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Se han encontrado 44 poemas con la palabra vivido

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Abraham Valdelomar

Ha vivido mi alma...

-- de Abraham Valdelomar --

Ha vivido mi alma en las Edades viejas
en un guerrero heroico y un galán trovador,
y en gentiles mancebos de enroscadas guedejas
enamorada siempre de una prohibición.

Mi alma fue de Tartufo, de un ídolo pagano,
de un impúber de lesbia, de un fauno y de un bufón;
vivió dentro del cuerpo de un gladiador romano,
y en el cuerpo caduco de un viejo Faraón.

Ha vivido en las aguas y ha vivido en las rosas,
ha vivido en los hombres y ha vivido en las cosas,
buscando siempre amor.

Irá hacia un país lejano de sátiros traviesos
y de labios de sangre que conviertan en besos
las cosas que no son...

Y vivirá mi alma en las cosas futuras
sintiendo las saetas de nuevas desventuras,
en una larga, triste, cruel peregrinación...

Poema Ha vivido mi alma... de Abraham Valdelomar con fondo de libro

Jaime Torres Bodet

final

-- de Jaime Torres Bodet --

Vuelvo de andar, a solas, por la orilla de un río.
Estoy lleno de músicas, como un árbol al viento.
He dejado correr mi pensamiento
viendo, en el agua, el paso de una nube de estío...
Traigo tejido al alma el olor de una rosa.
En lo blando del césped, puse, al andar, mi huella...
He vivido, ¡he vivido!... Y voy, como la estrella
a perderte en el mar de un alba silenciosa.

Poema final de Jaime Torres Bodet con fondo de libro

César Vallejo

estáis muertos

-- de César Vallejo --

lxxv
estáis muertos.
Qué extraña manera de estarse muertos. Quienquieradiría no lo estáis. Pero, en verdad, estáismuertos.
Flotáis nadamente detrás de aquesa membrana que,péndula del zenit al nadir, viene y va de crepúsculo acrepúsculo, vibrando ante la sonora caja de una herida que avosotros no os duele. Os digo, pues, que la vida está en elespejo, y que vosotros sois el original, la muerte.
Mientras la onda va, mientras la onda viene, cuán impunemente seestá uno muerto. Sólo cuando las aguas se quebrantan enlos bordes enfrentados, y se doblan y doblan, entonces ostransfiguráis y creyendo morir, percibís la sexta cuerdaque ya no es vuestra.
Estáis muertos, no habiendo antes vivido jamás.Quienquiera diría que, no siendo ahora, en otro tiempo fuisteis.Pero, en verdad, vosotros sois los cadáveres de una vida quenunca fue. Triste destino. El no haber sido sino muertos siempre. Elser hoja seca, sin haber sido verde jamás. Orfandad deorfandades.
Y sinembargo, los muertos no son, no pueden ser cadáveres deuna vida que todavía no han vivido. Ellos murieron siempre devida.
Estáis muertos.

Poema estáis muertos de César Vallejo con fondo de libro

Idea Vilariño

y seguirás sin mí

-- de Idea Vilariño --

Me moriré y él seguirá cantando
bueno
digo
carlitos
y jorge seguirá haciendo el amor
como si se muriera
y seguirá sin mí este mundo mago
¿este mundo podrido?

tanto árbol que planté
cosa que dije
y versos que escribí en la madrugada
y andarán por ahí como basura
como restos de un alma
de alguien que estuvo aquí
y ya no más
no más.

Lo triste lo peor fue haber vivido
como si eso importara
vivido como un pobre adolescente
que tropezó y cayó y no supo
y lloró y se quejó
y todo lo demás
y creyó que importaba.



Miguel Unamuno

a federico garcía lorca

-- de Miguel Unamuno --

Español, español,
saca los pechos y ponte al sol!
llévate a cuestas la casa;
el vivido es lo que pasa
y se queda el porvivir.
Mañana será otro día;
cada día su alegría
con su pena de sufrir.
Cada día su mañana
con la santísima gana
de cantar.
Quién nos quita lo vivido?
en el seno del olvido
el descanso de soñar!



Miguel Unamuno

Si tú y yo, Teresa mía, nunca...

-- de Miguel Unamuno --

Si tú y yo, Teresa mía, nunca
nos hubiéramos visto,
nos hubiéramos muerto sin saberlo:
no habríamos vivido.

