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Lope de Vega

Artífice rarísimo, que a Apeles

-- de Lope de Vega --

Artífice rarísimo que a Apeles,
a Zeuxis, a Parrasio, a Metrodoro,
vencéis en precio, como al plomo el oro,
en modelos, en tablas y papeles:

Suspended los colores y pinceles,
pues os suspende el alma el bien que adoro
y no perdáis el tiempo en su decoro,
pues imitáis jazmines y claveles.

Que si os viera del Tormes al Hidaspe
medir llorando el áspero camino,
no me ablandara más que bronce o jaspe;

que si vos sois de ser de Apeles dino,
yo para dar mi celestial Campaspe,
de ser Magno Alejandro soy indino:
Que fuera desatino
daros yo su belleza,
y en él fue poco amor, si fue grandeza

Poema Artífice rarísimo, que a Apeles de Lope de Vega con fondo de libro

Rafael María Arízaga

Brasilia

-- de Rafael María Arízaga --

I

A la lumbre amorosa del Crucero,
fulgente en gemas de riqueza ignota,
una tarde estival, en la derrota
se cruzó de feliz aventurero.

A admirar su belleza el mundo entero
de sus hijos le envió múltiple flota,
y en sus venas vertió gota por gota
sangre de nueva estirpe: el brasilero.

De Iberia conoció los campeadores,
de Albión los libres y severos lores,
de la Galia gentil, la inmortal gesta;

y, madre ya de Ledos y de Andrades,
heroína de sus propias libertades,
¡alzó ante el Orbe la laureada testa!

II

La señora del Austro, soberana,
que en magno imperio dilatarse pudo,
no asió la lanza ni embrazó el escudo,
como soberbia Juno americana.

Soñó con la república romana
de la gloriosa edad; y en verbo agudo
execró de la fuerza el cetro rudo,
baldón eterno de la historia humana.

El mundo de los Arios, desde el Orto,
la miró entonces, en su nobleza absorto,
y en honor a sus ínclitas acciones.

De sus Sorbonas le franqueó la entrada
y la hizo presidir, de mirto orlada,
en la gran Sociedad de las Naciones.

Poema Brasilia de Rafael María Arízaga con fondo de libro

Rafael María Baralt

A la Santa Cruz (3)

-- de Rafael María Baralt --

Alto Portento del amor divino
tus oprobios, ¡oh Cruz!, torna en blasones
y el suplicio de esclavos y ladrones
de Dios a la mansión abre el camino.

Lábaro fuiste al magno Constantino
y por ti victoriosas sus legiones
anunciaron a pueblos y a naciones
nueva luz, nuevo altar, nuevo destino.

Entre cielo y tierra lazo fuerte,
del orbe antorcha, de la historia guía
en quien eterna la verdad reposa;

cuando vive y respira vendrá a muerte;
Tú con Jesús en el postrero día
asistirás triunfante y gloriosa.

Poema A la Santa Cruz (3) de Rafael María Baralt con fondo de libro

Anónimo

Romance del conde Lombardo

-- de Anónimo --

En aquellas peñas pardas,
en las sierras de Moncayo
fue do el rey mandó prender
al conde Grifos Lombardo,
porque forzó una doncella
camino de Santiago,
la cual era hija de un duque,
sobrina del Padre Santo.
Quejábase ella del fuerzo,
quéjase el conde del grado;
allá van a tener pleito
delante de Carlo Magno,
y mientras el pleito dura
al conde han encarcelado
con grillones a los pies,
sus esposas en las manos,
una gran cadena al cuello
con eslabones doblados;
la cadena era muy larga,
rodea todo el palacio,
allá se abre y se cierra
en la sala del rey Carlos.
Siete condes la guardaban,
todos se han juramentado
que si el conde se revuelve,
todos serán a matarlo.
Ellos estando en aquesto,
cartas habían llegado
para que casen la infanta
con el conde encarcelado.



Francisco de Quevedo

parnaso español 15

-- de Francisco de Quevedo --

Yo vi la grande y alta jerarquía
del magno, invicto y santo rey tercero
en esta casa, y conocí lucero
al que en sagradas púrpuras ardía.
Hoy desierta de tanta monarquía,
y del nieto, magnánimo heredero,
yace; pero arde en glorias de su acero,
como la pompa en que ostentar solía.
Menos envidia teme aventurado
que venturoso; el mérito procura;
los premios aborrece escarmentado.
¡Oh, amable, si desierta arquitectura,
más hoy al que te ve desengañado,
que cuando frecuentada en tu ventura!



Ramón López Velarde

a sara

-- de Ramón López Velarde --

A sara
a j. De j. Núñez y domínguez
a mi paso y al azar te desprendiste
como el fruto más profano
que pudiera concederme la benévola
actitud de este verano.
(Blonda sara, uva en sazón: mi apego franco
a tu persona, hoy me incita
a burlarme de mi ayer, por la inaudita
buena fe con que creí mi sospechosa
vocación, la de un levita).
Sara, sara: eres flexible cual la honda
de david y contundente
como el lírico guijarro del mancebo;
y das, paralelamente,
una tortura de hielo y una combustión de pira;
y si en vértigo de abismo tu pelo se desmadeja,
todavía, con brazo heroico
y en caída acelerada, sostienes a tu pareja.
Sara, sara, golosina de horas muelles;
racimo copioso y magno de promisión, que fatigas.
El dorso de dos hebreos:
siempre te sean amigas
la llamarada del sol y del clavel; si tu brava
arquitectura se rompe como un hilo inconsistente,
que bajo la tierra lóbrega
esté incólume tu frente;
y que refulja tu blonda melena, como tesoro
escondido; y que se guarden indemnes como real sello
tus brazos y la columna
de tu cuello.



Ramón López Velarde

A Sara (López Velarde)

-- de Ramón López Velarde --

A J. DE J. Núñez y Domínguez

A mi paso y al azar te desprendiste
Como el fruto más profano
Que pudiera concederme la benévola
Actitud de este verano.

(Blonda Sara, uva en sazón: mi apego franco
a tu persona, hoy me incita
a burlarme de mi ayer, por la inaudita
buena fe con que creí mi sospechosa
vocación, la de un levita.)

Sara, Sara: eres flexible cual la honda
De David y contundente
Como el lírico guijarro del mancebo;
Y das, paralelamente,
Una tortura de hielo y una combustión de pira;
Y si en vértigo de abismo tu pelo se desmadeja,
Todavía, con brazo heroico
Y en caída acelerada, sostienes a tu pareja.

Sara, Sara, golosina de horas muelles;
Racimo copioso y magno de promisión, que fatigas.
El dorso de dos hebreos:
Siempre te sean amigas
La llamarada del sol y del clavel; si tu brava
Arquitectura se rompe como un hilo inconsistente,
Que bajo la tierra lóbrega
Esté incólume tu frente;
Y que refulja tu blonda melena, como tesoro
Escondido; y que se guarden indemnes como real sello
Tus brazos y la columna
De tu cuello.



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