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Alberti

CUBA DENTRO DE UN PIANO

-- de Alberti --

Cuando mi madre llevaba un sorbete de fresa por sombrero
y el humo de los barcos aun era humo de habanero.
Mulata vuelta bajera.
Cádiz se adormecía entre fandangos y habaneras
y un lorito al piano quería hacer de tenor.
Dime dónde está la flor que el hombre tanto venera.
Mi tío Antonio volvía con su aire de insurrecto.
La Cabaña y el Príncipe sonaban por los patios del Puerto.
(Ya no brilla la Perla azul del mar de las Antillas.
Ya se apagó, se nos ha muerto).
Me encontré con la bella Trinidad.
Cuba se había perdido y ahora era verdad.
Era verdad, no era mentira.
Un cañonero huido llegó cantándolo en guajiras.
La Habana ya se perdió. Tuvo la culpa el
dinero...
Calló, cayó el cañonero.
Pero después, pero ¡ah! después...
Fue cuando al SÍ lo hicieron YES.

Poema CUBA DENTRO DE UN PIANO de Alberti con fondo de libro

Amado Nervo

hasta muriéndote

-- de Amado Nervo --

Hasta muriéndote me hiciste bien,
porque la pena de aquel edén
incomparable que se perdió,
trocando en ruego mi vieja rima,
llevó mis ímpetus hacia la cima,
pulió mi espíritu como una lima
y como acero mi fe templó.
Hoy, muy dolido, mas ya sereno,
por ti quisiera ser siempre bueno,
de los que sufren tengo piedad;
en mi alma huérfana, sólo dios priva,
nada mi vuelo mental cautiva,
y es mi esperanza cual siempreviva
que se se abre a un beso de eternidad.

Poema hasta muriéndote de Amado Nervo con fondo de libro

Lope de Vega

Al sol que os mira, por miraros, miro

-- de Lope de Vega --

Al sol que os mira, por miraros miro,
que pienso que la luz de vos tomando,
en sus rayos la vuestra estoy mirando,
y luego de dos soles me retiro.

Águila soy, a salamandra aspiro;
este Dédalo Amor me está animando;
pero anochece y, como estoy llorando,
en el mar de mis lágrimas expiro.

Y como donde estoy sin vos, no es día,
pienso cuando anochece, que vos fuistes
por quien perdió los rayos que tenía.

Por quien si amaneció cuando le vistes,
dejándole de ver, noche sería
en el ocaso de mis ojos tristes.

Poema Al sol que os mira, por miraros, miro de Lope de Vega con fondo de libro

Lope de Vega

Cuando el mejor planeta en el diluvio

-- de Lope de Vega --

Cuando el mejor planeta en el diluvio
templa de Etna y volcán la ardiente fragua,
y el mar pasado el límite desagua,
encarcelando al sol dorado y rubio;

Cuando cuelgan del Cáucaso y Vesubio
mil cuerpos entre verdes ovas y agua,
cuando balas de nieve y rayos fragua,
y el Gange se juntó con el Danubio;

cuando el tiempo perdió su mismo estilo
y el infierno pensó tener sosiego
y excedió sus pirámides el Nilo;

cuando el mundo quedó turbado y ciego,
¿dónde estabas, Amor, cuál fue tu asilo,
que en tantas aguas se escapó tu fuego?



Lope de Vega

Encaneció las ondas con espuma

-- de Lope de Vega --

Encaneció las ondas con espuma
Argos, primera nave, y sin temellas
osó tocar la gavia las estrellas,
y hasta el cerco del sol volar sin pluma.
Y aunque Anfitrite airada se consuma,
dividen el cristal sus ninfas bellas,
y hasta Colcos Jasón pasa por ellas,
por más que el viento resistir presuma.
Más era el agua que el dragón y el toro,
mas no le estorba que su campo arase
la fuerte proa entre una y otra sierra.
Rompióse al fin por dos manzanas de oro,
para que el mar cruel no se alabase,
que por lo mismo se perdió la tierra.



Lope de Vega

Reliquias ya de navegante flota

-- de Lope de Vega --

Reliquias ya de navegante flota
entre los pies de un empinado risco,
burla del mar, colmena de marisco,
dorada tablazón, descansa rota.

Sin estayes, sin brújula y escota,
picada de un pequeño basilisco,
la que fue de las nubes obelisco
perdió del rumbo la feliz derrota.

En este, pues, deshecho anfiteatro
que entre las siete maravillas nombro,
triste voz repitió por partes cuatro:

«Yo soy aquella cómica de asombro,
reina de las acciones del teatro,
que hoy beso el pie de quien pisaba el hombro.»



Jorge Luis Borges

elegía de un parque

-- de Jorge Luis Borges --

Se perdió el laberinto. Se perdieron
todos los eucaliptos ordenados,
los toldos del verano y la vigilia
del incesante espejo, repitiendo
cada expresión de cada rostro humano,
cada fugacidad. El detenido
reloj, la entretejida madreselva,
la glorieta, las frívolas estatuas,
el otro lado de la tarde, el trino,
el mirador y el ocio de la fuente
son cosas del pasado. ¿Del pasado?
si no hubo un principio ni habrá un término,
si nos aguarda una infinita suma
de blancos días y de negras noches,
ya somos el pasado que seremos.
Somos el tiempo, el río indivisible,
somos uxmal, cartago y la borrada
muralla del romano y el perdido
parque que conmemoran estos versos.