Tu sabes que morirse, vida mía,
pero tienes sentido
de que vives en mí, y viva aguardas
que a ti torne yo vivo.

Por el amor supimos de la muerte;
por el amor supimos
que se muere; sabemos que se vive
cuando llega el morirnos.

Vivir es solamente, vida mía,
saber que se ha vivido,
es morirse a sabiendas dando gracias
a Dios de haber nacido.



Francisco de Quevedo

represéntase la brevedad de lo que se vive

-- de Francisco de Quevedo --

¡ah de la vida..! ¿Nadie me responde?
¡aquí de los antaños que he vivido!
la fortuna mis tiempos ha mordido,
las horas mi locura las esconde.
¡Que sin poder saber cómo ni adónde
la salud y la edad se hayan huido!
falta la vida, asiste lo vivido,
y no hay calamidad que no me ronde.
Ayer se fue, mañana no ha llegado;
hoy se está yendo sin parar un punto:
soy un fue, y un será, y un es cansado.
En el hoy y mañana y ayer, junto
pañales y mortaja, y he quedado
presentes sucesiones de difunto.



Ramón López Velarde

Gavota

-- de Ramón López Velarde --

Señor, Dios mío: no vayas
a querer desfigurar
mi pobre cuerpo, pasajero
más que la espuma del mar.

Ni me des enfermedad larga
en mi carne, que fue la carga
de la nave de los hechizos,
del dolor el aposento
y la genuflexión verídica
de tu trágico pavimento.

No me hieras ningún costado,
no me castigues a mi cuerpo
por haber vivido endiosado
ante la Naturaleza
y junto a los vertebrales
espejos de la belleza.

Yo reconozco mi osadía
de haber vivido profesando
la moral de la simetría.

Amé los talles zalameros
y el virginal sacrificio;
amé los ojos pendencieros
y las frentes en armisticio.

No tengo miedo de morir,
porque probé de todo un poco,
y el frenesí del pensamiento
todavía no me vuelve loco.

Mas con el pie en el estribo
imploro rápida agonía
en mi final hostería.

Para que me encomiende a Dios,
en la hostería, una muchacha,
con su peinado de bandós,
y que de ir por los caminos
tenga la carne de luz
de los peroles cristalinos.
Y que en sus manos, inundadas
de luz, mi vida quede rota
en un tiempo de gavota.



Adelardo López de Ayala

A mi hermana Josefa

-- de Adelardo López de Ayala --

¡Un año más!... No mires con desvelo
la carrera veloz del tiempo alado,
que un año más en la virtud pasado
un paso es más que te aproxima al cielo.

Llora, sí, con amargo desconsuelo
(pues bastante jamás lo habrás llorado)
el año que al morir te haya dejado
de alguna falta el interior recelo...

Que el tiempo que bien obres no es perdido;
pues los años de paz, hermana mía,
que en la santa virtud habrás vivido

se convierten en siglos de alegría
en el eterno edén que hay prometido
al alma justa que en su Dios confía.



Amado Nervo

esperanza

-- de Amado Nervo --

¿y por qué no ha de ser verdad el alma?
¿qué trabajo le cuesta al dios que hila
el tul fosfóreo de las nebulosas
y que traza las tenues pinceladas
de luz de los cometas incansables
dar al espíritu inmortalidad?
¿es más incomprensible por ventura
renacer que nacer? ¿es más absurdo
seguir viviendo que el haber vivido,
ser invisible y subsistir, tal como
en redor nuestro laten y subsisten
innumerables formas, que la ciencia
sorprende a cada instante
con sus ojos de lince?
esperanza, pan nuestro cotidiano;
esperanza nodriza de los tristes;
murmúrame esas íntimas palabras
que en el silencio de la noche fingen,
en lo más escondido de mi mente,
cuchicheo de blancos serafines...
¿Verdad que he de encontrarme con mi muerta?
si lo sabes, ¿por qué no me lo dices?



Amado Nervo

lux perpetua

-- de Amado Nervo --

Si ha de ser condición de mi dicha el olvido
de ti, quiero estar triste siempre (como he vivido).
Prefiero la existencia más árida y doliente
al innoble consuelo de olvidar a mi ausente.
Por lo demás, ¡qué tengo sin ti de cosa propia,
que me halague o sonría en esta clara inopia,
ni qué luz en mis noches me quedará si pierdo
también la lamparita cordial de tu recuerdo!



