Buscar Poemas con Mentiras


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Se han encontrado 19 poemas con la palabra mentiras

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Juan Gelman

himno de la victoria (en ciertas circunstancias)

-- de Juan Gelman --

(en ciertas circunstancias)
en madrugada en pleno su esplendor
quién sino yo como ginebras destruyendo a sus víctimas
amadas
para dar luz a la indecisa claridad de sus mesas
quién sino yo con papelitos lujosas descripciones hechas
para callar
o la palabra mesa las mentiras
los metros de mentiras para vestir los codos del borracho
los sastres están tristes pero se cose y canta
se miente en cantidad hermanos míos resulta bella la
fealdad
amorosas las pústulas gran dignidad la infamia
al pájaro al cantor al distraído le han crecido reptiles
con asombro contempla su gran barbaridad
hurrah por fin ninguno es inocente
caballeros brindemos las vírgenes no virgan
los obispos no obispos los funcionarios no funcionan
todo lo que se pudre en ternura dará
miro mi corazón hinchado de desgracias
tanto lugar como tendría para las bellas aventuras

Poema himno de la victoria (en ciertas circunstancias) de Juan Gelman con fondo de libro

Lope de Vega

Llamas y huyes; quieres y aborreces

-- de Lope de Vega --

Llamas y huyes, quieres y aborreces,
y cuando estás más cerca te retiras,
no quieres que te miren, Silvia, y miras,
duermes y sientes, guárdaste y pareces,

vuelas y no te vas, niegas y ofreces,
disfrazas las verdades en mentiras,
ciegas y ves, desdeñas y suspiras,
y, siendo claro el sol, menguas y creces.

Contigo a solas estas cosas mide,
que de tu estrecha condición me espanto
en quererse vestir amor tan justo.

Silvia, o te agrado, o no; si no, despide;
si agrado, no consultes mi amor tanto,
que amor no es encomienda, sino gusto

Poema Llamas y huyes; quieres y aborreces de Lope de Vega con fondo de libro

Diego Hurtado de Mendoza

Yo soy, cruel amor, el que has traido

-- de Diego Hurtado de Mendoza --

Yo soy, cruel amor, el que has traido
Con vanas esperanzas engañado,
Y quien habia de haber escarmentado
Ya en los propios males que ha sufrido.

Yo soy quien tus mentiras ha creido,
Y aquel que por creellas ha llegado
A ser contigo el mas desventurado
De cuantos tus banderas han seguido.

Pero si en todo el tiempo que viviere
Tornare á tu poder, que en él me vea
Muriendo por quien mas aborreciere.

Y porque mi jurar mas firme sea,
Que si jamás, amor, yo te creyere,
Quien causare mi mal no me lo crea.

Poema Yo soy, cruel amor, el que has traido de Diego Hurtado de Mendoza con fondo de libro

Octavio Paz

epitafio para un poeta

-- de Octavio Paz --

Quiso cantar, cantar
para olvidar
su vida verdadera de mentiras
y recordar
su mentirosa vida de verdades.



Octavio Paz

silencio

-- de Octavio Paz --

Así como del fondo de la música
brota una nota
que mientras vibra crece y se adelgaza
hasta que en otra música enmudece,
brota del fondo del silencio
otro silencio, aguda torre, espada,
y sube y crece y nos suspende
y mientras sube caen
recuerdos, esperanzas,
las pequeñas mentiras y las grandes,
y queremos gritar y en la garganta
se desvanece el grito:
desembocamos al silencio
en donde los silencios enmudecen.



Gabriel Celaya

cuéntame como vives (cómo vas muriendo)

-- de Gabriel Celaya --

Vives
(cómo vas muriendo)
cuéntame cómo vives;
dime sencillamente cómo pasan tus días,
tus lentísimos odios, tus pólvoras alegres
y las confusas olas que te llevan perdido
en la cambiante espuma de un blancor imprevisto.
Cuéntame cómo vives.
Ven a mí, cara a cara;
dime tus mentiras (las mías son peores),
tus resentimientos (yo también los padezco),
y ese estúpido orgullo (puedo comprenderte).
Cuéntame cómo mueres.
Nada tuyo es secreto:
la náusea del vacío (o el placer, es lo mismo);
la locura imprevista de algún instante vivo;
la esperanza que ahonda tercamente el vacío.
Cuéntame cómo mueres,
cómo renuncias sabio,
cómo frívolo brillas de puro fugitivo,
cómo acabas en nada
y me enseñas, es claro, a quedarme tranquilo.



