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-- de Amado Nervo --
¿y por qué no ha de ser verdad el alma?
¿qué trabajo le cuesta al dios que hila
el tul fosfóreo de las nebulosas
y que traza las tenues pinceladas
de luz de los cometas incansables
dar al espíritu inmortalidad?
¿es más incomprensible por ventura
renacer que nacer? ¿es más absurdo
seguir viviendo que el haber vivido,
ser invisible y subsistir, tal como
en redor nuestro laten y subsisten
innumerables formas, que la ciencia
sorprende a cada instante
con sus ojos de lince?
esperanza, pan nuestro cotidiano;
esperanza nodriza de los tristes;
murmúrame esas íntimas palabras
que en el silencio de la noche fingen,
en lo más escondido de mi mente,
cuchicheo de blancos serafines...
¿Verdad que he de encontrarme con mi muerta?
si lo sabes, ¿por qué no me lo dices?
Poema "esperanza" de Amado Nervo
-- de Manuel del Palacio --
Pequé, Señor, mas no porque he pecado
De vuestra alta clemencia me despido,
Que cuanto más hubiere delinquido
Os tengo á perdonar más empeñado.
Si verme pecador os ha indignado
Cederéis al mirarme arrepentido;
La misma culpa con que os he ofendido
Os tiene á la indulgencia preparado.
Cuando vuelve al redil de sus amores
Una oveja perdida y recobrada,
En júbilo se inundan los pastores;
Yo soy, Señor, oveja descarriada;
Mirad, Pastor divino, mis dolores,
Y recobradme al fin de la jornada.
Poema "Al borde de la tumba (Melodías íntimas)" de Manuel del Palacio
-- de Manuel del Palacio --
Ya de mi amor la confesión sincera
Oyeron tus calladas celosías,
Y fué testigo de las ánsias mias
La luna, de los tristes compañera.
Tu nombre dice el ave placentera
Á quien visito yo todos los días,
Y alegran mis soñadas alegrías
El valle, el monte, la comarca entera.
Sólo tú mi secreto no conoces,
Por más que el alma con latido ardiente
Sin yo quererlo te lo diga á voces;
Y acaso has de ignorarlo eternamente,
Como las ondas de la mar veloces
La ofrenda ignoran que les da la fuente.
Poema "Amor oculto (Melodías íntimas)" de Manuel del Palacio
-- de Manuel del Palacio --
Te amé cuando en la senda de la vida
Flores no más hollabas con tu planta;
Te vuelvo á amar en esta que te encanta
Edad de sueños para mí perdida.
No es el amor que á la virtud mentida
Himnos de gloria y de ventura canta,
Ni la pasión consoladora y santa
Al dulce soplo de la fé nacida.
Es ese afán que en su entusiasmo loco
Funde lo deleznable con lo eterno,
Que trueca en oro la mundana escoria,
Que hasta su misma dicha tiene en poco,
Y que si en un dolor copia el infierno,
Da en un placer la imágen de la gloria.
Poema "Dos amores (Melodías íntimas)" de Manuel del Palacio
-- de Manuel del Palacio --
Dentro de mí te escondes enemiga
Y mi aliento envenenas con tu aliento;
Tú conviertes en pena mi contento
Y mi reposo cambias en faliga.
Cual madre que rencor tan sólo abriga
Nutres mi corazón de sentimiento;
Pero mi voluntad vence tu intento
Y tu constancia mi dolor mitiga.
Cruel eres conmigo y yo te amo;
Soy de tí tan celoso, que quisiera
Del mundo á las miradas esconderte;
Cuando de mí te ausentas yo te llamo,
Sin tí mi vida el ocio consumiera,
Por tí pienso en la gloria y en la muerte.
Poema "Tristeza (Melodías íntimas)" de Manuel del Palacio
-- de Evaristo Carriego --
Nos eres familiar como una cosa
que fuese nuestra, solamente nuestra;
familiar en las calles, en los árboles
que bordean la acera,
en la alegría bulliciosa y loca
de los muchachos, en las caras
de los viejos amigos,
en las historias íntimas que andan
de boca en boca por el barrio
y en la monotonía dolorida
del quejoso organillo
que tanto gusta oir nuestra vecina,
la de los ojos tristes...
Te queremos
con un cariño antiguo y silencioso,
¡caminito de nuestra casa! ¡Vieras
con qué cariño te queremos!
Poema "El camino de nuestra casa" de Evaristo Carriego
-- de Roque Dalton García --
Hoy cuando se me mueren los amigos
sólo mueren sus nombres.
¿Cómo aspirar, desde el violento pozo,
abarcar más que las tipografías,
resplandor de negruras delicadas,
flechas hasta las íntimas memorias?
sólo quien vive fuera de las cárceles
puede honrar los cadáveres, lavarse
del dolor de sus muertos con abrazos,
rascar con uña y lágrima las lápidas.
Los presos no: solamente silbamos
para que el eco acalle la noticia.
Poema "mala noticia en un pedazo de periódico" de Roque Dalton García