Jorge Luis Borges

los borges

-- de Jorge Luis Borges --

Nada o muy poco sé de mis mayores
portugueses, los borges: vaga gente
que prosigue en mi carne, oscuramente,
sus hábitos, rigores y temores.
Tenues como si nunca hubieran sido
y ajenos a los trámites del arte,
indescifrablemente forman parte
del tiempo, de la tierra y del olvido.
Mejor así. Cumplida la faena,
son portugal, son la famosa gente
que forzó las murallas del oriente
y se dio al mar y al otro mar de arena.
Son el rey que en el místico desierto
se perdió y el que jura que no ha muerto.



Jorge Manrique

coplas por la muerte de su padre 40

-- de Jorge Manrique --

Así, con tal entender,
todos sentidos humanos
conservados,
cercado de su mujer
y de sus hijos y hermanos
y criados,
dio el alma a quien se la dio
(en cual la dio en el cielo
en su gloria),
que aunque la vida perdió
dejónos harto consuelo
su memoria.
↑ Nos dejó



Jorge Manrique

esparza qué amador tan desdichado

-- de Jorge Manrique --

¡qué amador tan desdichado,
que gané
-en la gloria de amadores-
el más alto y mejor grado,
por la fe
que tuve con mis amores!
y así como lucifer
se perdió por se pensar
igualar con su señor,
así me vine a perder
por me querer igualar
en amor con el amor.



Jorge Manrique

Esparza: Qué amador tan desdichado

-- de Jorge Manrique --

¡Qué amador tan desdichado,
que gané
-en la gloria de amadores-
el más alto y mejor grado,
por la fe
que tuve con mis amores!
Y así como Lucifer
se perdió por se pensar

igualar con su Señor,
así me vine a perder
por me querer igualar
en amor con el Amor.



Josefina Pla

todo comenzó en el espejo

-- de Josefina Pla --

Espejo

todo comenzó en el espejo.
En la palma indiferente del agua
la nube fingió islas, cimientos el arco iris.
Todo comenzó en el espejo.
En el cielo engañifa de la charca
la rama empolló el huevo de la luna;
cosió el pájaro un velo con costura perdida.

Todo comenzó en el espejo.
La estrella guiñó mintiendo al pez incauto;
la luna escribió música que no despertó a nadie.

Y en el espejo una mañana
reconoció el viajero su secreto fantasma,
se vio pómulo y sien,
pupilas de agua para siempre cautiva,
frente como una lápida de sí mismo.
Se vio por fuera, se olvidó por dentro.
Y comenzó a clasificarse
según color y pelo.

Y los amantes murieron por él dos y tres veces,
y los viejos gustaron anticipada la agonía,
y el hombre del color perdió patria y amigos,
y la belleza vendió a su esposo el sueño.

-Todo comenzó en el espejo-.



Dolores Veintimilla

Quejas (Veintimilla)

-- de Dolores Veintimilla --

¡Y amarle pude....Al sol de la existencia
Se abría apenas soñadora el alma.....
Perdió mi pobre corazón su calma
Desde el fatal instante en que le hallé.
Sus palabras sonaron en mi oído
Como música blanda y deliciosa;
Subió a mi rostro el tinte de la rosa;
Como la hoja en el árbol vacilé.

Su imagen en el sueño me acosaba
Siempre halagüeña, siempre enamorada:
Mil veces sorprendiste, madre amada,
En mi boca un suspiro abrasador;
Y era él quien arrancaba de mi pecho,
El, la fascinación de mis sentidos;
El, ideal de mis sueños más queridos;
El, mi primero, mi ferviente amor.

Sin él, para mí, el campo placentero
En vez de flores me obsequiaba abrojos:
Sin él eran sombríos a mis ojos
Del sol los rayos en el mes de abril.
Vivía de su vida aprisionada;
Era el centro de mi alma el amor suyo;
Era mi aspiración, era mi orgullo....
¿Por qué tan presto me olvidaba el vil?



Dulce María Loynaz

el perdedor

-- de Dulce María Loynaz --

Has perdido jugando una canción:

yo te la iré a buscar junto a la fuente
donde el agua es más honda y el sopor
más largo...
Hoy la devolveré a tu pecho ardiente
hecha sombra... ¡O hecha sol!

has perdido jugando tu mejor
perla, la que era un coágulo de aurora,
la llamada alba triste:
no llores por tu perla, perdedor...
Yo te la buscaré hora tras hora,
guijarro tras guijarro y flor tras flor...

Has perdido-jugando...-El resplandor
de una estrella: ¡has perdido hasta una estrella!
y hasta una estrella he de encontrarte yo...

Tanto puedo por ti, tanto... Voy a seguir la huella
sobre el mar de una estrella
que se perdió...

Has perdido jugando un gran amor...



