Ejemplos con blasfemos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Las letras de Vital Remains son casi por completo anti-religiosas, con influencias en el Satanismo, el Apocalipsis, y temas altamente Blasfemos.
La lapidación estaba también en uso entre ellos y era el suplicio de los blasfemos.
Bajo su mando, el Protectorado defendió la libertad de culto y conciencia, pero permitió que los blasfemos fueran torturados además de perseguir cruelmente a los católicos.
Alude también García Tortosa a los contenidos pornográficos y blasfemos que salpican muchos pasajes de la novela, cosa que se advertiría enseguida si se tradujesen al inglés standard, o al cualquier otra lengua normalizada.
Un año después de obtener el puesto, Aymerich obtuvo el puesto honorífico de capellán del Papa como reconocimiento de su diligencia persiguiendo herejes y blasfemos.
Se describe a sí misma como una organización para mutantes, blasfemos, descreídos, rebeldes, marginados, hackers, librepensadores y gente que generalmente se considera a sí misma fuera de la corriente dominante de la sociedad.
El disco contiene temas líricos satánicos y blasfemos.
Bueno es el amor a los padres, pero mejor es el temor de Dios, y no le teme quien soporta a su lado padres ateos, hijos herejes, criados blasfemos o amigos descreídos.
los patriotas, los más malos de todos, los ateos, blasfemos, los republicanos, los masones, los regicidas, los enemigos del Rey.
Tienen la culpa los revolucionarios, rebeldes a su Rey, blasfemos de su Dios, escarnio del linaje humano.
Las mujeres aquí, por lo general creen que siendo ellas rezonas, no importa que sus maridos sean blasfemos.
-En el de esta tarde achicharrarán sesenta, entre judíos, blasfemos, sargentos y falsificadores.
averiguada que son idólatras, herejes y blasfemos, y en prueba de ello puede alegarse la opinión.
Millones de condenados habitan en esa zona de la Tierra: Gentes que se hieren mutuamente entre sí, blasfemos que maldicen al Eterno Dios viviente, personas llenas de odio y de venganza, soberbios, iracundos, impetuosos, asesinos y malvados.
Viven también en esa Región los BLASFEMOS, aquellos que odian todo lo que puede tener sabor a Divinidad, y los HEREJES, esos que cultivan el dogma de la separatividad.
-¡No olvides en tu insolencia que nuestra ley condena también a muerte a los traidores y a los blasfemos del Sol y del Inca!.
Tienen la culpa los revolucionarios, rebeldes a su Rey, blasfemos de su Dios, escarnio del linaje humano.
Si la iglesia estuviera blanqueada, como el obispo mandó muchas veces, la nieve de sus paredes brillaría entre las ramas verdes con hernioso contraste, pero no hay tal contraste, porque el cura aborrece los sepulcros -y la iglesia- blanqueados por fuera, y no quiere dar ganancias a los borrachos de los albañiles, blasfemos, quimeristas, jugadores.
Hubo para los malévolos, para los ingratos, para los escandalosos, para los blasfemos, y pintó el cuadro de lo porvenir de Coteruco con los colores más patéticos y sombríos.
¡Y luego dicen los periódicos que la Policía detiene por blasfemos!.
Aquellos hombres que salían de las cuevas negros, sudando carbón y con los ojos hinchados, adustos, blasfemos como demonios, manejaban más plata entre los dedos sucios que los campesinos que removían la tierra en la superficie de los campos y segaban y amontonaban la yerba de los prados frescos y floridos.
Cuando me cansé de dibujar, di en el ansia de reparar en los transeúntes, si eran rubios o trigueños, si altos o bajos, si pobres o ricos, en qué iría pensando el de la cara hosca y encorvada cerviz, de dónde vendría la que a tales horas tan menudito pisaba, y con empeño recataba la faz, adónde iría a comer, qué comería, qué habría cenado, en qué lecho dormiría aquel infeliz de rostro macilento, mal calzado y peor vestido, en cuya mirada triste y angustiosa parecía reflejarse el deseo de trocar la memoria de pasadas abundancias por un mendrugo de pan y una camisa, cómo y de qué viviría el exótico chulo de ceñidos pantalones, charolada bota, rizada pechera, relumbrante leontina y exagerado chambergo, por qué funesta preocupación juzgaría un mozuelo sin chaqueta y desaseado, que el ser descortés y blasfemo, al pasar por delante de mí, le daba gran importancia y respetabilidad, por qué no hay leyes que castiguen a los blasfemos como a los ladrones, mientras llega a ser un hecho que la cultura no es enemigo mortal de la taberna, como aseguran los que dicen entender mucho de achaques de moralizar sin Decálogo ni carceleros.
¿Cómo calificarían al ciudadano que, poniéndose a su lado, gritase por su parte: «¡Mueran los blasfemos! ¡Abajo las Constituyentes, en donde se niega a Dios y se insulta a la Virgen!»?.

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