Sinónimos de Aporreándolas

A continuación se muestran los Sinónimos de aporreándolas ordenados por sentidos. Si tienes duda sobre alguna palabra, puedes hacer clic sobre ella para conocer su significado.

Sinónimos de aporreándolas

Aporreándolas Como verbo, conjugación de aporrear, gerundio de aporrear: aporreando +las.

1 En el sentido de Llamándolas

Ejemplo: llamándolas caduqueces, manías y vejeces, por cuanto dellos mismos lo aprendieron y.

  • Llamándolas conjugación de llamar, gerundio de llamar: llamando +las, verbo transitivo, verbo intransitivo, verbo pronominal, gerundio de llamar
  • Tocándolas conjugación de tocar, gerundio de tocar: tocando +las, verbo transitivo, verbo intransitivo, gerundio de tocar
  • Picándolas conjugación de picar, gerundio de picar: picando +las, verbo transitivo, verbo pronominal, verbo intransitivo, gerundio de picar
  • Pulsándolas conjugación de pulsar, gerundio de pulsar: pulsando +las, verbo transitivo, verbo intransitivo, gerundio de pulsar
  • Oprimiéndolas conjugación de oprimir, gerundio de oprimir: oprimiendo +las, verbo transitivo, gerundio de oprimir

2 En el sentido de Golpeándolas

Ejemplo: Consta de una caja de armonía constituida por un caparazón de tortuga y tiene nueve laminillas que suenan golpeándolas con un pequeño mazo.

  • Golpeándolas conjugación de golpear, gerundio de golpear: golpeando +las, verbo transitivo, verbo intransitivo, gerundio de golpear
  • Sacudiéndolas conjugación de sacudir, gerundio de sacudir: sacudiendo +las, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de sacudir

3 En el sentido de Batiéndolas

Ejemplo: ¡Y no se crea que la ciudad ha sido abandonada al pillaje, o que el soldado haya participado de aquel botín inmenso! No, Quiroga repetía después en Buenos Aires en los círculos de sus ''compañeros'': Yo jamás he consentido que el soldado robe, porque me ha parecido inmoral. Un chacarero se queja a Facundo en los primeros días, de que sus soldados le han tomado algunas frutas. Hácelos formar, y los culpables son reconocidos. Seiscientos azotes es la pena que cada uno sufre. El vecino, espantado, pide por las víctimas y le amenazan con llevar la misma porción. Porque así es el gaucho argentino: mata porque le mandan sus caudillos robar, y no roba porque no se lo mandan. Si queréis averiguar cómo no se sublevan estos hombres y no se desencadenan contra el que no les da nada en cambio de su sangre y de su valor, preguntadle a D. Juan Manuel Rosas todos los prodigios que pueden hacerse con el terror. ¡El sabe mucho de eso! ¡No sólo al miserable gaucho, sino al ínclito general, al ciudadano fastuoso y envanecido se le hacen obrar milagros! ¿No os decía que el terror produce resultados mayores que el patriotismo? El coronel del ejército de Chile, D. Manuel Gregorio Quiroga, ex gobernador federal de San Juan, y jefe de Estado Mayor del ejército de Quiroga, convencido de que aquel botín de medio millón es sólo para el general, que acaba de dar de bofetadas a un comandante que ha guardado para sí algunos reales de la venta de un pañuelo, concibe el proyecto de sustraer algunas alhajas de valor de las que están amontonadas en el depósito general, y resarcirse con ellas de sus sueldos. Descúbrese el robo, y el general le manda amarrar contra un poste y exponerlo a la vergüenza pública, y cuando el ejército regresa a San Juan, el coronel del ejército de Chile, ex gobernador de San Juan, el jefe del Estado Mayor, marcha a pie por caminos apenas practicables, acollarado con un ''novillo'': ¡el compañero del novillo sucumbió en Catamarca, sin que se sepa si el novillo llegó a San Juan! En fin sabe Facundo que un joven Rodríguez, de lo más esclarecido de Tucumán, ha recibido carta de los prófugos, lo hace aprehender, lo lleva él mismo a la plaza, lo cuelga y le hace dar seiscientos azotes. Pero los soldados no saben dar azotes como los que aquel crimen exige, y Quiroga toma las gruesas riendas que sirven para la ejecución, batiéndolas en el aire con su brazo hercúleo, y descarga cincuenta azotes para que sirvan de modelo. Concluido el acto, él en persona remueve la tina de salmuera, le refriega las nalgas, le arranca los pedazos flotantes, y le mete el puño en las concavidades que aquéllos han dejado. Facundo vuelve a su casa, lee las cartas interceptadas, y encuentra en ellas encargos de los maridos a sus mujeres, libranzas de los comerciantes, recomendaciones de que no tengan cuidado por ellos, etc. Una palabra no hay que pueda interesar a la política: entonces pregunta por el joven Rodríguez y le dicen que está expirando. En seguida se pone a jugar y gana miles. D. Francisco Reto y D. N. Lugones han murmurado entre sí algo sobre los horrores que presencian. Cada uno recibe trescientos azotes y la orden de retirarse a sus casas cruzando la ciudad desnudos ''completamente'', las manos puestas en la cabeza, y las asentaderas chorreando sangre, soldados armados van a la distancia para hacer que la orden se ejecute puntualmente. ¿Y queréis saber lo que es la naturaleza humana, cuando la infamia está entronizada y no hay a quién apelar en la tierra contra los verdugos? D. N. Lugones, que es de carácter travieso, se da vuelta hacia su compañero de suplicio, y le dice con la mayor compostura: Pásame, compañero, la tabaquera, ¡pitemos un cigarro! En fin, la disentería se declara en Tucumán, y los médicos aseguran que no hay remedio, que viene de afecciones morales, del terror, enfermedad contra la cual no se ha hallado remedio en la República Argentina hasta el día de hoy. Facundo se presenta un día en una casa, y pregunta por la señora a un grupo de chiquillos que juegan a las nueces, el más atisbado contesta que no está. Dile que yo he estado aquí. ¿Y quién es usted? Soy Facundo Quiroga... El niño cae redondo, y sólo el año pasado ha empezado a dar indicios de recobrar un poco la razón, los otros echan a correr llorando a gritos, uno se sube a un árbol, otro salta unas tapias y se da un terrible golpe... ¿Qué quería Facundo con esta señora?... ¡Era una hermosa viuda que había atraído sus miradas y venía a solicitarla! Porque en Tucumán el Cupido o el Sátiro no estaba ocioso. Agrádale una jovencita, le habla y le propone llevarla a San Juan. Imaginaos lo que la pobre niña podría contestar a esta deshonrosa proposición hecha por un tigre. Se ruboriza y balbuciendo, contesta que ella no puede resolver... Que su padre... Facundo se dirige al padre, y el angustiado padre disimulando su horror, objeta que quién le responde de su hija, que la abandonarán. Facundo satisface todas las objeciones, y el infeliz padre, no sabiendo lo que dice, y creyendo cortar aquel mercado abominable, propone que se le haga un documento... Facundo toma la pluma y extiende la seguridad requerida, pasando papel y pluma al padre para que firme el convenio. El padre es padre al fin, y la naturaleza habla diciendo: ¡No firmo, mátame! ¡Eh, viejo cochino!, le contesta Quiroga, y toma la puerta, ahogándose de rabia...

