Ejemplos con aguacero

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

A los cuatro días, a muy poca distancia del Cabo Blanco, se le partió el palo mayor a la capitana, para reforzar a los carpinteros de a bordo, Elcano envía a dos de sus mejores carpinteros, que con una chalupa intentaton llegar a la nao averiada, logrando hacerlo, pero no sin un padecimiento exhaustivo, pues la mar de pronto se había arbolado, acompañada de un fuerte aguacero.
Otros animales como iguana, conejo, aguacero, guamito, murciélago, ganado porcino y bovino.
Un ataque por sorpresa del ejército de Oda después de un fuerte aguacero hizo que las tropas de Yoshimoto se desordenaran y él fue asesinado.
Finalizado el año participa en la muestra privada de Adolfo Naranjo en la Cámara de Comercio de Medellín con seis obras entre las que pueden citarse Nocturno, Después del Aguacero, Horno en la Virginia, etc.
De las seis mil personas que habían colmado el Anfiteatro quedaron unas dos mil reclamando, a pesar del aguacero, la presencia del crédito local: Los Haravecos.
Esto permitió que la programación no se viera interrumpida y pasado el aguacero la gente, que se había guarecido en los automóviles y en otras zonas del balneario, regresó al Anfiteatro que nuevamente vio colmadas sus instalaciones.
Canciones como ingenuidad se me acabo el amor Aguacero y niña bonita, esta ultima tema central de la telenovela La Costeña y el Cachaco del canal RCN, le dieron a conocer en su país.
Northern Downpour Aguacero del Norte es el cuarto sencillo del segundo álbum de Panic at the Disco, Pretty.
Zaruro, cascabel, coral, sabanera, auril, tartaguita, víbora ratonera, iguana, lagartija, caripial, araña azul, tuqueque, lucia y aguacero.
Otras piezas populares que escribió fueron los tangos El circo se va, El Aguacero, Papel picado, A Montmartre, Envidia, Bandoneón, Como te quiero y Qué le importa al mundo, el vals El último vals y la ranchera El bichito del amor.
La mayoría de estas tormentas producen auroras boreales en las regiones árticas que comparadas con los fenómenos meteorológicos parecerían un pequeño aguacero, pero a veces, el Sol larga un auténtico vendaval.
El nombre de los baños se deriva del español y fue tomado por un aguacero de otoño que llenaba los humedales naturales en occidentes del Valle de San Joaquin.
Allá marcharon los fugitivos un día lluvioso de invierno, azotados por el aguacero y el huracán, siguiendo el mismo camino que ahora seguía Febrer, pero un camino antiguo que sólo tenía de tal el nombre.
En estos días de aguacero, Febrer permanecía encerrado en su torre.
Aunque no fuese todavía muy remota la hora meridiana, estaba el aposento casi obscuro, tal era al exterior el aguacero y el negror del cielo.
Nubes de color de hulla reflejaban en el mar su lento arrastre, lluvias azotantes se derramaban sobre la cubierta, seguidas de un sol incendiario que a los pocos minutos era borrado por un nuevo aguacero.
En lugar áspero donde la montaña nos deparó una oquedad rocosa, buen amparo contra el furioso aguacero, dispuso que hiciéramos alto, lo que las mulas y yo agradecimos sobremanera.
Al siguiente día, molestados por un furioso aguacero, armaron los españoles sus tiendas en los puntos conquistados.
Las adelfas columpiaban sus tallos flexibles, los floripondios mecían en la obscuridad sus campanas de raso, y en la espléndida copa de un naranjo las primeras gotas, gruesas y resonantes, caían con ímpetu extraordinario, precursoras de un largo aguacero.
Silbaban las serpientes entre los matorrales del camino, zumbaban mil insectos entre las hierbas, y el ruido del aguacero se aproximaba rápido y pavoroso.
¡Qué aguacero! ¡Qué Dios lo mandaba! ¡El primero del año! ¡Vaya! ¡Y ya lo necesitaban las tierras, que la seca ha sido buena, los pastos estaban amarillos, amarillos! ¡Se ha muerto más ganado! Me voy, don Rodolfo, que estoy chorreando agua, y tengo que desensillar.
¡Estoy hecho un pato! Me cogió el aguacero al pasar por la garita.
La cama albeaba en un rincón, el cariño velaba cerca de mí, y el aguacero con su ruido monótono me arrullaría dulcemente.
¡Loor a nuestros astrónomos!—Esta tarde hemos tenido una magnífica tormenta con aguacero, truenos y rayos.
Rocas formidables, olas, playa con caracolitos, praderas verdes, setos, callejas llenas de arbustos, helechos y líquenes, veredas cuyo término no se sabía, caseríos rústicos que al caer de la tarde despedían de sus abollados techos humaredas azules, celajes grises, rayos de sol dorando la arena, velas de pescadores cruzando la inmensidad del mar, ya azul, ya verdoso, terso un día, otro aborregado, un vapor en el horizonte tiznando el cielo con su humo, un aguacero en la montaña y otros accidentes de aquel admirable fondo poético, favorecían a los amantes, dándoles a cada momento un ejemplo nuevo para aquella gran ley de la Naturaleza que estaban cumpliendo.
Ayer he sufrido a pie quieto un aguacero de una hora, buscando en el río el nido de un salmón, un aguacero de una hora, a la orilla del río, y no me he baldado.
En los últimos días de Junio las colisiones entre guardias y milicianos eran tan frecuentes, que el vecindario estaba seguro de la proximidad del aguacero.
Cuando las intermitencias del aguacero lo permitían, yo cambiaba algunas palabras con Camilo Arias, que estaba casi pegado a mi lado.
El pobre Zurita dejó pasar el chubasco, tranquilo, como un hombre empapado en agua ve caer un aguacero.

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