Ejemplos con blasfemia

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En el Apocalipsis de San Juan, la blasfemia es el signo de los tiempos finales, el lenguaje común de los enemigos de Cristo, todos los mártires tienen un a modo de especialidad vinculada, unos contra la herejía, otros por el hecho de ser sacerdotes o creyentes, otros por la confesión de Cristo, en el caso de Fray Antonio, es contra la blasfemia, pero no la trivial que puede oirse cotidianamente en cualquier lugar, sino contra la blasfemia esencial, que es la que representa el conjunto de la acción humana, levantada en afirmación de sí misma, contra el Creador y Jesucristo.
Sin embargo en muchos países todavía negar la existencia de dios se castiga como un delito de blasfemia, aunque tales leyes están en contra de la libertad de creencias proclamada en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Finalmente es detenido y condenado a muerte por blasfemia, por afirmar ser hijo de Dios.
Por ello el golem pasa a convertirse en la creación de místicos ambiciosos que inevitablemente serían castigados por su blasfemia, muy similares al Frankenstein de Mary Shelley y al homúnculo alquímico.
Según los testimonios del Nuevo Testamento, las autoridades judías en Judea acusaron a Jesús de blasfemia y buscaron su ejecución.
Las delicias de la herejía sucedieron a las angustias de la blasfemia.
Carlile fue juzgado culpable de blasfemia y condenado a un año de prisión, pero en vez de eso pasó seis años en ella, porque se negó a las condiciones legales en relación a su liberación.
Como señala Joss Marsh en su estudio de la blasfemia en el siglo XIX, en estos juicios, se reconfiguró el inglés llano como algo 'abusivo' y 'escandaloso' de sí mismo.
Testigos voluntarios acusados de blasfemia y creyentes clandestinos, descubiertos o denunciados, derramaron su sangre como testimonio de fe inconmovible.
Previendo el carácter polémico del libro, Allegro acudió para publicarlo a la isla de Man, cuyo sistema legal, a diferencia del británico, no consideraba delito la blasfemia.
También son famosos por cantar canciones polémicas que impliquen la bestialidad, la prostitución y la blasfemia.
En el cristianismo, el nombre de Dios no ha de ser usado en vano , lo cual normalmente se interpreta en el sentido de que es una blasfemia maldecir haciendo referencia a Dios.
y añade que en un juicio que tuviera que ver con una acusación de blasfemia, se usaba un nombre sustitutivo hasta haber oído todos los hechos, luego se le pedía en privado al testigo de cargo: Di, ¿qué oíste de modo explícito? , y se empleaba, como es lógico, el Nombre divino.
Por ejemplo, la blasfemia no está tipificada como delito en la mayoría de los países.
Fueron conminados a proclamar viva Rusia, viva la República, viva el comunismo libertario lo que ellos hicieron, aunque forzados, pero cuando se les exigió la blasfemia que equivalía a renegar de Dios, ninguno de ellos lo hizo.
Entran a combatir la mayoría de veces usando Blasfemia, y continúan con un Azote sacrílego o Martillo del Caos de tanto en tanto, dependiendo del alineamiento de sus oponentes.
¡Qué barbaridad! Pues, ¿qué? ¿No se usan todavía en nuestra península almadreñas, zuecos, abarcas y las asquerosas alpargatas? ¡Qué poco dice esto en pro de la cultura de los españoles, y cuánto de su salvajismo! Para mí la alpargata es un insulto a la divinidad, una blasfemia, porque es negar y desconocer la obra más perfecta de Dios, o sea el pie humano.
De los cuernos pendían diez diademas, y en cada una de las siete cabezas llevaba escrita una blasfemia.
Para que transcribiera semejantes palabras, cada una de las cuales debía ofenderla como un insulto y espantarla como una blasfemia, para que reconociera que Zakunine tenía razón, era preciso que la infeliz se condenara sin ninguna excusa, que se juzgase perdida sin la menor esperanza.
Diógenes dio una gran voz, un grito doloroso, como si acabara de pronunciar una blasfemia, quiso arrojarse de la cama, incorporarse siquiera, y le faltaron las fuerzas, cayendo pesadamente, levantando los brazos, agitando las manos, lanzando bramidos ininteligibles, extraños balbuceos que parecían retratar la emoción de una fiera agonizando en su caverna.
Desviando entonces los brazos, apretando los puños, soltó una blasfemia, que hubiera horrorizado más a Julián si no supiese, desde aquella tarde misma, que acaso tenía ante sí a un padre que acababa de herir a su hijo.
Una sensación, por mitad indignación y repugnancia, estremeció el alma del cura, y como el mal no engendra sino males, sus labios murmuraron involuntariamente esta blasfemia:.
Nunca había yo llegado a concebir tanto dolor y tanta resignación: nunca una agonía tan lenta, nunca un sufrimiento tan agudo, soportado, apurado, dominado con tanto valor: en Amparo no había esa expresión de disgusto, de rabia, de lucha impotente, expresión de ángel rebelde y condenado, que es una blasfemia muda, una blasfemia en imagen.
Y suponed que cuando acabéis de pronunciar esa blasfemia aparece de repente el sol en una explosión de luz y de armonía: que lleváis una mano a vuestros ojos que se deslumbran, y otra sobre vuestro corazón que se enternece lleno de una nueva vida, y que cuando volveis a abrir los ojos os encontráis de nuevo en las tinieblas, enardecido por el próximo y candente recuerdo de la luz divina que os ha deslumbrado, de la armonía de los cielos que ha reanimado vuestro ser y después de haber supuesto esto suponed vuestra desesperación, vuestro dolor.
Y después de haber pronunciado con acento de blasfemia su última palabra, se bebió de un trago una copa de aguardiente.
Por el Dios que me sustenta dijo don Quijote, que si no fueras mi sobrina derechamente, como hija de mi misma hermana, que había de hacer un tal castigo en ti, por la blasfemia que has dicho, que sonara por todo el mundo.
A fe, Sancho respondió don Quijote, que si tú supieras, como yo lo sé, cuán honrada y cuán principal señora era la reina Madásima, yo sé que dijeras que tuve mucha paciencia, pues no quebré la boca por donde tales blasfemias salieron, porque es muy gran blasfemia decir ni pensar que una reina esté amancebada con un cirujano.
Pero vosotros pagaréis la grande blasfemia que habéis dicho contra tamaña beldad como es la de mi señora.

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