Luis Cañizal de la Fuente

el cielo de nuestra cabeza es un pavés

-- de Luis Cañizal de la Fuente --

Wir setzen uns mit trnen de la matthus-passion de bach.
El cielo de nuestra cabeza es un pavés
de plata (ceniza) malhumorada.
Con él hemos vivido desde que nacimos,
y nada más se manifiesta
cuando las nubes bajas lo deprimen.
*
O haupt voll blut und wunden, ibidem.
Se nos abre la cabeza, oh dios,
de dolor a naranja
como se abre una puerta giratoria aullando
para dar paso a la luz:
pero por eso mismo hay esperanza:
nos cae la catarata
del dolor como un baño lustral
y nos quedamos llanos pecho a tierra
en una conformidad de lava color sesos.
(Madrid, 27 de marzo 2004. Trepanación voluntaria por las víctimas del once de marzo en madrid. Hemos percibido ahora que la humanidad huele al mismo



Góngora

amarrado al duro banco

-- de Góngora --

Amarrado al duro banco
de una galera turquesca,
ambas manos en el remo
y ambos ojos en la tierra,
un forzado de dragut
en la playa de marbella
se quejaba al ronco son
del remo y de la cadena:
«¡oh sagrado mar de españa,
famosa playa serena,
teatro donde se han hecho
cien mil navales tragedias!,
»pues eres tú el mismo mar
que con tus crecientes besas
las murallas de mi patria,
coronadas y soberbias,
»tráeme nuevas de mi esposa,
y dime si han sido ciertas
las lágrimas y suspiros
que me dice por sus letras;
»porque si es verdad que llora
mi captiverio en tu arena,
bien puedes al mar del sur
vencer en lucientes perlas.
»Dame ya, sagrado mar,
a mis demandas respuesta,
que bien puedes, si es verdad
que las aguas tienen lengua,
»pero, pues no me respondes,
sin duda alguna que es muerta,
aunque no lo debe ser,
pues que vivo yo en su ausencia.
»¡Pues he vivido diez años
sin libertad y sin ella,
siempre al remo condenado
a nadie matarán penas!»
en esto se descubrieron
de la religión seis velas,
y el cómitre mandó usar
al forzado de su fuerza.



Luis Rosales

autobiografía

-- de Luis Rosales --

Autobiografía
como el náufrago metódico que contase las olas
que faltan para morir,
y las contase, y las volviese a contar, para evitar
errores, hasta la última,
hasta aquella que tiene la estatura de un niño
y le besa y le cubre la frente,
así he vivido yo con una vaga prudencia de
caballo de cartón en el baño,
sabiendo que jamás me he equivocado en nada,
sino en las cosas que yo más quería.



Líber Falco

Lo que fue

-- de Líber Falco --

Vienes por un camino
que mi memoria sabe,
y me detengo entonces
indagándote el rostro.
Mas ah!, ya no es posible
siquiera, no es posible
detenerte un instante.

Todo está muerto, y muerto
el tiempo en que ha vivido.
Yo mismo temo, a veces,
que nada haya existido;
que mi memoria mienta,
que cada vez y siempre
–puesto que yo he cambiado–
cambie, lo que he perdido.



Manuel del Palacio

Semblanzas: XVII

-- de Manuel del Palacio --

Arranca el corazón á una gallina
Y mételo en el cuerpo de un perdido,
Que limpio ya del fango en que ha vivido
Pasa en el mundo por persona fina.

Aspecto dale de matón de esquina,
Voz campanuda y aire decidido,
Y haz que un Don ennoblezca su apellido
Aunque haya sido pinche de cocina.

Si tuviera pariente encopetado
Ponle de centinela hasta en su cama
Para que viva y duerma descuidado.

Acércale después á cierta dama,
Y tendrás un ministro moderado
De quien no hay que decir cómo se llama.



Jaime Sabines

sitio de amor

-- de Jaime Sabines --

Sitio de amor, lugar en que he vivido
de lejos, tú, ignorada,
amada que he callado, mirada que no he visto,
mentira que me dije y no he creído:

(ésta es la última vez que yo te quiero.
En serio te lo digo.)

Cosas que no conozco, que no he aprendido,
contigo, ahora, aquí, las he aprendido.

En ti creció mi corazón.
En ti mi angustia se hizo.
Amada, lugar en que descanso,
silencio en que me aflijo.

(Cuando miro tus ojos
pienso en un hijo.)

Hay horas, horas, horas, en que estás tan ausente
que todo te lo digo.