Gustavo Adolfo Bécquer

rima lxxviii

-- de Gustavo Adolfo Bécquer --

Fingiendo realidades
con sombra vana,
delante del deseo
va la esperanza.
Y sus mentiras
como el fénix renacen
de sus cenizas.



Santiago Montobbio

capítulo vii

-- de Santiago Montobbio --

Capítulo vii
nunca fui un neurótico y si al final lo fui
jamás tuve vocación de serlo. Así que si he hablado
de túneles, balcones y otras despedidas
que marcaban el suspenso de un corazón
a quien el recuerdo de ventanas carcomía
no ha sido por una especial propensión hacia estas cosas
sino porque se canta lo que se muerde y así
palabra es sólo lo que ama y lo que duele y lo que pasa
del mismo exacto modo que resulta
vivir injusto
o sufrir inútil.
Masaunque se canta
lo que se muerde
algunas veces pienso
que en vez de ir levantando acta
de lo que con el tiempo va muriendo
quizá debería haber intentado
con nostalgias y fulgores construir
unos tapices lo suficientemente amables
como para que pudiera por ellos pasearse
sin congojas la mirada.
¿Pero a quién pueden interesarle las mentiras?
lejos de la grata compañía que dicen que dan las otrasvoces,
hecha con lo que tuve cerca o con lo que pude y nada más
que por no perder la dignidad del todo, mi poesía
sólo puede valer lo que mi vida.



Santiago Montobbio

confesión última

-- de Santiago Montobbio --

Confesión última
de entre la mentiras una de las que prefiero
es la luna. Antigua o perdida, ni los locos
la creen, y con sus torpes palabras pueden
fabricársele torpes vestiduras. Porque
el poeta gata falsa a veces no está
para cielos o pájaros es por los que os hago
una confesión última. De la noche
no hablo. Porque sin engaño o niño
cómo osar decirte
que la noche es mentira.



Vicente Huidobro

rincones sordos

-- de Vicente Huidobro --

El mundo se detiene a medio camino
con su cielo prendido en las montañas
y el alba en ciertas flores que yo conozco
esconde en tus cabellos los secretos de la noche
esconde las mentiras en tu alma de alegres sombras
esconde tus alas bajo tus besos
esconde el collar de suspiros en torno a tus senos
esconde la barca de tu lengua en las fuentes de la sed
en el puerto de la boca amarrada
esconde la luz a la sombra
las lágrimas al abrigo del viento que va a soplar
porque tiene derecho a la vida
como yo lo tengo a la más alta cumbre
y al abismo que ha caído tan bajo
esconde las caídas del sueño
esconde los colores al fondo de los ojos
esconde el mar detrás del cielo
y vuelve a subir a la superficie
para ser tú mismo al sol de los destinos
a flor de mano como el ciego olvidado
esconde los suspiros en su estuche
esconde las palabras en su fruto
y llora tu vida en el hastío de las cosas



Angel González

rosa de escándalo (alburquerque, noviembre)

-- de Angel González --

Cuando el hombre se extinga,
cuando la estirpe humana al fin se acabe,
todo lo que ha creado
comenzará a agitarse,
a ser de nuevo,
a comportarse libremente
como
los niños que se quedan
solos en casa
cuando sus padres salen por la noche.
Héctor conseguirá humillar a aquiles,
luzbel volverá a ser lo que era antes,
fornicará susana con los viejos,
avanzará un gran monte hacia mahoma.
Cuando el hombre se acabe
cualquier día,
un crepitar de polvo y de papeles
proclamará al silencio
la frágil realidad de sus mentiras.



Marilina Rébora

designio

-- de Marilina Rébora --

Designio
que esta noche me duerma bajo un manto de olvido,
ajena al desamor, al encono y la saña,
considerando a aquel que nunca me ha querido,
sorda a la mezquindad y a la torcida maña.
Que el corazón regule cadencioso el latido
para que no lo alteren mentiras o patraña;
que el alma, dadivosa con los que no lo han sido,
se entregue por entero, aun a la gente extraña.
Que todo sentimiento impropio me abandone,
y acallado el deseo de ser yo, a mí renuncie,
hasta la misma ofensa más infame perdone,
quedando desde entonces en beatífica paz,
y que un plácido sueño redimidor me anuncie
que la pasión humana no ha de vencerme más.



Mario Benedetti

amor de tarde

-- de Mario Benedetti --

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme «¿qué tal?» y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.



