Buscar Poemas con Pacífico


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Se han encontrado 13 poemas con la palabra pacífico

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Amado Nervo

sosiego

-- de Amado Nervo --

Ultra limen
más allá de la impaciencia
de los mares enojados la tranquila
indiferencia de los limbos irisados
y la plácida existencia
de los monstruos no soñados...
Más allá de la violencia
de ciclones y tornados,
la inmutable trasparencia
de los cielos estrellados...
Más allá del río insano
de la vida, del bullir
pasional, el océano
pacífico del morir,
con su gris onda severa,
con su inmensa espalda inerte
que no azota volandera
brisa alguna...
¡Y mi galera
de ébano y plata, se advierte
sola, en el mar sin ribera
de la muerte!

Poema sosiego de Amado Nervo con fondo de libro

Lope de Vega

Humíllense a tu sacro mausoleo

-- de Lope de Vega --

Humíllense a tu sacro Mausoleo
fuerte David y Salomón prudente,
el rebelde gigante del Oriente
y el idolatra del contrario polo;

y a tu pendón crucígero, que solo
fue del África y Asia rayo ardiente,
cuantos beben la bárbara corriente
de Eúfrates, Nilo, Ganges y Pactolo.

La religión y la justicia lloren,
¡oh pacífico Numa, oh gran Torcato!,
España, Italia y Francia enternecida.

Y todos juntos nuevamente adoren
encima de tus aras tu retrato,
tercero entre tu muerte y nuestra vida.

Poema Humíllense a tu sacro mausoleo de Lope de Vega con fondo de libro

Lope de Vega

Sosiega un poco, airado temeroso

-- de Lope de Vega --

Sosiega un poco, airado temeroso,
humilde vencedor, niño gigante,
cobarde matador, firme inconstante,
traidor leal, rendido victorioso.

Déjame en paz, pacífico furioso,
villano hidalgo, tímido arrogante,
cuerdo loco, filósofo ignorante,
ciego lince, seguro cauteloso.

Ama si eres Amor, que si procuras
descubrir, con sospechas y recelos
en mi adorado sol nieblas escuras,

en vano me lastimas con desvelos.
Trate nuestra amistad, verdades puras:
no te encubras, Amor, si quieres celos.

Poema Sosiega un poco, airado temeroso de Lope de Vega con fondo de libro

César Vallejo

la esfera terrestre del amor

-- de César Vallejo --

lix
la esfera terrestre del amor
que rezagóse abajo, da vuelta
y vuelta sin parar segundo,
y nosotros estamos condenados a sufrir
como un centro su girar.
Pacífico inmóvil, vidrio, preñado
de todos los posibles.
Andes frío, inhumanable, puro.
Acaso. Acaso.
Gira la esfera en el pedernal del tiempo,
y se afila,
y se afila hasta querer perderse;
gira forjando, ante los desertados flancos,
aquel punto tan espantablemente conocido,
porque él ha gestado, vuelta
y vuelta,
el corralito consabido.
Centrífuga que sí, que sí,
que sí,
que sí, que sí, que sí, que sí: no!
y me retiro hasta azular, y retrayéndome
endurezco, hasta apretarme el alma!



César Vallejo

Rosa blanca

-- de César Vallejo --

Me siento bien. Ahora
brilla un estoico hielo
en mí.
Me da risa esta soga
rubí
que rechina en mi cuerpo.

Soga sin fin,
como una
voluta
descendente
de
mal...
Soga sanguínea y zurda
formada de
mil dagas en puntal.

Que vaya así, trenzando
sus rollos de crespón;
y que ate el gato trémulo
del Miedo al nido helado,
al último fogón.

Yo ahora estoy sereno,
con luz.
Y maya en mi Pacífico
un náufrago ataúd.



Félix María Samaniego

El gallo y el zorro

-- de Félix María Samaniego --

Un gallo muy maduro,
de edad provecta, duros espolones,
pacífico y seguro,
sobre un árbol oía las razones
de un zorro muy cortés y muy atento,
más elocuente cuanto más hambriento.

«Hermano», le decía,
«ya cesó entre nosotros una guerra
que cruel repartía
sangre y plumas al viento y a la tierra.
Baja; daré, para perpetuo sello,
mis amorosos brazos a tu cuello.»

«Amigo de mi alma»,
responde el gallo, «¡qué placer inmenso
en deliciosa calma
deja esta vez mi espíritu suspenso!
Allá bajo, allá voy tierno y ansioso
a gozar en tu seno mi reposo.

«Pero aguarda un instante,
porque vienen, ligeros como el viento,
y ya están adelante,
dos correos que llegan al momento,
de esta noticia portadores fieles,
y son, según la traza, dos lebreles.»

