Buscar Poemas con Tasa


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Se han encontrado 9 poemas con la palabra tasa

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Agustina Andrade

Después del triunfo

-- de Agustina Andrade --

A eso llaman triunfar: palmas y gritos,
algunos ramos de venal laurel,
y después... ¡El silencio y el olvido!
¿Y después? ¡Oh, qué horrible es el después!

Abrir el corazón, verter sin tasa
el perfume y la miel;
arrostrar la mirada indiferente
de las turbas sin fe!

Todo eso, ¿para qué? ¡Para que algunos,
con grosera avidez,
le claven los anteojos a la autora
y la aplaudan después!

¡Si eso es triunfar, la gloria es el martirio,
la gloria es la embriaguez!
¡Vale más la sonrisa de mi madre
que el más rico laurel!

Poema Después del triunfo de Agustina Andrade con fondo de libro

Luis Cernuda

escondido en los muros

-- de Luis Cernuda --

Este jardín me brinda
sus ramas y sus aguas
de secreta delicia.
Qué silencio. ¿Es así
el mundo?... Cruz al cielo
desfilando paisajes,
risueño hacia lo lejos.
Tierra indolente. En vano
resplandece el destino.
Junto a las aguas quietas
sueño y pienso que vivo.
Mas el tiempo ya tasa
el poder de esta hora;
madura su medida,
escapa entre sus rosas.
Y el aire fresco vuelve
con la noche cercana,
su tersura olvidando
las ramas y las aguas.

Poema escondido en los muros de Luis Cernuda con fondo de libro

Manuel del Palacio

No hay regla sin excepción

-- de Manuel del Palacio --

Pasó ya la estación de los amores
Y la edad de los sueños placentera;
Pasó la deliciosa primavera,
con ella los frutos y las flores.

Pasarán de la suerte los favores
Y de la vida la gentil quimera,
Como pasan, cruzando por la esfera,
Relámpagos de fuego brilladores.

También pasaron los instantes puros
En que el alma á sus dichas no halló tasa,
Ni vió para su afán diques ni muros;

Todo al cabo pasó: sólo no pasa
Una moneda falsa de dos duros
Que tengo hace tres meses en mi casa.

Poema No hay regla sin excepción de Manuel del Palacio con fondo de libro

Jorge Guillén

los aires

-- de Jorge Guillén --

¡damas altas, calandrias!
junten su elevación
algazara y montaña,
todavía crecientes
gracias a la mañana
trémula del rocío,
tan cándida y sin tasa,
bajo el cielo inventor
de distancias, de fábulas.
¡Libertad de la luz,
damas altas, calandrias,
lo rubio, lo ascendente!
sean así la traza,
tan simple aún, clarísima,
de las profundas nadas
gozosas de los aires,
con un alma inmediata,
sí, visible, total,
¡ah!, para la mirada
de los siempre amadores
¡damas altas, calandrias!



César Vallejo

poema para ser leído y cantado

-- de César Vallejo --

Poema para ser leído y cantado
sé que hay una persona
que me busca en su mano, día y noche,
encontrándome, a cada minuto, en su calzado.
¿Ignora que la noche está enterrada
con espuelas detrás de la cocina?
sé que hay una persona compuesta de mis partes,
a la que integro cuando va mi talle
cabalgando en su exacta piedrecilla.
¿Ignora que a su cofre
no volverá moneda que salió con su retrato?
sé el día,
pero el sol se me ha escapado;
sé el acto universal que hizo en su cama
con ajeno valor y esa agua tibia, cuya
superficial frecuencia es una mina.
¿Tan pequeña es, acaso, esa persona,
que hasta sus propios pies así la pisan?
un gato es el lindero entre ella y yo,
al lado mismo de su tasa de agua.
La veo en las esquinas, se abre y cierra
su veste, antes palmera interrogante...
¿Qué podrá hacer sino cambiar de llanto?
pero me busca y busca. ¡Es una historia!



Diego de Torres Villarroel

la casa de un grande

-- de Diego de Torres Villarroel --

Un rodrigón que siempre está en pelea
con la de pajes lamerona junta
un pobre mayordomo que se unta
y un contador maldito que lardea
una señora a quien el ocio asea
y otras que siempre están de blanco en punta
una dueña arrugada y cejijunta
que rellena de chismes la asamblea
un conjurador que riñe roba y miente
un cocinero de esta misma masa
gran chusma de libreas insolente
envidia mucha adulación sin tasa
y el gran señor que sirve solamente
de testigo del vicio de su casa.



José Ángel Buesa

canción cotidiana

-- de José Ángel Buesa --

Tu amor llegó calladamente;
calladamente se me fue...
Porque el amor es una fuente
que se nos seca de repente,
sin saber cómo ni por qué.
Amor de un beso que se olvida
y de un suspiro que se va;
amor de paso en nuestra vida,
pues se le da la bienvenida
cuando tal vez se aleja ya.
Así tu amor fue como el mío,
mujer de un claro atardecer:
amor que pasa como un río,
sin estancarse en el hastío
ni repetirse en el placer.
Amor feliz que da sin tasa,
pues sólo pide, a cambio, amor;
amor que deja, cuando pasa,
no la ceniza de una brasa,
sino el perfume de una flor.
Amor que al irse no está ausente;
amor sin dudas y sin fe,
como este amor intrascendente,
que, si llegó calladamente,
calladamente se fue...



Carlos Guido y Spano

Sensualismo

-- de Carlos Guido y Spano --

¿Será un crimen rasgar la tenue gasa
con que ocultas el amor gracias terrenas,
o en la pomposa viña las ajenas
uvas gustar y el bien que raudo pasa?

Cuando el amor el alma nos abrasa,
que Venus arde en las henchidas venas,
desciende el cielo mismo a las amenas
ígneas regiones del placer sin tasa.

Júpiter sumó el trono esplendoroso
dejó, ya Leda en cisne transformado
sedujo, ya la tiria Europa en toro;

¡Y en la prisión entrando voluptuoso
de la blanca Danae, derramado
sobre ella se deshizo en lluvia de oro!



Rosario de Acuña

La muerte (Acuña)

-- de Rosario de Acuña --

¿Es dormir sin ensueños y en la hundida
fosa quedar en eternal reposo?
O ¿es despertar del sueño pavoroso
que el hombre llama, en sus delirios, vida?

La obra del alma ¿quedará perdida,
deshecha, en el abismo tenebroso?
O ¿tendrá su empezar esplendoroso
cuando sintamos la postrera herida?

¡Qué importa lo que fuere! Si es el sueño
sin ensueño, el no ser, dormir sin tasa...
¡Es posible lograr mayor ventura!

Y si es el despertar del triste ensueño
del vivir terrenal, que al alma abrasa...
¡Hay dicha más gloriosa y más segura!



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