Mario Benedetti

la historia

-- de Mario Benedetti --

Dijo cervantes que la historia
es el depósito de las acciones
y yo salvadas las distancias creo
que es un nomenclátor de expectativas
el historiador era para schlegel
apenas un profeta que miraba hacia atrás
y yo salvadas las distancias creo
que suele ser estrábico y a veces hipermétrope
por su parte el saber congelado sostiene
que los pueblos felices nunca tienen historia
y como en realidad todos la tienen
vaya sacando usted las conclusiones
a menudo la historia se vale de utopías
algunos aprovechan para erigirle estatuas
y luego es consagrada como infancia del mundo
o como fotocopia del futuro
la historia colecciona pálidos nomeolvides
lápidas de homenaje con hollines y mugre
y en su amplio muestrario de desdenes
figura hasta el humilde que vivió sin codicia
la historia está maltrecha quebrantada
hace dos o tres siglos que no ríe
que no llora no habla acaso porque ahora
ya no hay quien le peine las mentiras



Rosalía de Castro

Hora tras hora, día tras día

-- de Rosalía de Castro --

Hora tras hora, día tras día,
Entre el cielo y la tierra que quedan
Eternos vigías,
Como torrente que se despeña
Pasa la vida.

Devolvedle a la flor su perfume
Después de marchita;
De las ondas que besan la playa
Y que unas tras otras besándola expiran,
Recoged los rumores, las quejas,
Y en planchas de bronce grabar su armonía.

Tiempos que fueron, llantos y risas,
Negros tormentos, dulces mentiras,
¡Ay! ¿En dónde su rastro dejaron,
En dónde, alma mía?



Rosalía de Castro

Tiempos que fueron

-- de Rosalía de Castro --

Hora tras hora, día tras día,
entre el cielo y la tierra que quedan
eternos vigías,
como torrente que se despeña,
pasa la vida.

Devolvedle a la flor su perfume
después de marchita;
de las ondas que besan la playa
y que una tras otra besándola expiran,
recoged los rumores, las quejas,
y en planchas de bronce grabad su armonía.

Tiempos que fueron, llantos y risas,
negros tormentos, dulces mentiras,
¡ay!, ¿en dónde su rastro dejaron,
en dónde, alma mía?

Esta obra se encuentra en dominio público. Esto es aplicable en todo el mundo debido a que su autor falleció hace más de 100 años. La traducción de la obra puede no estar en dominio público.



Medardo Ángel Silva

Soneto (Silva, 2)

-- de Medardo Ángel Silva --

Llamé a tu corazón y no me has respondido
Pedí a drogas fatales sus mentiras piadosas
¡En vano! Contra ti nada puede el olvido:
¡he de seguir esclavo a tus plantas gloriosas!

Invoqué en mi vigilia la imagen de la Muerte
y del Werther germano, el recuerdo suicida
¡Y todo inútilmente! ¡El temor de perderte
siempre ha podido más que mi horror a la vida!

Bien puedes sonreír y sentirte dichosa:
el águila a tus plantas se ha vuelto mariposa;
Dalila le ha cortado a Sansón los cabellos;

mi alma es un pedestal de tu cuerpo exquisito;
y las alas, que fueron para el vuelo infinito,
¡como alfombra de plumas están a tus pies bellos!



Juan Zorrilla de San Martín

Imposible

-- de Juan Zorrilla de San Martín --

Dejadme recordar; y en ese limbo
en que agitan sus alas los amores,
y suspiran insólitos rumores,
que el alma sabe traducir no más,
las palmas donde duermen los recuerdos
abaniquen mi frente soporosa,
que, al beso de su brisa mentirosa
en un seno de amor se dormirá.

¡Qué dulce realidad la del recuerdo,
vaga ilusión que a otra ilusión imita!
No entiendo el corazón cuando palpita,
mecido por su aliento celestial.
¡Y me habla tanto en su lenguaje mudo!
¿Cuándo lo entenderé? ... Cuando la vida,
en mundo de recuerdos convertida,
de mentiras engendre una verdad!



Francisco de Quevedo

parnaso español 26

-- de Francisco de Quevedo --

Quitar codicia, no añadir dinero,
hace ricos los hombres, casimiro:
puedes arder en púrpura de tiro
y no alcanzar descanso verdadero.
Señor te llamas; yo te considero,
cuando el hombre interior que vives miro,
esclavo de las ansias y el suspiro,
y de tus propias culpas prisionero.
Al asiento del alma suba el oro;
no al sepulcro del oro l'alme baje,
ni le compita a dios su precio al lodo.
Descifra las mentiras del tesoro;
pues falta (y es del cielo este lenguaje)
al pobre, mucho; y al avaro, todo.



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