Tu corazón a flor de piel, tus manos,
tu sonrisa perdida alrededor de un grito,
ese tu corazón de nuevo, tan pobre, tan sencillo,
ese tu andar buscándome por donde yo no he ido:

todo eso que tú haces y no haces a veces
es como para estarse peleando contigo.

Niña de los espantos, mi corazón caído,
ya ves, amada, niña, qué cosas dijo.



Jaime Torres Bodet

bajamar

-- de Jaime Torres Bodet --

Conforme va la vida descendiendo
bajamar de los últimos ocasos
se distinguen mejor sombras y pasos
sobre esta playa en que a morir aprendo.
Acaba el sol por declinar. Los rasos
de la luz se desgarran sin estruendo
y del azul que ha ido enmudeciendo
afloran ruinas de horas en pedazos.
Ese que toco, desmembrado leño,
un día fue timón del barco erguido.
Que por piélagos diáfanos conduje.
En aquel mástil desplegué un ensueño.
Y en estas velas, ay, siento que cruje
todavía la sal de lo vivido.



Jorge Luis Borges

emerson

-- de Jorge Luis Borges --

Ese alto caballero americano
cierra el volumen de montaigne y sale
en busca de otro goce que no vale
menos, la tarde que ya exalta el llano.
Hacia el hondo poniente y su declive,
hacia el confín que ese poniente dora,
camina por los campos como ahora
por la memoria de quien esto escribe.
Piensa: leí los libros esenciales
y otros compuse que el oscuro olvido
no ha de borrar. Un dios me ha concedido
lo que es dado saber a los mortales.
Por todo el continente anda mi nombre;
no he vivido. Quisiera ser otro hombre.



Jorge Riechmann

1

-- de Jorge Riechmann --

He vivido en la superficie de las cosas.
Mas viví también por fortuna
en las palabras. Ellas iban
incorporándome a la lentitud
penetrando las estaciones de mi piel
dilatando la malla amarga de los días
rastreando el frío y el calor en los seres
zambulléndose en el amor hasta salir al tedio
en el tedio hasta dar en la esperanza
en la esperanza hasta emerger en el asombro
sin yo quererlo o porque lo quería.
Las palabras
maravillosamente
incapaces de compromiso.
No soy un juglar de la descomposición. Acaso
amo sobre todas las cosas
el lugar del canto del pinzón
la aérea ebriedad de las mimosas
y el minuto con memoria del beso de los amantes.
Pero hay que ir hasta el fondo
correr el riesgo
de abrasarse en la resistencia de las cosas
para sacar acaso la cabeza
al otro lado del espejo
o en el frescor de un nuevo meridiano.



César Vallejo

Los heraldos negros

-- de César Vallejo --

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... ¡Yo no sé!.

Son pocos; pero son Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;
o los heraldos negros que nos manda la muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... ¡Pobre... Pobre!. Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!

Poema siguiente: Deshojacion sagrada



Diego Hurtado de Mendoza

Por tan difícil parte me han llevado

-- de Diego Hurtado de Mendoza --

Por tan difícil parte me han llevado
Los importunos años que he vivido,
Que aun bien el medio dellos no he cumplido,
Y mil veces el fin he deseado.

Y toda la esperanza por do he andado,
De un mal á otro mayor siempre he venido;
En fin, á tal extremo soy traido,
Que no puedo temer mas triste estado.

Ansí que, ya sin bien, sin confianza,
Estoy de aqueste mal, que ahora muero,
Podría ya muy bien hacer mudanza;

Mas tanto por la causa mi mal quiero,
Que siento que me estraga la esperanza,
Y estoy harto mejor si desespero.



Octavio Paz

pequeño monumento

-- de Octavio Paz --

A alí chumacero
fluye el tiempo inmortal y en su latido
sólo palpita estéril insistencia,
sorda avidez de nada, indiferencia,
pulso de arena, azogue sin sentido.
Resuelto al fin en fechas lo vivido
veo, ya edad, el sueño y la inocencia,
puñado de aridez en mi conciencia,
sílabas que disperso sin rüido.
Vuelvo el rostro: no soy sino la estela
de mí mismo, la ausencia que deserto,
el eco del silencio de mi grito.
Mirada que al mirarse se congela,
haz de reflejos, simulacro incierto:
al penetrar en mí me deshabito.