José Agustín Goytisolo

historia conocida

-- de José Agustín Goytisolo --

Es una historia conocida, amigos,
todos la recordamos,
viento del pueblo se perdió en el pueblo
pero no ha terminado.
Hace tiempo hubo un hombre entre nosotros,
alegre, iluminado,
que amó y vivió, cantaba hasta en la muerte,
libre como los pájaros.
¡Qué bonito sería! nace, escribe,
muere desamparado.
Se estudian sus poemas, se le cita,
y a otra cosa, muchachos.
Pero su nombre continúa, sigue,
como nosotros, esperando
el día en que este asunto, y otros muchos,
se den por terminado.
¡Qué bonito sería! nace, escribe,
muere desamparado.
José agustín goytisolo



Julián del Casal

paisaje espiritual

-- de Julián del Casal --

Perdió mi corazón el entusiasmo
al penetrar en la mundana liza,
cual la chispa al caer en la ceniza
pierde el ardor en fugitivo espasmo.
Sumergido en estúpido marasmo
mi pensamiento atónito agoniza
o, al revivir, mis fuerzas paraliza
mostrándome en la acción un vil sarcasmo.
Y aunque no endulcen mi infernal tormento
ni la pasión, ni el arte, ni la ciencia,
soporto los ultrajes de la suerte,
porque en mi alma desolada siento,
el hastío glacial de la existencia
y el horror infinito de la muerte.



Pablo Neruda

poema 8 veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924)

-- de Pablo Neruda --

Abeja blanca zumbas ebria de miel en mi alma
y te tuerces en lentas espirales de humo.
Soy el desesperado, la palabra sin ecos,
el que lo perdió todo, y el que todo lo tuvo.
Última amarra, cruje en ti mi ansiedad última.
En mi tierra desierta eres la última rosa.
Ah silenciosa!
cierra tus ojos profundos. Allí aletea la noche.
Ah desnuda tu cuerpo de estatua temerosa.
Tienes ojos profundos donde la noche alea.
Frescos brazos de flor y regazo de rosa.
Se parecen tus senos a los caracoles blancos.
Ha venido a dormirse en tu vientre una mariposa de sombra.
Ah silenciosa!
he aquí la soledad de donde estás ausente.
Llueve. El viento del mar caza errantes gaviotas.
El agua anda descalza por las calles mojadas.
De aquel árbol se quejan, como enfermos, las hojas.
Abeja blanca, ausente, aún zumbas en mi alma.
Revives en el tiempo, delgada y silenciosa.
Ah silenciosa!



José María Hinojosa

calma

-- de José María Hinojosa --

A luis buñuel
¿dónde se acaba el mar?
¿dónde comienza el cielo?
los barcos van flotando.
O remontan el vuelo?
se perdió el horizonte,
en el juego mimético
del cielo y de las aguas.
Se fundió el movimiento,
en un solo color
azul, el azul quieto.
Se funden los colores;
se apaga el movimiento.
Un solo color queda;
no existe barlovento.
¿Dónde se acaba el mar?
¿dónde comienza el cielo?



José Ángel Buesa

el nombre olvidado

-- de José Ángel Buesa --

Voy andando en el tiempo de otro día,
alma sin nombre, nombre en el olvido;
te vi en un sueño y te he reconocido,
quizá porque en tu frente amanecía.
Y hoy es ayer en este parque viejo
donde está esperando, sombra leve,
como un olor de lluvia que no llueve,
como una niña ciega ante el espejo.
Pero eres tú, tan mía y tan ajena,
de un modo tan confuso y tan sencillo,
como el brillo redondo de un anillo
que no se sabe quién perdió en la arena.
Y yo soy la ternura de aquel hombre
que tú quisiste, ya no importa cuando,
y el tiempo se detiene, y sigo andando.



José Ángel Buesa

el arquero

-- de José Ángel Buesa --

i
arquero de la noche, con un gesto arrogante,
alcé el arco en la sombra y apunté a las estrellas.
Arquero de la noche, mi pulso estaba firme,
y en mi carcaj había solamente una flecha.
Ii
y vigorosamente lancé mi flecha al viento,
y hubo un largo zumbido sobre la cuerda tensa.
Lancé mi única flecha la flecha de mi ensueño
y me crucé de brazos bajo la noche negra.
Iii
el arco envejecido se me pudre en las manos,
pero yo sigo arquero de la noche en mi espera.
Lancé mí única flecha, y se perdió en lasombra.
Y nunca he de saber si llegó a las estrellas.



Juan de Arguijo

El triste fin, la suerte infortunada

-- de Juan de Arguijo --

El triste fin, la surete infortunada
(Ajeno premio de la fe constante)
Del uno y otro miserable amante,
A quien perdió una noche y una espada,

Oculta en sombre obscura esta labrada
Piedra. Tú, peregrino caminante,
Repara el grave caso, y con semblante
Pio suspende el curso á tu jornada;

Que darás tiernas lágrimas no dudo
A estas cenizas, donde aun dura ardiente
El fuego que causó desdicha tanta;

Debida composión al mal que pudo
Mudar color en la cercana fuente,
Y el de su fruto en la silvestre planta.



Juan de Tassis y Peralta

al mismo rodrigo calderón. redondillas (atribuido)

-- de Juan de Tassis y Peralta --

Aquí de un hombre el poder
yace mejorado en suerte;
perdió el ser y fue su muerte
tal que cobró mayor ser.
Caminante, ¿dónde vas?
no estén de tu nombre ajenos:
si fue más para ser menos,
fue menos para ser más.
Hoy de fortuna el desdén
dio aquí una muerte inmortal
a quien el bien hizo mal
y a quien el mal hizo bien.