«Adiós, adiós, amigo,
dijo el zorro, «que estoy muy ocupado;
luego hablaré contigo
para finalizar este tratado.»
El gallo se quedó lleno de gloria,
cantando en esta letra su victoria:

Siempre trabaja en su daño
el astuto engañador;
a un engaño hay otro engaño,
a un pícaro otro mayor.



Antonio-Plaza-Llamas

a baco

-- de Antonio-Plaza-Llamas --

A baco
salud, ¡oh baco! tu poder insólito,
es en la tierra talismán vivífico;
quien ha probado tu licor magnífico,
se vuelve siempre tu constante acólito...
Por ti, en las jaulas el glorioso hipólito
maldicen el idiota y el científico
al mundo artero, que sonríe pacífico
de sus pesares, con cinismo insólito,
pero tú en cambio con bondad magnánima
cuando enardeces mi cerebro escuálido
haces vivir mi lacerada ánima
haces crecer mi corazón inválido:
y juro, por san juan y la verónica,
pasar la vida en borrachera crónica.
Antonio plaza llamas



Mario Benedetti

nuevo canal interoceánico

-- de Mario Benedetti --

Te propongo construir
un nuevo canal
sin esclusas
ni excusas que comunique por fin
tu mirada
atlántica
con mi natural
pacífico.



Francisco de Aldana

Galanio, tú sabrás que esotro día

-- de Francisco de Aldana --

Galanio, tú sabrás que esotro día,
bien lejos de la choza y el ganado,
en pacífico sueño transportado
quedé junto a una haya alta y sombría

cuando —¿quién tal pensó?— Flérida mía
traída allí de amigo y cortés hado
llegose y un abrazo enamorado
me dio, cual otro agora tomaría.

No desperté, que el respirado aliento
della en mi boca entró, süave y puro,
y allá en el alma dio del caso aviso,

la cual, sin su corpóreo impedimento
por aquel paso en que me vi te juro
que el bien casi sintió del Paraíso.



Bartolomé de Argensola

Fabio, pensar que el Padre soberano

-- de Bartolomé de Argensola --

Fabio, pensar que el Padre soberano
en esas rayas de la palma diestra
(que son arrugas de la piel) te muestra
los accidentes del discurso humano,

es beber con el vulgo el error vano
de la ignorancia, su común maestra;
bien te confieso que la suerte nuestra,
mala o buena, la puso en nuestra mano.

Di, ¿quién te estorbará el ser rey, si vives
sin envidiar la suerte de los reyes,
tan contento y pacífico en la tuya,

que estén ociosas para ti sus leyes,
y cualquier novedad que el cielo influya
como cosa ordinaria la recibes?



Blanca Andreu

cómo me parecerá extraño el aire que me envuelve

-- de Blanca Andreu --

Cómo me parecerá extraño el aire que me envuelve,
cómo será así extraño,
cuando tú ya no estés,
la catedral del día,
el claustro que condensa la gran edad de la luz
y el carácter de las tormentas.
Amor mío, amor mío, tú sin día para ti,
enjambrado entre espejos y entre las cosas malas,
muerta la plata trascendental
y las ya antiguas anémonas de égogla,
muerta esta versión, que ahora oscuro, y declino, para leerla, másjoven.
Amor mío de nunca, afiebrado y pacífico,
versos para el pequeño pulpo de la muerte,
versos para la muerte rara que hace la travesía de losteléfonos,
para mi mente debelada versos, para el circuito del violín,
para el circuito de la garza,
para el confín del sur, del sueño,
versos que no me asilen ni sean causa de vida,
que no me den la dulce serpiente umbilical
ni la sala glucosa del útero.



Blas de Otero

pido la paz y la palabra

-- de Blas de Otero --

Escribo
en defensa del reino
del hombre y su justicia. Pido
la paz
y la palabra. He dicho
«silencio»,
«sombra»,
«vacío»
etcétera.
Digo
«del hombre y su justicia»,
«océano pacífico»,
lo que me dejan.
Pido
la paz y la palabra.



Carolina Coronado

canción III

-- de Carolina Coronado --

Cuando la luz de la tarde
en occidente se apaga,
y la reina de las sombras
con ligero paso avanza;
en esas horas tranquilas,
inspiradoras del alma;
cuando en las alas del viento
el silencio se derrama;
cuando la tórtola dulce
lánguido suspiro exhala
con acento lastimero
recogida entre las ramas.
A aliviar voy mis cuidados
a la orilla solitaria
de un pacífico arroyuelo,
que entre fresnos se dilata.
Y vagando pensativa
por la arboleda callada,
sueño dichas venideras,
o canto las ya pasadas.
Y comparo al manso río
mi existencia sosegada.
Él rueda blando entre flores;
ella entre ilusiones blanda.



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