Ejemplos con cebada

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Pues yo lo sentiría, porque el hombre está ya demasiado contrito de trabajo, y aunque con ello tendría una más inflas, y podría ir a palacio como a su casa, la salud es lo primero, doña Regustiana, que a perro ladrador, la cebada al rabo.
Ella entendía en el gasto diario, vigilaba la cocina y tenía las llaves de la despensa, de la repostería, de la candiotera, de las cuatro bodegas de vino, aceite, aguardiente y vinagre, y de los desvanes o graneros, donde siempre había trigo, cebada, arvejones, yeros, matalahúga y otras semillas.
Ya que no podías tener un tronco, carretela y berlina, como en otra época, vendiste un campo para comprar la galerita y el caballo y mantener a ese bigardón, hijo de la tía Quica, que os roba la cebada y las algarrobas.
Ya iba a la plaza de la Cebada en busca de alguna hortaliza temprana, ya a la Cava Baja a entenderse con los ordinarios que traían encargos, o bien a Maravillas, donde vivían la planchadora y la encajera de la casa.
Metiose en un negocio de pescado, uniéndose a cierto individuo que lo recibía en comisión para venderlo al por mayor por seretas de fresco y barriles de escabeche en la misma estación o en la plaza de la Cebada, pero en los primeros meses surgieron tales desavenencias con el socio, que Juan Pablo abandonó la pesca y se dedicó a viajante de comercio.
Oyoles la conversación sin aparentar oírla, aunque nada interesante tenía para él, pues versó sobre si la Villa iba a suprimir tantas y tantas mulas del ramo de jardines y paseos para repartirse la cebada entre los concejales.
—No se fatigue, señor huésped, déme el libro de la cuenta, que los dias que hubiere de estar aquí yo la tendré tan buena en dar la cebada y paja que pidieren, que no eche ménos al mozo que dice que se le ha ido.
Sucedió pues que Tomas, llevado de sus pensamientos, y de la comodidad que le daba la soledad de las fiestas, habia compuesto en algunas unos versos amorosos, y escrítolos en el mismo libro do tenia la cuenta de la cebada, con intencion de sacarlos aparte en limpio, y romper o borrar aquellas hojas, pero ántes que esto hiciese, estando él fuera de casa, habiéndose dejado el libro sobre el cajon de la cebada, le tomó su amo, y abriéndole para ver cómo estaba la cuenta, dió con los versos, que leidos le turbaron y sobresaltaron.
Fuése con ellos a su mujer, y ántes que se los leyese, llamó a Costanza, y con grandes encarecimientos mezclados con amenazas, le dijo le dijese si Tomas Pedro el mozo de la cebada le habia dicho algun requiebro, o alguna palabra descompuesta o que diese indicio de tenerla aficion.
—No sé qué me diga desto, habréis de saber, señora, que Tomas tiene escritas en este libro de la cebada unas coplas, que me ponen mala espina que está enamorado de Costancica.
Y así lo hizo, ahechándole la cebada y limpiando el pesebre, humildad que obligó al hombre a contarle con buena voluntad lo que le pedía, y, sentándose en un poyo y don Quijote junto a él, teniendo por senado y auditorio al primo, al paje, a Sancho Panza y al ventero, comenzó a decir desta manera:.

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