Garcilaso de la Vega

SONETO XV

-- de Garcilaso de la Vega --

Si quejas y lamentos pueden tanto,
que enfrenaron el curso de los ríos,
y en los diversos montes y sombríos
los árboles movieron con su canto;

si convertieron a escuchar su llanto
los fieros tigres, y peñascos fríos;
si, en fin, con menos casos que los míos
bajaron a los reinos del espanto,

¿por qué no ablandará mi trabajosa
vida, en miseria y lágrimas pasada,
un corazón conmigo endurecido?

Con más piedad debría ser escuchada
la voz del que se llora por perdido
que la del que perdió y llora otra cosa.



Garcilaso de la Vega

Si quejas y lamentos pueden tanto

-- de Garcilaso de la Vega --

Si quejas y lamentos pueden tanto,
que enfrenaron el curso de los ríos,
y en los diversos montes y sombríos
los árboles movieron con su canto;

si convertieron a escuchar su llanto
los fieros tigres, y peñascos fríos;
si, en fin, con menos casos que los míos
bajaron a los reinos del espanto,

¿por qué no ablandará mi trabajosa
vida, en miseria y lágrimas pasada,
un corazón conmigo endurecido?

Con más piedad debría ser escuchada
la voz del que se llora por perdido
que la del que perdió y llora otra cosa.



Gutierre de Cetina

al pie de un monte que divide a españa

-- de Gutierre de Cetina --

De francia, do más alto el cuello asoma,
en las faldas de aquél que el nombre toma
del ladrón más subtil, de mayor maña,
en un valle hermoso a do la extraña
alteza el blanco monte abaja y doma,
no lejos de la fuente por quien roma
dio nombre a la región que en torno baña,
cerca de do perdió el francés famoso
la gloria de que aún hoy soberbio viene,
allí nació la causa del mal mío;
después la crió el tajo, y de invidioso
pisuerga la robó, betis la tiene:
intendami chi può, ch'i' m'intend'io.



Gutierre de Cetina

de aquella voluntad que a mi tormento

-- de Gutierre de Cetina --

Pudo entregarme así, tan de su grado,
no puedo en nada ya ser ayudado,
ni en mi favor ni como mía la siento.
Perdió razón su acostumbrado asiento,
que el nuevo mal nueva razón me ha dado;
y en tanta confusión solo ha quedado
por verdugo del alma el pensamiento.
Tampoco me quedó libre el deseo,
que entre vida y morir busca y no acierta
de cuál se agrada más, cuál me conviene.
Pensad cuál debo estar, ved cuál me veo,
que el morir, por entrar, corre a la puerta,
y el vivir, por salir, se lo detiene.



Hernando de Acuña

Ícaro

-- de Hernando de Acuña --

Con Ícaro, de Creta se escapaba
Dédalo, y ya las alas extendía,
y al hijo, que volando le seguía,
con amor maternal amonestaba:

Que si el vuelo más alto levantaba,
la cera con el sol se desharía,
y en el mismo peligro le pondría
el agua y su vapor, si más bajaba.

Mas el soberbio mozo, y poco experto,
enderezóse luego al alo cielo
y, ablandada la cera en la altura,

perdió las alas, y en el aire muerto,
recibiéndole el mar del alto vuelo,
por el nombre le dio la sepultura.



Salvador Díaz Mirón

Lance

-- de Salvador Díaz Mirón --

Es un viejo borracho que me provoca,
que me cierra el camino y al diablo evoca,
recio, locuaz, inmundo, descalzo y fiero,
con terribles ojazos de un gris de acero
y con una calvicie de yerma roca.
-La testa perdió greña, razón y toca.

Hasta el pecho la barba se le desliza,
como espuma de arroyo por cana y riza.
La diestra dura y fuerte, como una marra,
enseña entre uñas corvas, como de garra,
pipa roja con aire de cruenta triza.
-La mano es tan aleve como maciza.

Paro el corcel fogoso y alzo la fusta...
-Occiduo el Sol corona cúspide augusta,
y el ebrio tiene al rubro y oblicuo rayo
sangre a linfas rebelde que aun pinta el sayo-.
Y me afirmo en el potro, y él se me asusta,
y el anciano derriba y en lodo incrusta.



Santa Teresa de Jesús

A la cruz

-- de Santa Teresa de Jesús --

RUZ , descanso de mi vida,
Vos seáis la bienvenida.

Glosa

¡Oh, bandera, en cuyo amparo
El más flaco será fuerte!
¡Oh vida de nuestra muerte
Qué bien la has resucitado!
Al león has amansado.
Pues por ti perdió la vida,
Vos seáis la bienvenida.

Quien no os ama está cautivo
Y ajeno de libertad;
Quien a vos quiere llegar
No tendrá en nada desvío.
¡Oh dichoso poderío,
Donde el mal no halla cabida!
Vos seáis la bienvenida.

Vos fuisteis la libertad
De nuestro gran cautiverio:
Por vos se reparó el mal
Con tan costoso remedio;
Para con Dios fuisteis medio
De alegría sin medida:
Vos seáis la bienvenida.

Santa Teresa de Jesús.



