Ejemplos con bocanada

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Mulder: Pensaba que podríamos al menos permitirnos rememorar, dice, con una bocanada de humo.
Esta canción no tuvo su producción como las demás canciones de Bocanada, las cuáles fueron producidas en la Casa submarina de Buenos Aires.
La canción Río Babel es más corta en el video que en el disco original, Bocanada.
Su obra para adultos está planteada en un lenguaje claro y transparente que siente como una bocanada de aire fresco para los lectores.
Por la puerta entreabierta llegaba hasta Jaime una densa bocanada de respiraciones ardorosas, de sudor y ropas burdas.
Luego, recobrando su gravedad y reclinándose en su asiento, mientras lanzaba una bocanada de humo, añadió el :.
A veces, contrastando con el tufo penetrante del carbón de piedra, venía una bocanada del agreste perfume de los encinares y las praderías, extendidas a uno y otro lado del tren.
Y después que daba la vuelta a la esquina, todavía contemplaba, hasta que se disipaba en el aire, la última bocanada de humo que había soltado.
Y ni aun don Víctor cabe llamarle, sino uno de esos viejos tan viejos que si dicen alguna vez: parece que abren un cuarto oscuro del que sale una bocanada de aire húmedo.
Cada vez que pasaba por encima de una de las zanjas, una bocanada de fuego subía por sus piernas hasta la cruz de los pantalones.
De vez en cuando se abrían las cancelas de la catedral, esparciendo en el jardín y las Claverías una bocanada de aire cargada de incienso, de rugidos de órgano y voces graves que cantaban palabras latinas prolongando solemnemente las sílabas.
¿Cómo había de contestarle si estaba en el campo de Calatrava? El hondo suspiro que exhaló, azotando el rostro de su marido con una bocanada de aire, fue como aviso de que ya venía de vuelta.
De vez en cuando, abriéndose las mamparas cubiertas de anuncios religiosos, esparcíase en el ambiente cálido de la plaza una fresca bocanada de incienso, semejante a la respiración húmeda de un lugar subterráneo.
Otros dos o tres vigorosísimos que dio Germán con todo su cuerpo sobre una de las hojas hicieron girar a esta lentamente, dejando escapar una bocanada de viento húmedo: el interior estaba oscuro.
Y abriendo violentamente la puerta una gran bocanada de aire ensordeció sus oídos con el vals de , apagando por completo el dulce silbo del cielo, el piadoso clamor de la misericordia:.
Pues bien: en esos días tentadores, persuadidos por esas músicas, embriagados con esos aromas, desvanecidos en ese aire voluptuoso, los adolescentes que no han amado todavía sentirán escaparse de su corazón la primera bocanada de fuego, notarán que serpea por sus venas una sangre más activa, verán en el aire luces de colores, y llorarán sin saber por qué.
Con la primera bocanada de humo azuloso y acre que sacó del cigarro, se puso en pie y, seguido del Mayordomo, se entró en el escritorio, tan callado como cuando salió de él, una hora antes, para sentarse a la mesa del almuerzo.
El señor, contra las presunciones del granuja, pasó de largo, echándole una bocanada de humo de su grueso cigarro.
-Me parece que tienes razón, perro viejo -me contestó-, vamos a tener una bocanada de aire.
El que cambiara una bocanada de aire por aquello que pasa allá abajo, no saldría perdiendo, a buen seguro.
-Es que los que viajan -dijo Alberto arrojando flemáticamente una bocanada de humo hacia el techo, y balanceándose sobre las patas traseras de su silla-, son solamente los necios y los locos como yo, pues las personas sensatas no abandonan su habitación en la calle de Helder, el paseo Gand y el café de París.
Pienso que es un hombre encantador, que hace los honores de su casa a las mil maravillas, que ha visto mucho, que ha estudiado mucho, reflexionado mucho, que es como Bruto de la escuela estoica, y sobre todo -añadió lanzando una bocanada de humo que subió en forma de espiral hacia el techo-, que posee excelentes cigarros.
En el instante en que abrió la puerta, una bocanada de viento entró por ella violentamente, y poco faltó para que apagase la lámpara.
Pero en este momento, como para desmentirle, un trueno terrible estremeció la casa y una bocanada de viento mezclada de lluvia entró y apagó la lámpara.
La puerta del camarote cayó, dando paso, entre una bocanada de fuego, a un hombre que llevaba en uno de sus brazos el cuerpo inerte de una mujer desmayada y que tomándome a mí en el otro, arrancome a las voraces llamas del incendio que devoraba el buque.
abrieron la puerta, pero fue para retroceder ante la bocanada de humo cargada de chispas que se esparció por la calle.
Aquel invernadero natural, aquella primera traición hecha, bajo el amparo de Sierra Nevada, a los vientos del Norte, a la altura sobre el nivel del mar y a la tiranía del Almanaque, aquella primera bocanada de aire tibio del mediodía, cuajada y convertida allí en flores y frutos de otras regiones, aquel paréntesis de amenidad, aquel escondite de primavera, llámase la Fuensanta del Valle.
A ratos aparecen aún, como clavados en el cielo, los palos de un buque y ennegrece la niebla con un chorro de humo una bocanada de vapor.
Trini se arrebujó en el mantón, una bocanada de aire frío habíale hecho estremecer, y sus dientes castañetearon, no obstante, no se atrevió a cerrar la ventana, podía rendirse al sueño, y si llegaba Antonio y la cogía dormida era muy capaz de coger el portante, como en la noche anterior, y marcharse a pasarla con aquella mala hembra que trabajaba por arrebatárselo y que empezaba a conseguirlo, apenas si ya Antonio tenía para ella una frase cariñosa, una de aquellas miradas enloquecedoras, una de aquellas sonrisas con que había conseguido hacerla abandonar su rincón, embellecido por todo cuanto puede hacer grato el vivir de las clases humildes, por aquella sala de tres metros en cuadro, combatida por la humedad y sin más mobiliario que el lecho, una mesa de pino, un baúl, cuatro sillas y cuatro cuadros, todo adquirido de lance en el baratillo de Curro, amueblador de los hogares miserables.
Dicho que hubo esto, se alzó entre las llamas una bocanada de humo, en la que la bella Hechicera desapareció.

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