Ejemplos con abriéndose

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El conducto de Bartholin nace de la parte posterior de la glándula al lado del conducto de Wharton abriéndose por fuera de el.
Con esta alianza se privilegió la fusión de estilos, siempre teniendo como base el hip-hop, pero abriéndose a múltiples sonidos, principalmente americanos: hip hop de Puerto Rico, México, Costa Rica, clásicos como Wu-Tang Clan, Busta Rimes, modernos como Eminem, montones de música negra.
Lemmon y sus amigos estaban abajo en el momento del disparo escuchando música por lo que les hubiese sido casi imposible escuchar un cajón abriéndose en un dormitorio del piso de arriba.
Las hembras no poseen marsupio, abriéndose las mamas directamente sobre la superficie abdominal.
En sus inicios la empresa comenzó abriéndose paso en el mundo editorial, y posteriormente se trasladó al mundo de la radio y la televisión.
En contraposición, los primates no lo presentan abriéndose al exterior de forma independiente la uretra y la vagina.
Tiene dos colmillos de sable, garras escarlata y un cuerno frontal negro que lanza y regenera, abriéndose para mostrar un misil, en su ataque arpón volcán.
En un último intento por salvar a los sobrevivientes, alrededor de las cuatro de la tarde, O'Higgins y sus soldados se lanzaron a la carga abriéndose paso a través de las líneas enemigas.
Esta institución es la primera y más antigua en su ritmo en Cercado-Cochabamba destacándose en los años recorridos por su constancia y empeño, abriéndose así la inclinación por este baile a otros grupos juveniles.
A finales del siglo XI comenzaron a aparecer una gran variedad de barrios de carácter gremial que fueron estableciéndose en distintas zonas abriéndose calles bajo la influencia directa de la cuestión económica.
En ellos el muro se dispone en hiladas, abriéndose en la planta baja un acceso en arco escarzonado adovelado.
Una especie de a la italiana, con cinco arcos sostenidos por delgadas columnas, extendíase a la terminación de la escalera, abriéndose en sus extremos las dos puertas que daban acceso a las dos alas superiores del edificio.
¡Una ! Pero la idea fue abriéndose camino, lubrificada en su incesante taladro por los apuros y las miserias crecientes que acompañaban la llegada de cada día.
Alguna vezcuando la noche era diáfana y tranquila, abriéndose a modo de dos valvas de nácar la artesonada techumbre, dejaba cernerse en su lugar la magnificencia de las sombras serenas.
Un sacerdote vadeaba a caballo su desembocadura para llevar el Viático a un moribundo, cuando tropezó la bestia, y abriéndose el copón cayeron las hostias, siendo arrastradas por la corriente.
Luego surgía de su lecho, flotaba unos minutos y caía pesadamente en el fondo, abriéndose una nueva fosa con sus nadaderas pectorales en forma de palas.
Ante la proa chisporroteaban las alas de tafetán de los peces voladores, abriéndose sus enjambres como escuadrillas de diminutos aeroplanos.
Deshojábanse los plátanos y castaños de Indias, y de cuando en cuando caía, con golpe seco y mate, algún erizo, que, abriéndose, dejaba rodar la reluciente castaña.
Las artesanas de Sarrió formaban giraldillas, donde se cantaba a grito herido, abriéndose y cerrándose sucesivamente, dejando en el medio ora un grupo de hombres, ora de mujeres.
En el resto de la casa tronaba el lujo suntuoso y sólido, mientras en su cuarto sólo quedaba una cama de criada, angosta y dura, que había hecho bajar de las buhardas, y un Cristo grande y ensangrentado que ocupaba casi un lienzo de pared, entre dos cromos de vivos colorines representando a Jesús y a María, abriéndose el pecho para ofrecer sus corazones inflamados.
La devoción los había juntado, pero la vida no tardó en recobrar sus fueros, abriéndose paso en sus relaciones casi místicas y uniéndolos en carnal abrazo.
Su negativa tenaz indignaba a aquellos hombres, la voz melosa del criollo se atiplaba por la ira, y entre amenazas y blasfemias abalanzábanse todos sobre él, y comenzaba la caza del hombre por toda la mazmorra, cayendo los garrotes sobre su cuerpo, alcanzándole lo mismo en la cabeza que en las piernas, acosándolo en los rincones, siguiéndole cuando con un salto desesperado pasaba al muro opuesto, abriéndose camino con la testa baja.
De vez en cuando, abriéndose las mamparas cubiertas de anuncios religiosos, esparcíase en el ambiente cálido de la plaza una fresca bocanada de incienso, semejante a la respiración húmeda de un lugar subterráneo.
Al principio no vió nada, pero lentamente, empujado por la curiosidad de los que estaban detrás de él, fué abriéndose paso entre los cuerpos sudorosos y apretados, hasta verse en primera fila.
Y los músicos, azorados por el vocerío, iban hacia el tablado abriéndose paso en la muchedumbre.
En la plaza de la blasonada ciudad nada había variado: la Parroquia estaba intacta, igual, como la dejé diez años antes, con su graciosa cúpula de azulejos, su torre arruinada, abriéndose al peso de sus campanas ponderosas ,como decía don Románla yerba crecida en el cementerio, el frontis del templo, festonado con espontáneos helechos que a lo largo de las cornisas lucían sus palmas séricas, y coronaban con gallardos plumajes el susodicho blasón que los villaverdinos ponen en todas partes.
Y no fue que el burro se parara, sino que el jinete se cayó, abriéndose la cabeza.
Y abriéndose paso, salió con el chico de Rubín.
Y leña, más leña La infeliz víctima, aquel antiguo y leal amigo, modelo de honradez y fidelidad, gimió a los fieros golpes, abriéndose al fin en tres o cuatro pedazos.
Ofrecióseme luego a la vista un real y suntuoso palacio o alcázar, cuyos muros y paredes parecían de transparente y claro cristal fabricados, del cual abriéndose dos grandes puertas, vi que por ellas salía y hacía mí se venía un venerable anciano, vestido con un capuz de bayeta morada, que por el suelo le arrastraba: ceñíale los hombros y los pechos una beca de colegial, de raso verde, cubríale la cabeza una gorra milanesa negra, y la barba, canísima, le pasaba de la cintura, no traía arma ninguna, sino un rosario de cuentas en la mano, mayores que medianas nueces, y los dieces asimismo como huevos medianos de avestruz, el continente, el paso, la gravedad y la anchísima presencia, cada cosa de por sí y todas juntas, me suspendieron y admiraron.

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