Tirso de Molina

en la prisión de unos hierros

-- de Tirso de Molina --

En la prisión de unos hierros,
lloraba la tortolilla...
Reciprocando requiebros
en el nido de una viña,
fertilidad le promete
de amor su cosecha opima.
Nunca nacieran los celos
que amores esterilizan,
corazones desenlazan
y esperanzas descaminan.
Perdió la tórtola amante
a manos de la malicia,
epitalamios consortes.
¡Ay, de quién los desperdicia!
como era el águila reina
(mejor la llamara arpía),
cuando ejecute crueldades,
¿quién osará resistirlas?
¿qué importan las amenazas
del águila ejecutiva,
si ya el león coronado
venganzas contra ella intima?
humillará su soberbia,
caerá el águila atrevida,
siendo presa a los voraces
lebreles que la dividan.
(De los cigarrales de toledo )



Anónimo

Romance del alcaide de Alhama

-- de Anónimo --

-Moro alcaide, moro alcaide,
el de la barba vellida,
el rey os manda prender
porque Alhama era perdida.
-Si el rey me manda prender
porque Alhama se perdía,
el rey lo puede hacer,
mas yo nada le debía,
porque yo era ido a Ronda
a bodas de una mi prima;
yo dejé cobro en Alhama
el mejor que yo podía.
Si el rey perdió su ciudad,
yo perdí cuanto tenía:
perdí mi mujer y hijos,
las cosas que más quería.



Anónimo

Romance del rey don Juan de Navarra

-- de Anónimo --

Los aires andan contrarios,
el sol eclipse hacía,
la luna perdió su lumbre,
el norte no parecía,
cuando el triste rey don Juan
en la su cama yacía,
cercado de pensamientos,
que valer no se podía.
-¡Recuerda, buen rey, recuerda,
llorarás tu mancebía!
¡Cierto no debe dormir
el que sin dicha nacía!
¡Quién eres tú, la doncella?
dímelo por cortesía.
-A mí me llaman Fortuna,
que busco tu compañía.
-¡Fortuna, cuánto me sigues,
por la gran desdicha mía,
apartado de los míos,
de los que yo más quería!
¡Qué es de ti, mi nuevo amor,
qué es de ti, triste hija mía?
que en verdad hija tú tienes,
Estella, por nombradía.
¿Que es de ti, Olite y Tafalla?
¿qué es de mi genealogía?
¡Y ese castillo de Maya
que el duque me lo tenía!
Pero si el rey no me ayuda,
la vida me costaría.



Anónimo

La misa del amor

-- de Anónimo --

Mañanita de San Juan,

mañanita de primor,

cuando damas y galanes

van a oír misa mayor.

Allá va la mi señora,

entre todas la mejor;

viste saya sobre saya,

mantellín de tornasol,

camisa con oro y perlas

bordada en el cabezón.

En la su boca muy linda

lleva un poco de dulzor;

en la su cara tan blanca,

un poquito de arrebol,

y en los sus ojuelos garzos

lleva un poco de alcohol;

así entraba por la iglesia

relumbrando como el sol.

Las damas mueren de envidia,

y los galanes de amor.

El que cantaba en el coro,

en el credo se perdió;

el abad que dice misa,

ha trocado la lición;

monacillos que le ayudan,

no aciertan responder, non,

por decir amén, amén,

dicen amor, amor.



Anónimo

Seducción de la Cava

-- de Anónimo --

Amores trata Rodrigo,
descubierto ha su cuidado;
a la Cava se lo dice
de quien anda enamorado;
-Mira, Cava; mira, Cava;
mira, Cava, que te hablo;
darte he yo mi corazón
y estaría a tu mandado.
La Cava, como es discreta,
a burlas lo habla echado;
respondió muy mesurada
y el gesto muy abajado:
-Como lo dice tu alteza,
debe estar de mí burlando;
no me lo mande tu alteza,
que perdería gran ditado.
Don Rodrigo le responde
que conceda en lo rogado.
Ella hincada de rodillas,
él estala enamorando;
sacándole está aradores
de las sus jarifas manos.
Fuese el rey dormir la siesta,
por la Cava había enviado;
cumplió el rey su voluntad
más por fuerza que por grado,
por lo cual se perdió España
por aquel tan gran pecado.
La malvada de la Cava
a su padre lo ha contado.
Don Julián, que es traidor,
con los moros se ha concertado
que destruyen España
por le haber así injuriado.



Marilina Rébora

el mensaje perdido

-- de Marilina Rébora --

El mensaje perdido
se lo ha llevado el viento, esa mano de olvido,
el pequeño mensaje que quedara en la puerta;
se fue sobrevolando, como ebrio o perdido,
la rumorosa calle, en la tarde desierta.
Allá irá, todo alma de amor estremecido,
náufrago diminuto con dirección incierta,
agonizante espíritu, el que pudo haber sido
alegría del ser que lo aguardaba alerta.
Diría: «¡te recuerdo!» o, tal vez, «¡hasta nunca!»
«te llevo por los días guardada en mi memoria».
O quizá: «amor mío, me voy con el crepúsculo...»
Mas nada ha de saberse pues así queda trunca
toda posible hipótesis sobre la dulce historia,
que el papel se perdió, tan grande y tan minúsculo.



