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Se han encontrado 9 poemas con la palabra genial

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Amado Nervo

Mi verso

-- de Amado Nervo --

Querría que mi verso, de guijarro,
en gema se trocase y en joyero;
que fuera entre mis manos como el barro
en la mano genial del alfarero.

Que lo mismo que el barro, que a los fines
del artífice pliega sus arcillas,
fuese cáliz de amor en los festines
y lámpara de aceite en las capillas;

que, dócil a mi afán, tomase todas
las formas que mi numen ha soñado,
siendo alianza en el rito de las bodas,
pastoral en el índex del prelado;

lima noble que un grillo desmorona
o eslabón que remata una cadena,
crucifijo papal que nos perdona
o gran timbre de rey que nos condena;

que fingiese a mi antojo, con sus claras
facetas en que tiemblan los destellos,
florones para todas las tiaras
y broches para todos los cabellos;

emblemas para todos los amores,
espejos para todos los encantos
y coronas de astrales resplandores
para todos los genios y los santos.

Yo trabajo, mi fe no se mitiga,
y, troquelando estrofas con mi sello,
un verso acuñaré del que se diga:
Tu verso es como el oro sin la liga:
radiante, dúctil, poliforme y bello.

Poema Mi verso de Amado Nervo con fondo de libro

Leopoldo Lugones

El zorzal

-- de Leopoldo Lugones --

Al matinal
cielo de añil,
desde el pensil
lanza el zorzal,
silbo viril,
loa jovial,
que rompe el tul
inmaterial
del alba azul
y angelical.

Largo arrebol
dilata el sol
por el tapial
de aquel vergel,
donde rival
más claro que él,
trina, genial,
cantas, sutil,
pueril zorzal,
zorzal gentil.

Poema El zorzal de Leopoldo Lugones con fondo de libro

César Vallejo

Trilce: LXVIII

-- de César Vallejo --

Estamos a catorce de Julio.
Son las cinco de la tarde. Llueve en toda
una tercera esquina de papel secante.
Y llueve más de abajo ay para arriba.

Dos lagunas las manos avanzan
de diez en fondo,
desde un martes cenagoso que ha seis días
está en los lagrimales helado.

Se ha degollado una semana
con las más agudas caídas; hase hecho
todo lo que puede hacer miserable genial
en gran taberna sin rieles. Ahora estamos
bien, con esta lluvia que nos lava
y nos alegra y nos hace gracia suave.

Hemos a peso bruto caminado, y, de un solo
desafío,
blanqueó nuestra pureza de animales.
Y preguntamos por el eterno amor,
por el encuentro absoluto,
por cuanto pasa de aquí para allá.
Y respondimos desde dónde los míos no son los tuyos
desde qué hora el bordón, al ser portado,
sustenta y no es sustentado. (Neto.)

Y era negro, colgado en un rincón,
sin proferir ni jota, mi paletó,
a
t
o
d
a
s
t
A

Poema Trilce: LXVIII de César Vallejo con fondo de libro

César Vallejo

estamos a catorce de julio

-- de César Vallejo --

lxviii
estamos a catorce de julio.
Son las cinco de la tarde. Llueve en toda
una tercera esquina de papel secante.
Y llueve más de abajo ay para arriba.
Dos lagunas las manos avanzan
de diez en fondo,
desde un martes cenagoso que ha seis días
está en los lagrimales helado.
Se ha degollado una semana
con las más agudas caídas; hase hecho
todo lo que puede hacer miserable genial
en gran taberna sin rieles. Ahora estamos
bien, con esta lluvia que nos lava
y nos alegra y nos hace gracia suave.
Hemos a peso bruto caminado, y, de un solo
desafío,
blanqueó nuestra pureza de animales.
Y preguntamos por el eterno amor,
por el encuentro absoluto,
por cuanto pasa de aquí para allá.
Y respondimos desde dónde los míos no son los tuyos
desde qué hora el bordón, al ser portado,
sustenta y no es sustentado. (Neto.)
Y era negro, colgado en un rincón,
sin proferir ni jota, mi paletó,
a
t
o
d
a
s
t
a



Pedro Bonifacio Palacios

Avanti

-- de Pedro Bonifacio Palacios --

Si te postran diez veces, te levantas
otras diez, otras cien, otras quinientas:
no han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco, por ley, han de ser tantas.

