Ejemplos con bocamangas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los faldones y bocamangas presentan estilizados roleos, que se disponen ateniéndose a un solo eje central de simetría.
Los nazarenos visten traje compuesto de túnica de paño negro con bocamangas de raso color cardenal, cíngulo de cordón trenzado negro y cardenal, capa de raso de color cardenal y capirucho de raso negro.
El extraordinario y creciente uso que se hacía de estas manufacturas en los siglos XVI y XVII para golas o gorgueras, cuellos, vuelillos en las bocamangas, cortinajes, etc.
Capillo y bocamangas de raso azul celeste, cíngulo del mismo color con las caídas hacia la izquierda y emblema bordado en oro y fondo azul celeste sobre el corazón.
Los Secretarios Judiciales de primera y segunda categorías usarán vuelillos en las bocamangas de la toga.
Conde de Romanones y llamados los componentes de la misma por extensión Romanones que llevaban un uniforme compuesto de guerrera cruzada y pantalón en color azul marino con las bocamangas de la guerrera en verde, tocados de gorro colonial igual al que aún usan los policías ingleses, y armados con un gran sable a la cintura.
El padre admiró el pequeño retazo de oro en las bocamangas del capotón gris con los faldones abrochados atrás, examinando después el casco azul obscuro de bordes planos adoptado por los franceses para la guerra de trincheras.
Precedidos por un hombre rubio y flemático con galones plateados en las bocamangas y la gorra, iban los tres visitantes por entre las máquinas enclavadas en el fondo de este espacio cuadrangular.
Al quitarse el chaleco, salían de las boca-mangas los hombros, como alones de un ave flaca que no tiene nada que comer.
Gruesos botones de muletilla, tambien de plata, orlaban hasta cerca del codo las boca-mangas de la chaqueta y servian de botonadura al chaleco.
Al acordarme de Amaranta, me parece que los encajes negros de una voluminosa mantilla, prendida entre los dientes de la más fastuosa peineta, dejan ver por entre sus mil recortes e intersticios el brillo de un raso carmesí, que en los hombros y en las bocamangas vuelve a perderse entre la negra espuma de otros encajes, bolillos y alamares.
Ya cogía Uribe una solapa con la mano derecha, la sacudía y atraía a sí, a tiempo que con la izquierda abierta comprimía los pliegues de la camisa del oficial por el pecho y el costado, ya mataba las ondas de la espalda, de los hombros para el centro, ya con el jabón de piedra trazaba crucetas a lo largo de las costuras de los costados, ya, en fin, metía las tijeras por la orilla del cuello y de las boca-mangas y sisaba el paño adherido por los hilvanes de hilo blanco a las entretelas de cañamazo.
Yo me había hecho a la entrada de invierno elegante ropita para andar por el mundo: pantalones de última moda, chalecos vistosos, levita inglesa y un gabán con forros de seda y cuello y bocamangas de piel, que quitaba el sentido.
Llevaba toda la barba, que me había dejado crecer durante mi reclusión, holgado cuello de camisa con corbata suelta al desgaire, descomunal cuchillo de monte a la cintura, oculto a medias por la entreabierta tuina de dril, de color ceniza, y sobre cuyas bocamangas brillaban los dobles galones de comandante de barricada, tenía en la diestra un enorme chambergo gris con escarapela, y aún ostentaba mi rostro las huellas del sol abrasador de aquellos días de encarnizada lucha.
Recuerdo que vestía un velludo déshabillé con alamares de madreperla y bocamangas de nutria, especializando su cromo del rastaquouère, que por distraerse puede permitirse la libertad de conversar con un pobre diablo.
Sin cuidarse por las bocamangas del gabán que se le llenaban de tierra blanca, destapó el cajón.

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