Pablo Neruda

puedes amarme, silabaria

-- de Pablo Neruda --

Puedes amarme, silabaria,
y darme un beso sustantivo?
un diccionario es un sepulcro
o es un panal de miel cerrado?
en qué ventana me quedé
mirando el tiempo sepultado?
o lo que miro desde lejos
es lo que no he vivido aún?



Pedro Soto de Rojas

Llegando de esta ausencia

-- de Pedro Soto de Rojas --

Salve, Fénix, honor de esta ribera,
bien que afrenta del sol, salve, pastora,
que haciendo pobre a la rosada aurora
enriqueces la fértil primavera.

Salve, serena luz que reverbera
cuando el nublado Acuario triste llora,
y cuando el Aries sus guedejas dora
haces piedras ceniza y bronces cera.

Salve, y perdona la tardanza mía,
perdona el tiempo que he vivido ausente,
si es que ausente de ti vivir podría,

aunque sólo pensando estar presente
el alma -como en premio a su porfía
vive en ti cuando en mí morir se siente.



José Ángel Buesa

la sed insaciable

-- de José Ángel Buesa --

Decir adiós... La vida es eso.
Y yo te digo adiós, y sigo...
Volver a amar es el castigo
de los que amaron con exceso.
Amar y amar toda la vida,
y arder en esa llama.
Y no saber por qué se ama...
Y no saber por qué se olvida...
Coger las rosas una a una,
beber un vino y otro vino,
y andar y andar por un camino
que no conduce a parte alguna.
Buscar la luz que se eterniza,
la clara lumbre durarera,
y al fin saber que en una hoguera
lo que más dura es la ceniza.
Sentir más sed en cada fuente
y ver más sombra en cada abismo,
en este amor que es siempre el mismo,
pero que siempre es diferente.
Porque en sordo desacuerdo
de lo soñado y lo vivido,
siempre, del fondo del olvido,
nace la muerte de un recuerdo.
Y en esa angustia que no cesa,
que toca el alma y no la toca,
besar la sombra de otra boca
en cada boca que se besa...



José Ángel Buesa

viejo lobo de mar

-- de José Ángel Buesa --

Viejo lobo de mar, de sed sorda y violenta:
el humo de tu pipa tiene olor a tormenta.
Si relatas tus viajes ya nadie te hace caso,
porque siempre naufragas en el fondo de un vaso,
y cada travesía concluye como empieza:
en espuma de mar o espuma de cerveza.
Viejo lobo de mar: quédate en tu navío,
y escupe hacia la noche tu rencor y tu hastío.
La tierra te rechaza, viejo lobo sediento,
pues ya, como las velas, perteneces al viento;
y la mujer desnuda que adorna tu tatuaje
hoy duerme con un hombre que no se va de viaje.
El amor es un surco que florece o se cierra,
y tú, al vencer el mar, naufragaste en la tierra.
No, viejo navegante: quédate en tu navío,
y llena de humo amargo tu corazón vacío,
y esconde, en una risa de dientes incompletos,
la pesadumbre inmensa de tu vejez sin nietos.
Vuélvete a tu guarida, lobo de pelo cano,
para morir la muerte del que ha vivido en vano;
¡y córtate esa mano que no supo sembrar,
porque ya, para siempre, perteneces al mar!



José Ángel Buesa

soneto ii

-- de José Ángel Buesa --

Mi corazón se siente satisfecho
de haberte amado y nunca poseído:
así tu amor se salva del olvido
igual que mi ternura del despecho.
Jamás te vi desnuda sobre el lecho,
ni oí tu voz muriéndose en mi oído:
así ese bien fugaz no ha convertido
un ancho amor en un placer estrecho.
Cuando el deleite suma a lo vivido
acrecentado se lo resta el pecho,
pues la ilusión se va por el sentido.
Y, en ese hacer y deshacer lo hecho,
solo un amor se salva del olvido,
y es el amor que queda insatisfecho.



Juan Bautista Aguirre

Soneto moral (Aguirre)

-- de Juan Bautista Aguirre --

No tienes ya del tiempo malogrado
en el prolijo afán de tus pasiones,
sino una sombra, envuelta en confusiones,
que imprime en tu memoria tu pecado.

Pasó el deleite, el tiempo arrebatado
aun su imagen borró; las desazones
de tu inquieta conciencia son pensiones
que has de pagar perpetuas al cuidado.

