Ejemplos con aristión

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Y si se daba el caso de venir alguno de los que habían seguido a los ancianos, yo trataba de discernir los discursos de los ancianos: qué había dicho Andrés, qué Pedro, qué Felipe, qué Tomás o Santiago, o qué Juan o Mateo o cualquier otro de los discípulos del Señor, igualmente, lo que dice Aristión y el anciano Juan, discípulos del Señor.
En el texto anterior el primer Juan aparece junto a los apóstoles Mateo, Tomás, Pedro, Santiago, Felipe y Andrés, mientras que el otro Juan es mencionado junto a otro discípulo llamado Aristión y se le da además el apodo de el anciano.
Jeffery, que aparece en el escudo de uno de los gigantes, este segundo escultor sería Aristión de Paros, un artista jonio que trabajó durante muchos años en Atenas y al que se debe, entre otras, la estatua de la Kore Frasikleia, hallada en Merenda, junto a Atenas.
Si por alguna casualidad llega a faltar, como en Atenas se dice haberse apagado la lámpara sagrada bajo la tiranía de Aristión, y en Delfos incendiado el templo por los Medos, y en los tiempos de la guerra de Mitrídates y de la guerra civil haber desaparecido el fuego juntamente con el ara, si falta, pues, dicen que no debe encenderse de otro fuego, sino hacerse fuego nuevo o reciente, encendiendo al sol una llama pura y no contaminada.
Sila recobró muy pronto las demás ciudades, enviando a ellas heraldos y atrayéndolas, pero a Atenas, obligada a estar de parte del rey por el tirano Aristión, tuvo que marchar con grandes fuerzas, y, rodeando el Pireo, le puso cerco, asestando contra ella toda especie de máquinas y empleando diferentes medios de combatir.
Era, en efecto, grande e irreducible el ansia que tenía de tomar a Atenas, bien fuese por una cierta emulación con una ciudad cuya gloria parecía hacer sombra, o bien por encono e irritación, a causa de las burlas y denuestos con que para irritarle los insultaba cada día, a él mismo y a Metela, desde las murallas, el tirano Aristión, cuya alma era un compuesto de lascivia y crueldad, a las que había reunido todos los vicios y pasiones de Mitridates, éste era el que estaba reduciendo a los mayores extremos, como a una enfermedad mortal, a una ciudad que había podido salvarse hasta entonces de mil guerras y de muchas tiranías y sediciones.
Esto dio ocasión a que se pusiera tacha en la jornada de Queronea, como que no se había obrado con limpieza, y también el que, habiendo remitido Sila al rey todos sus amigos que habían quedado cautivos, sólo a Aristión el tirano le dio muerte con hierbas, por estar enemistado con Arquelao.
Esta fue lección que dio a los Siracusanos Aristión, el piloto de Corinto, el cual, habiendo peleado alentadamente en aquel combate, murió en él cuando ya habían vencido los Siracusanos.

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