Meira Delmar

la ausencia

-- de Meira Delmar --

Se me perdió tu huella.
Un viento
huracanado y frío la borró del sendero,
dejándome los pasos
sin rumbo alguno ahora,
sin saber hacia dónde
orientar el destino.
En torno de esta inmensa
soledad gira y gira
el desmedido anillo
del horizonte en vano.
Me llaman los caminos
pero no los encuentro:
tu voz, mi rosa náutica,
mi rosa de los vientos,
se me apagó en la noche.
!--Img



Nicolás Guillén

josé ramón cantaliso

-- de Nicolás Guillén --

José ramón cantaliso,
¡canta liso!, canta liso,
josé ramón.
Duro espinazo insumiso:
por eso es que canta liso
josé ramón cantaliso,
josé ramón.
En bares, bachas, bachatas,
a los turistas a gatas,
y a los nativos también,
a todos, el son preciso
josé ramón cantaliso
les canta liso, muy liso,
para que lo entiendan bien.
Voz de cancerosa entraña.
Humo de solar y caña,
que es nube prieta después:
son de guitarra madura,
cuya cuerda ronca y dura
no se enreda en la cintura,
ni prende fuego en los pies.
El sabe que no hay trabajo,
que el pobre se pudre abajo.
Y que tras tanto luchar,
el que no perdió el resuello,
o tiene en la frente un sello,
o está con el agua al cuello
sin poderlo remediar.
Por eso de fiesta en fiesta
con su guitarra protesta,
que es su corazón también,
y a todos el son preciso,
josé ramón cantaliso
les canta liso, muy liso,
para que lo entiendan bien.



Juan Nicasio Gallego

Soneto improvisado en broma

-- de Juan Nicasio Gallego --

Ya no reina en las tablas Marco Antonio,
César, Yogurta ni el patrón de Plinio.
El trágico puñal perdió el dominio,
opio se emplea, arsénico, antimonio.

Cruces, horcas, fantasmas el telonio
te ofrece si haces de él fiel escrutinio:
de crímenes atroces vaticinio
es hoy la bendición del matrimonio.

El delirio, el furor se llaman genio;
ya Diana no es más que un plenilunio;
sólo se usa en el gálico Cilenio:

y en los teatros en diciembre o junio
tiemblan de horror los arcos del proscenio
de sólo presenciar tanto infortunio.



Juan Ruiz Arcipreste de Hita

libro de buen amor 19

-- de Juan Ruiz Arcipreste de Hita --

Alano carniçero en un río andava,
una pieça de carne en la boca pasava,
con la sombra del agua dos tanto l' semejava,
cobdiçiola abarcar, cayósele la que levava.
Por la sombra mentirosa et por su coydar vano
la carne que tenía, perdiola el alano,
non ovo lo que quiso, non l' fue cobdiçiar sano,
coydó ganar, et perdió lo que tenía en su mano.
Cada día contesçe al cobdiçioso atal,
coyda ganar contigo, et pierde su cabdal,
de aquesta raís mala nasçe todo el mal,
es la mala cobdiçia un pecado mortal.
Lo más e lo mejor, lo qu'es más preçiado,
desque lo tiene omen çierto et ya ganado,
nunca debe dexarlo por un vano coydado:
quien dexa lo que tiene fase grand mal recabdo.
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índice de la obra
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Julio Herrera Reissig

Terminación de la fiesta. Despedidas y quejas. Llueve. Desfile de la concurrencia

-- de Julio Herrera Reissig --

Suenan galanteos y besos y adioses:
Se marchan los Papas de ceño fruncido.
Las Brujas, los Duendes de acento fingido,
Se marchan los Reyes, se marchan los Dioses,
Y todos se marchan... Ya todos se han ido...!
Pasaron volando las cuatro Estaciones,
Los bellos Ocasos, las bellas Auroras,
Endriagos, Quimeras, Esfinges, Dragones,
Hidras y Centauros y Furias traidoras
Y Gnomos y Faunos y Meses y Horas.
Se apagan las luces. El viejo Castillo
Se esfuma, se borra. Cuatro campanadas
Da el Reloj. (Sus botas perdió Pulgarcillo
Y una bruja loca lo lleva a la grupa).
Negras Amazonas pasan a horcajadas
En palos de escoba; y el negro corrillo
De sombras eternas zumbando se agrupa...!
Zumbando se agrupa...!
(Llueve). Los Ciclones tocan en sus flautas
Su inmenso silbido.
Los viejos Ciclones tocan en sus flautas,
las Sirenas lloran, las Ninfas se quejan.
(El viejo Patriarca se queda dormido).
Pasan Unicornios, Monstruos y Argonautas...
Ya todos se han ido, ya todos se alejan,
Ya todos se alejan, ya todos se han ido...
Se quejan
se alejan...
Se han ido...!



Federico García Lorca

Canción de jinete

-- de Federico García Lorca --

En la luna negra
de los bandoleros,
cantan las espuelas.

Caballito negro.
¿Dónde llevas tu jinete muerto?

...Las duras espuelas
del bandido inmóvil
que perdió las riendas.

Caballito frío.
¡Qué perfume de flor de cuchillo!

En la luna negra,
sangraba el costado
de Sierra Morena.

Caballito negro.
¿Dónde llevas tu jinete muerto?

La noche espolea
sus negros ijares
clavándose estrellas.

Caballito frío.
¡Qué perfume de flor de cuchillo!

En la luna negra,
¡un grito! y el cuerno
largo de la hoguera.

Caballito negro.
¿Dónde llevas tu jinete muerto?



Federico García Lorca

Juan Ramón Jiménez

-- de Federico García Lorca --

En el blanco infinito,
nieve, nardo y salina,
perdió su fantasía.

El color blanco, anda,
sobre una muda alfombra
de plumas de paloma.