Mas si al tiempo dejó para tu daño
su huella errante, y sombras al olvido
del que fue gusto y hoy te sobresalta,

para el futuro estudia el desengaño
en la imagen del tiempo que has vivido,
que ella dirá lo poco que te falta.



Gustavo Adolfo Bécquer

rima lvii

-- de Gustavo Adolfo Bécquer --

Este armazón de huesos y pellejo
de pasear una cabeza loca
cansado se halla al fin, y no lo extraño;
pues, aunque es la verdad que no soy viejo,
de la parte de vida que me toca
en la vida del mundo, por mi daño
he hecho un uso tal, que juraría
que he condensado un siglo en cada día.
Así, aunque ahora muriera,
no podría decir que no he vivido;
que el sayo, al parecer nuevo por fuera,
conozco que por dentro ha envejecido.
Ha envejecido, sí, ¡pese a mi estrella!,
harto lo dice ya mi afán doliente;
que hay dolor que al pasar su horrible huella
graba en el corazón, si no en la frente.



Gustavo Adolfo Bécquer

rima xl

-- de Gustavo Adolfo Bécquer --

Su mano entre mis manos,
sus ojos en mis ojos,
la amorosa cabeza
apoyada en mi hombro,
¡dios sabe cuántas veces,
con paso perezoso,
hemos vagado juntos
bajo los altos olmos
que de su casa prestan
misterio y sombra al pórtico!
y ayer... Un año apenas,
pasando como un soplo
con qué exquisita gracia
con qué admirable aplomo,
me dijo al presentarnos
un amigo oficioso:
“creo que alguna parte
he visto a usted” ¡ah, bobos
que sois de los salones
comadres de buen tono,
y andáis por allí a caza
de galantes embrollos.
¡Qué historía habéis perdido!
¡qué manjar tan sabroso!
para ser devorado
“soto voce” en un corro,
detrás de abanico
de plumas de oro!
¡discreta y casta luna,
copudos y altos olmos,
paredes de su casa,
umbrales de su pórtico,
callad, y que en secreto
no salga con vosotros!
callad; que por mi parte
lo he vivido todo:
y ella..., Ella..., ¡No hay máscara
semejante a su rostro!



Santiago Montobbio

el teólogo disidente

-- de Santiago Montobbio --

El teólogo disidente
no existe la muerte, no ha existido nunca.
Aunque bajo su amenaza haya vivido el hombre,
en su mentira, no existe la muerte, no existe,
y si adivináis tras la luna el exacto rostro
de la ausencia, si con olvido miráis
la pupila oscura de la espera
entenderéis que no existe, que de verdad no existe
y que cómo iba a existir ella y qué nombre
hubiéramos podido darle entonces a esta tierra.



Angel González

cumpleaños

-- de Angel González --

Yo lo noto: cómo me voy volviendo
menos cierto, confuso,
disolviéndome en aire
cotidiano, burdo
jirón de mí, deshilachado
y roto por los puños.
Yo comprendo: he vivido
un año más, y eso es muy duro.
¡Mover el corazón todos los días
casi cien veces por minuto!
para vivir un año es necesario
morirse muchas veces mucho.



Antonio Machado

A don Francisco Giner de los Ríos

-- de Antonio Machado --

Como se fue el maestro,
la luz de esta mañana
me dijo: Van tres días
que mi hermano Francisco no trabaja.
¿Murió?... Sólo sabemos
que se nos fue por una senda clara,
diciéndonos: Hacedme
un duelo de labores y esperanzas.
Sed buenos y no más, sed lo que he sido
entre vosotros: alma.
Vivid, la vida sigue,
los muertos mueren y las sombras pasan;
lleva quien deja y vive el que ha vivido.
¡Yunques, sonad; enmudeced, campanas!
Y hacia otra luz más pura
partió el hermanó de la luz del alba,
del sol de los talleres,
el viejo alegre de la vida santa.
... ¡Oh, sí!, llevad, amigos,
su cuerpo a la montaña,
a los azules montes
del ancho Guadarrama.
Allí hay barrancos hondos
de pinos verdes donde el viento canta.
Su corazón repose
bajo una encina casta,
en tierra de tomillos, donde juegan
mariposas doradas...
Allí el maestro un día
soñaba un nuevo florecer de España.
Baeza, 21 de febrero de 1915



Marilina Rébora

ser contigo, señor...

