Ejemplos con cebaba

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Así, la estrategia de Mao y sus seguidores eludía el ataque directo a Liu Shaoqi y Deng Xiaoping y se cebaba en quienes los apoyaban.
Y para que los aguaceros no se lo apagasen hizo una choza de las mayores conchas que tenía de las tortugas que había muerto, y con grandísima vigilancia cebaba el fuego porque no se le fuese de las manos.
Sin embargo, esto no sería suficiente para detener la guerra de exterminio que se cebaba sobre las comunidades indígenas pertenecientes a los municipios autónomos zapatistas.
Entonces, semiaturdido, solicitando al sueño por las exigencias de su naturaleza hercúlea y de su espesa sangre, cogía el señor Joaquín la maquinilla, cebaba con alcohol el depósito, prendía fuego, y presto salía del pico de hojalata negro y humeante río de café, cuyas ondas a la vez calentaban, despejaban la cabeza y con la leve fiebre y el grato amargor, dejaban apto al coloso para velar y trabajar, sacar sus cuentas y pesar y vender sus artículos.
Pues el muy marrajo, para dar gusto al Gobierno, se cebaba en los que caían en su mano, por mor del conspirar y de la política.
El sueño se cebaba de tal modo en aquel cuerpo, por las exigencias de la reparación orgánica, que el despertar del estudiante era obra de romanos y una de las cosas en que más energía y constancia desplegaba doña Lupe.
Mientras se hacía, habiendo calentado agua en un verbo, se cebaba mate y se daban sendas cabeceadas.
Sobre las rodillas del hosco sargento, una china cebaba mate, con sumiso ofrecimiento de esclava en celo, mientras unos diez entrerrianos comentaban, en guaraní, las clavadas de dos taberos de lay.
Mas el chico, legañoso, de sucísimos dientes, una perrita negra e indecentemente gorda en una verde envolvía cinta, y un pan de medio as ponía sobre el lecho, y, aunque con náuseas ella rehusaba, la cebaba.
Sabía de antes el camino y lo encontré a don Leandro como cuando le cebaba mate.
Y me cebaba en cada tirón, haciendo temblequear la jeta de mi víctima, tal como lo había visto hacer a los otros.
Pasaba los días trenzando bozales y riendas, cortaba leña en el corral, ayudaba a don Pedro a carnear o a curar las ovejas, prendía el fuego para la señora, cebaba mate, y también dormía, comía, criaba panza.
Cuantas noticias me había anticipado Matica referentes a aquella casa eran la pura verdad: los libros y los folletos andaban en ella por los suelos, y de periódicos nada se diga, porque cambiaban con El Clarín casi todos los de España y muchos extranjeros, así es que me faltaba tiempo para engullir fárrago y más fárrago, pues es de notarse que mi voracidad era tanto más insaciable cuanto mayor era el acopio en que se cebaba.
Y lo más raro fue que mi crítica implacable se cebaba en aquello que más admiraban mis ojos y que traía a mi espíritu tan risueñas esperanzas.
Pues el muy marrajo, para dar gusto al Gobierno, se cebaba en los que caían en su mano, por amor del conspirar y de la política.
Segura de que no había de pasarle nada, la mujer Schloegel era una hiena que se cebaba en el despojo de un marido que no tenía voluntad propia.
Justamente el señor de Bembibre se alejaba del Bierzo cuando la fiebre se cebaba en doña Beatriz con terrible saña, y la infeliz le llamaba a gritos en medio de su delirio.
Mientras hacía fuego, calentaba agua y lo cebaba, pasé revista de impresiones nocturnas.

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