Ejemplos con abrochaba

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los sastres mantuvieron el corte que indicaba el cuello de la chaqueta así como la posición del ojal en el lugar en que se abrochaba.
A continuación le abrochaba la chaqueta, le subía el cuello, para que el blanco de la camisa no sirviese de punto de mira, los manoseaba a los dos cariñosamente, lo mismo que una madre manosea a sus niños antes de enviarlos al paseo.
Feliciano de Emparán con luengo levitón que rápidamente se abrochaba, como si acabara de ponérselo para recibirme, y estrechándome las manos muy afectuoso, me hizo sentar en un blando sofá, sobre el cual ostentaba su dulce rostro, en marco flamante de cornucopia, la imagen de Mastai Ferretti, a quien yo amaba desde que fue mi preferido y victorioso candidato a la sucesión de San Pedro.
Metiose en el cuarto donde su tía le tenía preparado un buen lavatorio y ropa limpia, y cuando salió con la cabellera húmeda, en mechones duros y enroscados, semejantes a las serpientes de Medusa, se abrochaba con dificultad los botones del cuello de la camisa, por causa de la aspereza de sus dedos.
Y se abrochaba con disimulo el gabán, para ocultar a Currita que llegaba su consideración a los antropófagos hasta el punto de visitarlos a las diez de la mañana, de frac y corbata blanca.
Mientras se abrochaba los guantes, oía a Bonis su tartajosa explicación, dando grande importancia, a fuerza de cabezadas de inteligencia y asentimiento, a todo lo que decía.
La doncella abrochaba la falda de seda rameada azul oscuro, y prendía con alfileres la pañoleta de encaje, sujeta al pecho por una cruz de brillantes y zafiros -el último obsequio de.
Se abrochaba su vestidillo humilde diciendo: «Ya tengo otra vez la librea de la miseria».
Feliciano de Emparán con luengo levitón que rápidamente se abrochaba, como si acabara de ponérselo para recibirme, y estrechándome las manos muy afectuoso, me hizo sentar en un blando sofá, sobre el cual ostentaba su dulce rostro, en marco flamante de cornucopia, la imagen de Mastai Ferretti, a quien yo amaba desde que fue mi preferido y victorioso candidato a la sucesión de San Pedro.
En fin, una especie de corpiño entreabierto por delante que dejaba ver el cuello y la mitad de los senos, y que se abrochaba por debajo con tres botones de diamantes.
Y Josefina se abrochaba una manopla.
Y mientras le abrochaba, la dama, sin quitarse los guantes, el botón del cuello, don Víctor comenzó a darle cuenta de sus propósitos irrevocables de distraer a su mujer.
En efecto, se abrochaba los guantes y lucía su levita de tricot muy ajustada.

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