-- de Marilina Rébora --

Ser contigo, señor...
He querido querer, señor, y no he podido,
tal vez habré pecado por débil o indecisa,
mas lo que sé de cierto es el deber cumplido
y que a tu ley por siempre me mantuve sumisa.
He querido morir, señor, pero he vivido;
harto pausadamente sin darme a loca prisa,
pensando en los que estaban y en los que habían partido,
como alguien que de todos los que quiere precisa.
Desde hoy en adelante, estar contigo quiero;
amando u olvidada, viviendo o en la muerte,
es mi única añoranza lo que a todo prefiero:
ser contigo, señor, y conservarme fuerte,
para que en el instante de mi postrer segundo
me lleves amoroso al verdadero mundo.



Marilina Rébora

acatamiento

-- de Marilina Rébora --

Acatamiento
he querido morir, señor, pero he vivido
y confieso ante ti mi aleve cobardía.
¿Qué dejo para aquellos semejantes que han sido
probados en dolor a punto de agonía?
y por querer morir, señor, he revivido
puesto que tú dispones que pase al nuevo día,
retornada a mí misma, tras haber pretendido
ordenar mi existencia como si fuera mía.
Ya no habré de volver contra ti aunque padezca
ni habré de lamentarme en la misma desgracia.
Si no es tu voluntad que mi vida perezca,
acepto de buen grado, señor, tu santa gracia
y todos los misterios con que la tierra animas,
que para nuestro bien, lo que haces, estimas.



Medardo Ángel Silva

Y es una tristeza más en mi tristeza

-- de Medardo Ángel Silva --

A Jacinto Benavente

El lento son de la garúa,
en la calle del arrabal,
en mi corazón acentúa
la dolencia sentimental.

Simula, con su intermitente
lagrimeo, la lluvia clara,
la voz de algún adolescente
lloroso, que silabeara.

Tiene también la vida oscura
su encanto, y la poesía
que pone en la diaria amargura
la divina melancolía.

¡Sed de ideales y de cielo!
¡Oh lírica fiebre armoniosa!
¡Bien vales, infinito anhelo,
la pena que en mi alma rebosa!

Yo digo: ¡Sufro, luego existo!...
El dolor afirma la vida;
mas, todo caso está previsto,
¡y hay venda para toda herida!

Del abismo de lo que ha sido
al abismo de lo que ha de ser,
está el puente de lo vivido
y la actualidad del querer.

¡Está la linda boca fresca,
la dulce manzana carnal,
y nuestra vida funambulesca
tan líricamente anormal!



Miguel Unamuno

Incidente doméstico

-- de Miguel Unamuno --

Traza la niña toscos garrapatos,
de escritura remedo,
me los presenta y dice
con un mohín de inteligente gesto:

"¿Qué dice aquí, papá?"

Miro unas líneas que parecen versos.
"¿Aquí?" "Si, aquí; lo he escrito yo; ¿qué dice?
porque yo no sé leerlo..."
"¡Aquí no dice nada!", le contesté al momento.

"¿Nada?", y se queda un rato pensativa
-o así me lo parece, por lo menos,
pues ¿está en los demás o está en nosotros
eso a que damos en llamar talento?-.

Luego, reflexionando, me decía:
¿Hice bien revelándole el secreto?
-no el suyo ni el de aquellas toscas líneas,
el mío, por supuesto-.

¿Sé yo si alguna musa misteriosa,
un subterráneo genio,
un espíritu errante que a la espera
para encarnar está de humano cuerpo,
no le dictó esas líneas
de enigmáticos versos?

¿Sé yo si son la gráfica envoltura
de un idioma de siglos venideros?
¿Sé yo si dicen algo?
¿He vivido yo acaso de ellas dentro?

No dicen más los árboles, las nubes,
los pájaros, los ríos, los luceros ...
¡No dicen más y nos lo dicen todo!
¿Quién sabe de secretos?



Francisco de Quevedo

muestra el error de lo que se desea

-- de Francisco de Quevedo --

Si me hubieran los miedos sucedido
como me sucedieron los deseos,
los que son llantos hoy fueran trofeos:
mirad el ciego error en que he vivido!
con mis aumentos proprios me he perdido;
las ganancias me fueron devaneos;
consulté a la fortuna mis empleos,
y en ellos adquirí pena y gemido.
Perdí, con el desprecio y la pobreza,
la paz y el ocio; el sueño, amedrentado,
se fue en esclavitud de la riqueza.
Quedé en poder del oro y del cuidado,
sin ver cuán liberal naturaleza
da lo que basta al seso no turbado.