Sin ojos ni ademán,
inmóvil sufre un sueño.
Pero tiembla por dentro.

En el blanco infinito,
¡qué pura y larga herida
dejó su fantasía!

En el blanco infinito.
Nieve. Nardo. Salina.



Fernando de Herrera

Qué bello nudo y fuerte me encadena

-- de Fernando de Herrera --

¿Qué bello nudo y fuerte me encadena
con tierno ardor, en quien amor airado
me enciende el corazón, y en un cuidado
duro y terrible siempre me enajena?

El oro que al Gange indo en su ancha vena
luciente orna, y en hebras dilatado,
con luengo cerco y terso ensortijado,
gentil corona en blanca frente ordena.

¡Oh vos, que al sol vencido, prestáis fuego,
en quien mi pensamiento no medroso
las alas metió libre, y perdió el vuelo!

Lazos que me estrecháis, mi pecho ciego
abrasad, porque en prez del mal penoso
segura mi fe rinda su recelo.



Fernando de Herrera

Yo vi a mi dulce Lumbre que esparcía

-- de Fernando de Herrera --

Yo vi a mi dulce Lumbre que esparcía
sus crespas ondas de oro al manso viento,
y con suave y tierno movimiento
mi duro corazón enternecía;

mi rustiqueza y torpe rebeldía
perdió, vencida, el obstinado intento,
y en blando y regalado sentimiento
trocó mi alma la aspereza mía.

Nunca me vi más preso ni rendido,
y nunca vi en mi Luz mayor dureza,
ni más recio desdén mi largo olvido.

A término tan grave y estrecheza,
casas, mi triste suerte me ha traído,
que temo de mi Lumbre al belleza.



Francisco de Aldana

A Cosme de Aldana, su hermano

-- de Francisco de Aldana --

Cual sin arrimo vid, cual planta umbrosa
viuda del ruiseñor que antes solía
con dulce canto, al parecer del día,
invocar de Titón la blanca esposa;

cual navecilla en noche tenebrosa
do el gobierno faltó que la regía,
cual caminante que perdió su guía
en selva oscura, horrible y temerosa;

cual nube de mil vientos combatida,
cual ave que atajó la red su vuelo,
cual siervo fugitivo y cautivado,

cual de peso infernal alma afligida,
o cual quedó tras el diluvio el suelo:
tal quedé yo sin vos, hermano amado.

Notas:

↑ La blanca esposa de Titón es Eos, o Aurora, que personifica el amanecer.



Francisco Sosa Escalante

La caída de las hojas (Sosa Escalante)

-- de Francisco Sosa Escalante --

Cayendo están las hojas; por el suelo
Las arrastra impetuoso torbellino;
Perdió la selva su esplendor divino,
Sus nubes de oro nuestro limpio cielo.

En las ramas del árbol no su duelo
Lamenta el ave en armonioso trino,
Ni halla sombra el viandante en su camino,
Ni hay para el pecho bienhechor consuelo.

Tristeza nada más! el alma mía
Al ver marchitas las hermosas flores
Que grata primavera ayer vestía,

Recuerda que así pasan los amores
Dejando solo la memoria impía
Del goce disfrutado en dias mejores.



Francisco Villaespesa

sara es viciosa...

-- de Francisco Villaespesa --

Sara es viciosa. Su pupila oscura
de incitantes promesas es venero...
Bebe como un tudesco, y fuma y jura
con el canalla argot de un marinero.
Su placer es violento. Besa, muerde
y grita, y al final de la batalla,
muere su voz y hasta la vista pierde
y en nerviosos ataques se desmaya.
¡Oh, jilguero embriagado de alegría,
nadie te vio llorar!... ¡Tan sólo un día
furtivo llanto se asomó a tus ojos
y tu mirada se perdió en el cielo,
viendo dos hilos de tu sangre rojos
temblando en la blancura de un pañuelo!...



Carolina Coronado

en otro. traducido del dante

-- de Carolina Coronado --

¡eh!... Peregrino que por esta vía
atraviesas con planta indiferente,
¿vienes tal vez de tan remota gente
que el duelo ignoras de la patria mía?
¿cómo no lloras ¡ay! cuando sombría
cruzas por medio su ciudad doliente,
como quien nada sabe, nada siente
del grave luto que oscurece el día?
si te detienes a escuchar el caso,
yo sé de cierto que llorando, amigo,
no pudieras de aquí mover el paso:
perdió italia a beatriz; y cuanto dijo
a otros hombres hablando de la bella,
tiene virtud de hacer llorar por ella.



Clemente Althaus

Castigo (Althaus)

-- de Clemente Althaus --

«¿No oyes? la aguda cántiga temprana
del ave conocida en la ventana,
oh amado, nos avisa
que torna la mañana
con importuna desusada prisa.
»¡Ay! ya de tu partir llegó la hora:
¡Cuán presurosa fue de la traidora
breve noche la fuga!
La diligente aurora
Hoy ¡qué temprano en nuestro mal madruga!
»Mas deja el lecho, y tus disfraces viste;
y, aunque me miras congojada y triste,
parte ya, dulce amigo,
secreto cual viniste:
nadie de tu salir sea testigo.
»Mas ni hablas, ni respiras» ¡ay! que nada,
nada responde el joven; espantada,
ella le toca y mueve,
e inmoble inanimada
masa siente, más fría que la nieve.
¡Ay! ¡qué gritos arroja de hondo espanto!
¡Qué alaridos! ¡qué voces! ¡y qué llanto!
La familia despierta
y acude a rumor tanto,
y es de todos su infamia descubierta.
Y la culpada que a sus padres mira
llenos de asombro y de vergüenza y de ira,
y al que amaba difunto,
solo a morir aspira,
que honra, dicha y amor perdió en un punto.



