Ejemplos con atajó

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Atajó el excesivo número de religiosas en los monasterios y el desorden en la elección de abadesas, cerrando incluso por ese motivo el Convento de la Concepción.
Y como el payés pretendiese hablar de futuras remuneraciones, don Jaime le atajó con un gesto de gran señor.
Cirilo le atajó suavemente haciéndole observar que del arte sublime son pocos en la tierra los que pueden gozar, que es necesario otro más asequible a los pequeños.
Al oír esto el de la barba rubia se estiró los puños, arqueó los brazos y le atajó diciendo:.
Ella nos atajó diciendo: No hablen de eso, que el diablo las carga.
Pero el confidente le atajó con frase apremiante, angustiosa: No, no, no hay que perder momento.
Nadie me atajó, a nadie parecieron extremadas mis lucubraciones.
Fui de parecer que debíamos escarmentar a los intrusos, mas un me atajó el paso, diciéndome: No vaya, don Juan, que son gente mala, tiradores de primera.
Y al lamentarse, había tal expresión de frío egoísmo en sus ojos, que el doctor la atajó brutalmente:.
Ofendióse la altivez de Jacobo con los aires protectores del héroe del combate de Cabo Negro, y quiso declinar fríamente la honra del convite, mas Villamelón le atajó la palabra, diciendo:.
El tío Frasquito iba a replicar muy disgustado, pero Jacobo le atajó la palabra, preguntándole:.
El viejo le atajó con gran viveza la palabra:.
Fue a preguntar, pero el señor Cuadros le atajó poniéndose en pie y avanzando con los brazos abiertos, con expresión paternal y desesperada.
Ella, desasosegada, sonrió, mirándole como quien da a entender que acaso no esperaba oír tanto, y le atajó la frase.
¡Hombre, si es cierta esa maldadque no puedo convencerme, que se me atraganta, aún sería poco para el traidor el castigo de Judas! Pero usted, santo, ¿por qué no le atajó? ¿Por qué no avisó? ¿Por qué no le arrancó la careta a ese pillo? Si el señor marqués de Ulloa supiese que tenía en casa al traidor, con atarlo al pie de la cama y cruzarlo a latigazos.
Ya el arma ingeniosa, que la industria ha creado para el mejoramiento y cultivo de las barbas de la mitad del género humano, se alzaba en la mano del iracundo barbero, ya el agudo filo resplandecía en lo alto, próximo a caer sobre el indefenso cráneo del que fue lego, abate y covachuelista, cuando otra mano providencial atajó el golpe tremendo que iba a partir en dos tajadas a todo un graduado en cánones de la Complutense.
Basta de sandeces y de vituperios, le atajó doña Rosa incomodada.
Fue a la esquina el médico, a poco volvió y comenzó a decir:Don CánCalle, señor doctor, le atajó más azorada que nunca Chepilla.
Después de mirarse el uno al otro, y de reojo al Mayoral, que empezaba a manifestar bastante inquietud, quizás se disponía el más viejo de los dos a hacer la breve cuanto dolorosa relación de sus trabajos y miserias, cuando don Cándido los atajó ordenando en alta voz que les entregaran la ropa nueva traída de La Habana para regalo de Pascua de la dotación del ingenio.
Di mejor, le atajó prontamente Meneses, que la que tú sientes por Cecí.
Calla, calla, le atajó la abuela.
Acompañóle en ellas Mahamut, pero, pasándose aquel parasismo, causado de la memoria renovada en el amargo cuento, quiso Mahamut consolar a Ricardo con las mejores razones que supo, mas él se las atajó, diciéndole:-Lo que has de hacer, amigo, es aconsejarme qué haré yo para caer en desgracia de mi amo, y de todos aquellos con quien yo comunicare, para que, siendo aborrecido dél y dellos, los unos y los otros me maltraten y persigan de suerte que, añadiendo dolor a dolor y pena a pena, alcance con brevedad lo que deseo, que es acabar la vida.
Acompañóle en ellas Mahamut, pero pasándose aquel parasismo causado de la memoria renovada en el amargo cuento, quiso Mahamut consolar a Ricardo con las mejores razones que supo, mas él las atajó diciéndole:.
Este la atajó en mitad de su camino gracias a la más larga de sus muletas que extendió horizontalmente hasta la pared, como un gladiador que se va a fondo, y entonces exclamó con humildad inusitada:.
Don Sotero aguantó la descarga sobre el cogote, pues tan humillada tenía la cabeza, y quiso conjurar la tormenta con su táctica habitual de mansedumbre, pero don Plácido, más indignado cuanto más el otro se humillaba, atajó sus dulces palabras con éstas, que salían de su boca echando chispas:.
Pero no llegó a acabar el proverbio, pues el alcalde le atajó con estas expresiones:.
Luego le atajó:.
-¡Alto ahí, cabeza de chorlito! -atajó el tío, que no podía hacerse el desentendido ya-.
Aquella tarde, como ella extremase rezongos, él atajó sus críticas diciéndole sarcástico y chancero:.
Ana atajó aquí a su padre, temerosa de que el mozo se resintiera de la homilía que le estaban enderezando, y dijo a éste, en el tono zumbón que tan bien sentaba a la traviesa joven:.

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