Ejemplos con arrellanaba

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En ella se arrellanaba el jurisperito con gravedad de obispo en misa pontifical.
Mientras el secretario cabildeaba con la primera autoridad civil de la provincia, Barbacana daba audiencia al Arcipreste de Loiro, que había querido ir en persona a tomar noticias de cómo andaban los negocios por Cebre, y se arrellanaba en el despacho del abogado, sorbiendo, por de plata, polvos de un rapé Macuba, que acaso nadie gastaba ya sino él en toda Galicia, y que le traían de contrabando, con gran misterio y cobrándole un dineral.
Quise arrojarle con mi silencio, pero él era tan poco delicado que conociendo mi mortificación, se arrellanaba en el blando asiento como si pensara pasar allí el día y la noche.
Entre tanto, ni una hilacha por los suelos, ni un mueble fuera de su sitio, ni un papel ni un cachivache desarreglado encima de la mesa-ministro, detrás de la cual se arrellanaba el marqués en un sillón de una severidad de líneas intachable.
Nada contestó Yalomitsa, encogiose de hombros con el más profundo desprecio, y media hora después prevaliéndose de sus hábitos de familiaridad, entraba en el gabinete de Felipe y se arrellanaba en el canapé.
A ratos bullía su conciencia, pero pronto la misma conciencia, emperezada, se arrellanaba en un lecho de rosas.
-exclamó la dama, esponjándose, pues ya le parecía que se arrellanaba en el blando coche de sus amigos.
El presidente Castilla, en su segunda época, veraneaba en Chorrillos, y cuando á las dos de la tarde arreciaba el calor, se iba por un par de horas á bordo, se arrellanaba en una mecedora en la toldilla de popa, el comandante le agasajaba con un vaso de refrigerante cerveza, y su excelencia, que siempre tuvo gran predilección por los marinos convocaba en torno suyo á los oficiales entregándose con ellos á expansiva conversación, la que concluía al picar un guardián las cinco de la tarde, hora en que regresaba á tierra, llevándose siempre á uno de los oficiales francos para que le acompañase á comer.

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