Francisco Villaespesa

a la fortuna

-- de Francisco Villaespesa --

Cuatro muros de cal, libros, y una
ventana al campo, y en la lejanía
las montañas o el mar, y la alegría
del sol, y la tristeza de la luna:
eso a mi eterna laxitud moruna,
para vivir en paz le bastaría...
¡Bien poco es lo que pides, alma mía,
pero menos te ha dado la fortuna!
échate, alma, a recordar... ¡Infancia
sin madre, adolescencia sin amores,
juventud sin placer!... ¡Así has vivido!...
¡Y ahora, un caduco otoño sin fragancia,
un pálido luar sin ruiseñores,
y un amor imposible sin olvido!



José Alonso y Trelles

Volver p'atras

-- de José Alonso y Trelles --

¿Que no mire p'atrás? ¿Que el tiempo juido
Nunca más ha e volver?
¿Que es mejor en la zanja del olvido
Sepultar el ayer?

Bien se ve que ricién abrís los ojos
A la vida, gurí;
Cuando sintás los caracuces flojos
No has de pensar asnsí.

¿Pa qué al flete e soñar vi a darle apronte
Si está maceta ya,
Si por juirle al camino vive a monte
Como el guasuvirá?

Cuando a juerza e penar yegués a viejo
Como yo, ya verás
Por qué quisiera ser como el cangrejo
Que anda siempre p'atrás.

¿Que vivir otra vez lo ya vivido,
Si jué amargo el vivir,
Es sufrir otra vez lo ya sufrido,
Que es más pior que morir?

Pero tamién v'haciéndose de a poco
Callo en el corazón...
¡Bien amarga es la yerba y yo soy loco
Po'el mate cimarrón!

Por eso al ver tranquiar hoscos y lerdos
Mis días sin amor,
Ato a soga el ternero e los recuerdos
P'apoyar la lechera del dolor...

Octubre de 1919.



José Asunción Silva

Suspiro

-- de José Asunción Silva --

Si en tus recuerdos ves algún día
entre la niebla de lo pasado
surgir la triste memoria mía
medio borrada ya por los años,
piensa que fuiste siempre mi anhelo
y si el recuerdo de amor tan santo
mueve tu pecho; nubla tu cielo,
llena de lágrimas tus ojos garzos;
¡ah! ¡no me busques aquí en la tierra
donde he vivido, donde he luchado,
sino en el reino de los sepulcros
donde se encuentran paz y descanso!



Baltasar del Alcázar

A Cristo

-- de Baltasar del Alcázar --

Cansado estoy de haber sin Ti vivido,
que todo cansa en tan dañosa ausencia.
Mas, ¿qué derecho tengo a tu clemencia,
si me falta el dolor de arrepentido?

Pero, Señor, en pecho tan rendido
algo descubrirás de suficiencia
que te obligue a curar como dolencia
mi obstinación y yerro cometido.

Tuya es mi conversión y Tú la quieres;
tuya es, Señor, la traza y tuyo el medio
de conocerme yo y de conocerte.

Aplícale a mi mal, por quien Tú eres,
aquel eficasísimo remedio
compuesto de tu sangre, vida y muerte.



Roberto Juarroz

hemos amado juntos tantas cosas

-- de Roberto Juarroz --

Hemos amado juntos tantas cosas
que es difícil amarlas separados.
Parece que se hubieran alejado de pronto
o que el amor fuera una hormiga
escalando los declives del cielo.
Hemos vivido juntos tanto abismo
que sin ti todo parece superficie,
órbita de simulacros que resbalan,
tensión sin extensiones,
vigilancia de cuerpos sin presencia.
Hemos andado tanto sin movernos
que los viajes ahora se descuelgan
como abrigos inútiles.
Movimiento y quietud se han desunido
como grados de dos temperaturas.
Hemos perdido juntos tanta nada
que el hábito persiste y se da vuelta
y ahora todo es ganancia de la nada.
El tiempo se convierte en antitiempo
porque ya no lo piensas.
Hemos callado y hablado tanto juntos
que hasta callar y hablar son dos traiciones,
dos sustancias sin justificación,
dos substitutos.
Lo hemos buscado todo,
lo hemos hallado todo,
lo hemos dejado todo.
Únicamente no nos dieron tiempo
para encontrar el ojo de tu muerte,
aunque fuera también para dejarlo.



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