Con el hambre genial con que las plantas
asimilan el humus avarientas,
deglutiendo el rencor de las afrentas
se formaron los santos y las santas.

Obsesión casi asnal, para ser fuerte,
nada más necesita la criatura,
y en cualquier infeliz se me figura

que se mellan los garfios de la suerte...
¡Todos los incurables tienen cura
cinco segundos antes de su muerte!



Juan Cruz Varela

A la muerte del Dr. D. Juan N. Sola

-- de Juan Cruz Varela --

¡Providencia adorable! ¿por qué dejas
en manos de la Parca fementida
a la más despreciable, hermosa vida
del pastor más amante a sus ovejas?

Insensible a su llanto ¿por qué alejas
al dulce padre, que a sus hijos cuida,
a una región en donde nunca oída
será la voz de sus sentidas quejas?

¡Oh providencia, árbitra infalible
del destino del hombre! tú lo hiciste.
Conformes recibimos el terrible

desapiadado golpe con que heriste
al pastor y al rebaño. Premio eterno
al pastor vigilante, al padre tierno.

II

Rebaño humilde, llora inconsolable
de tu amante pastor la eterna ausencia.
Su caridad, su celo, su paciencia
harán su pérdida siempre irreparable.

Su carácter suave, dulce, amable,
su apacible genial condescendencia,
su candidez con visos de inocencia,
le hicieron ejemplar inimitable.

¿Oh tú que viste dilatados días
su ejemplo, su virtud siempre en aumento,
empapa en llanto sus cenizas frías.

Víctima del dolor y el sentimiento,
clama al Eterno: Dios de bondad lleno
salva el rebaño, salva al pastor bueno.



Teófilo V. Méndez Ramos

Pueblo mío

-- de Teófilo V. Méndez Ramos --

Pueblo dormido entre el breñal salvaje,
tus ansias son mis ansias, pueblo mío;
si te alegras, también como tu río
discretamente, así como el frondaje.

En mi pupila absorta, tu paisaje
pensativo y senil, tiene el impío
alarde de cíclope bravío
Que se resuelve en blanco cortinaje.

Cortina de picachos gigantescos
que quisieran llegar a las estrellas
y abrazarlas en ímpetus dantescos.

Pueblo escondido, ¿seguirán tus huellas
de genial artista, en los arabescos
y tenues ritmos de tus fuentes bellas?



Juan Meléndez Valdés

La esquivez vencida

-- de Juan Meléndez Valdés --

No temas, simplecilla, del dichoso
galán pastor no tardes la ventura;
apenado a ti corre; su ternura
premio al fin halle y su anhelar, reposo.

De rosa en la coyunda el cuello hermoso
pon al yugo feliz; la copa apura
que amor te brinda, y de triunfar segura
entra en lides suaves con tu esposo.

¡La vista tornas! ¡Del nupcial abrazo
huyes tímida y culpas sus ardores
el rubor virginal la faz teñida!

Mas Venus... Venus... Su genial regazo
sobre el lecho feliz llueve mil flores
que Filis coge, y la esquivez olvida.



José de Diego

amor rimado

-- de José de Diego --

¿cartitas a ml en verso? ¡vade retro!
es forzado el amor en verso escrito
y no estaría bien que el dios chiquito
del viejo apolo pretendiera el cetro.

Si en buena prosa tu cariño impetro,
no en malos versos tu cariño admito:
no se mide el amor, que es infinito,
y tu lo adaptas sin piedad al metro.

Coplas tu carta quiere, hermosa lice,
y yo, en genial galantería extrema,
breves y monótonas te las hice.

Pero sábelo bien y ten por lema
que, en cuestiones de amor, mucho más dice
un te quiero mal puesto, que un poema.



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