Rafael Pombo

Cutufato y su gato

-- de Rafael Pombo --

Cutufato y su gato

Quiso el niño Cutufato
Divertirse con un gato;
Le ató piedras al pescuezo,
Y riéndose el impío
Desde lo alto de un cerezo
Lo echó al río.

Por la noche se acostó;
Todo el mundo se durmió,
Y entró a verlo un visitante
El espectro de un amigo,
Que le dijo: ¡Hola! al instante
¡Ven conmigo!

Perdió el habla; ni un saludo
Cutufato hacerle pudo.
Tiritando y sin resuello
Se ocultó bajo la almohada;
Mas salió, de una tirada
Del cabello

Resistido estaba el chico;
Pero el otro callandico,
Con la cola haciendo un nudo
De una pierna lo amarró,
Y, ¡qué horror! casi desnudo
Lo arrastró.

Y voló con él al río,
Con un tiempo oscuro y frío,
Y colgándolo a manera
De un ramito de cereza
Lo echó al agua horrenda y fiera
De cabeza

¡Oh! ¡qué grande se hizo el gato!
¡qué chiquito el Cutufato!
¡Y qué caro al bribonzuelo
su barbarie le costó!
Más fue un sueño, y en el suelo
Despertó.



Rafael Pombo

Pastorcita

-- de Rafael Pombo --

Pastorcita perdió sus ovejas
¡y quién sabe por dónde andarán!
-No te enfades, que oyeron tus quejas
y ellas mismas bien pronto vendrán.

Y no vendrán solas, que traerán sus colas,
Y ovejas y colas gran fiesta darán.
Pastorcita se queda dormida,
Y soñando las oye balar.

Se despierta y las llama enseguida,
Y engañada se tiende a llorar.
No llores, pastora, que niña que llora
Bien pronto la oímos reír y cantar.

Levantóse contenta, esperando
Que ha de verlas bien presto quizás;
Y las vio; mas dio un grito observando
Que dejaron las colas detrás.

Ay mis ovejitas ¡pobres raboncitas!
¿dónde están mis colas? ¿no las veré más?
Pero andando con todo el rebaño
Otro grito una tarde soltó,
Cuando un gajo de un viejo castaño
Cargadito de colas halló.

Secándose al viento, dos, tres, hasta ciento,
Allí unas tras otra ¡colgadas las vio!
Dio un suspiro y un golpe en la frente,
Y ensayó cuanto pudo inventar,
Miel, costura, variado ingrediente,
Para tanto rabón remendar;
Buscó la colita de cada ovejita
Y al verlas como antes se puso a bailar



Ramón de Campoamor

La cruzada de Pachín

-- de Ramón de Campoamor --

Como cruzado, a Judea

fue de escudero Pachín

con el abad de la aldea

de Serín.

Para hacer un relicario

juró traer a su amor

un pedazo del sudario

del Señor.

Pero Pachín ¿no sabría

que, si Dios bajó a morir,

volvió al cielo al tercer día

a subir?

Y si la tumba sagrada

no encerró a Cristo jamás,

¿qué halló en ella? -¡Polvo y nada,

nada más!

-Por un sepulcro vacío

-Pachín se atrevió a decir-,

¡cuánto hombre viene, Dios mío,

a morir!-

Y, sin lograr los tesoros

que, al ir, pensaba traer,

le valpulearon los moros

al volver.

Perdió la fe en tal jornada...

Y se condenó por fin.

Así acabó la cruzada

de Pachín.



Ricardo Gutiérrez

Meteoro (Gutiérrez)

-- de Ricardo Gutiérrez --

Fué la celeste imagen de la dicha
que rozó la existencia con sus alas,
el corazón se resignó a perderla
y levantó una cruz en su esperanza.
Fué como un astro
que errante pasa:
dejó un surco de luz en la memoria
y se perdió en la noche desolada.



Roberto Juarroz

menos que el circo ajado de tus sueños

-- de Roberto Juarroz --

Menos que el circo ajado de tus sueños
y que el signo ya roto entre tus manos.
Menos que el lomo absorto de tus libros
y que el libro escondido
de páginas en blanco.
Menos que los amores que tuviste
y que el tizne que alarga los amores.
Menos que el dios que alguna vez fue ausencia
y hoy ni siquiera es ausencia.
Menos que el cielo que no tiene estrellas,
menos que el canto que perdió su música,
menos que el hombre que vendió su hambre,
menos que el ojo seco de los muertos,
menos que el humo que olvidó su aire.
Y ya en la zona del más puro menos
colocar todavía un signo menos
y empezar hacia atrás a unir de nuevo
la primera palabra,
a unir su forma de contacto oscuro,
su forma anterior a sus letras,
la vértebra inicial del verbo oblicuo
donde se funda el tiempo transparente
del firme aprendizaje de la nada.
Y tener buen cuidado
de no errar otra vez el camino
y aprender nuevamente
la farsa de ser algo.



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