  • Batiéndolas conjugación de batir, gerundio de batir: batiendo +las, verbo transitivo, verbo intransitivo, verbo pronominal, gerundio de batir

4 En el sentido de Dándolas

Ejemplo: tratar, dándolas a entender más claramente.

  • Dándolas conjugación de dar, gerundio de dar: dando +las, verbo transitivo, verbo pronominal, verbo intransitivo, gerundio de dar
  • Pegándolas conjugación de pegar, gerundio de pegar: pegando +las, verbo transitivo, verbo pronominal, verbo intransitivo, gerundio de pegar
  • Castigándolas conjugación de castigar, gerundio de castigar: castigando +las, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de castigar
  • Abofeteándolas conjugación de abofetear, gerundio de abofetear: abofeteando +las, verbo transitivo, gerundio de abofetear

5 En el sentido de Saltándolas

Ejemplo: Sonic debe pasar por el pasillo sin tocarlas, esperando a que estén arriba o saltándolas.

  • Saltándolas conjugación de saltar, gerundio de saltar: saltando +las, verbo transitivo, verbo pronominal, verbo intransitivo, gerundio de saltar

6 En el sentido de Moliéndolas

  • Moliéndolas conjugación de moler, gerundio de moler: moliendo +las, verbo transitivo, gerundio de moler
  • Machacándolas conjugación de machacar, gerundio de machacar: machacando +las, verbo transitivo, verbo intransitivo, gerundio de machacar
  • Apaleándolas conjugación de apalear, gerundio de apalear: apaleando +las, verbo transitivo, gerundio de apalear

7 En el sentido de Arruinándolas

Ejemplo: En la escuela, Bart queda perplejo cuando Skinner previene todas sus bromas, arruinándolas antes de tiempo.

  • Arruinándolas conjugación de arruinar, gerundio de arruinar: arruinando +las, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de arruinar
  • Deteriorándolas conjugación de deteriorar, gerundio de deteriorar: deteriorando +las, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de deteriorar
  • Maltratándolas conjugación de maltratar, gerundio de maltratar: maltratando +las, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de maltratar
  • Malográndolas conjugación de malograr, gerundio de malograr: malogrando +las, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de malograr

8 En el sentido de Afilándolas

Ejemplo: La única defensa del que estaba debajo era clavar sus uñas, afilándolas con el pensamiento, en los brazos, en las piernas, en todo lo que alcanzaba del vencedor, y logrando alzarse un poco con nervioso coraje, trató de hacerle molinete para derribarle.

  • Afilándolas conjugación de afilar, gerundio de afilar: afilando +las, verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de afilar
  • Importunándolas conjugación de importunar, gerundio de importunar: importunando +las, verbo transitivo, gerundio de importunar

9 En el sentido de Molestándolas

  • Molestándolas conjugación de molestar, gerundio de molestar: molestando +las, verbo transitivo, verbo intransitivo, verbo pronominal, gerundio de molestar
Sinónimo de aporreándolas

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