguna mesa, o embutido dentro de un armario donde los masones guarden los trastos y chirimbolos de sus ritos.
«¿Qué me importa que ese gandumbas indecente me haya llevado todo lo que había en casa, trebejos, trapos y chirimbolos, si te tengo a ti? Por la puerta por donde salieron los trastos entraste tú.
Los chirimbolos del culto, cruces parroquiales, ciriales, arañas, candelabros, dalmáticas, paños, no se alquilan por más de tres pesos pieza, pero son derechos de fábrica que aprovecha la mayordomía y no el cura.
Los reyes también, a unos se les arrancó la corona con cabeza y todo, a otros se les destituyó, enviándolos en un fiacre a la frontera, a otros se les jubiló, es decir, se les permitió guardar ciertos arneses y chirimbolos de su antiguo cargo, asistir a ciertas ceremonias, cobrar su sueldo, ¡y hasta opinar!, con tal que fuese moderadamente.
Para que nada faltase, había teatros con decoraciones de palacios y jardines, y cómicos en actitud de soltar el latiguillo, había sacerdotes con sábana blanca y sombreros deformes, bueyes de la ganadería de Apis, pitos adornados con flores del Loto, sacerdotisas en paños menores, y militares guapísimos con armaduras, capacetes, cruces y calvarios, y cuantos chirimbolos ofensivos y defensivos ha inventado para recreo de grandes, medianos y pequeños, el arte militar de todos los siglos.
Ambos chirimbolos pertenecían indudablemente a un caballero normando de los que fueron a la costa de Massachussets y «celebraron» con los indígenas algunas interviews.

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