Buscar Poemas con Criminal


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Se han encontrado 13 poemas con la palabra criminal

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Amós de Escalante

Un dolmen

-- de Amós de Escalante --

Rústico altar que a un Dios desconocido
el religioso cántabro erigía;
sepulcro que los huesos escondía
del muerto capitán y no vencido.

Silla de excelso juez, cadalso erguido
donde la sangre criminal corría,
donde el bígaro ronco repetía,
llamando a guerra, su montés bramido,

rayendo el musgo que tus lomos viste,
en vano el arte codicioso indaga
señales que declaren lo que fuiste;

en ti la antorcha del saber se apaga,
yerto gigante de la cumbre triste,
envuelto en ondas de la niebla vaga.

Poema Un dolmen de Amós de Escalante con fondo de libro

Lope de Vega

Juana, para sufrir tu armado brío

-- de Lope de Vega --

Juana, para sufrir tu armado brío
ya no hay defensa en Bártulo ni en Baldo;
Juana ¿qué olla te vertí, qué caldo,
que tratas como a perro el amor mío?

Juana si tus estampas sigo al río
cargas de piedras el honesto enfaldo;
Juana, antenoche te pedí aguinaldo,
y me llamaste licenciado frío.

Cruel naturaleza en nieve pura
la fábrica exterior del cuerpo informa,
alma tan criminal, áspera y dura:

que mal el cuerpo al alma se conforma,
pues fue, de tan hermosa arquitectura,
la materia cristal, bronce la forma.

Poema Juana, para sufrir tu armado brío de Lope de Vega con fondo de libro

Luis Palés Matos

día nublado

-- de Luis Palés Matos --

Bajo las nubes plúmbeas y letíferas
brinca el recuerdo, fugitivo y rancio,
y en las calmas beatas y somníferas
palpita una fatiga de cansancio.

Recorta el monte su silueta bruna
en una fiebre mística de asceta,
pues lejos de guayama, goza una
hiperbólica paz de anacoreta.

La conciencia del dombo se ennegrece,
cual la de un criminal, y desfallece
en la seda de exótico desmayo;

le nacen al dolor siete raíces,
y en la pizarra de los cielos grises
dios escribe su nombre con el rayo.

Poema día nublado de Luis Palés Matos con fondo de libro

Jaime Sabines

tlaltelolco - ni siquiera los asesinos

-- de Jaime Sabines --

Ni siquiera los asesinos,
ni siquiera el criminal.
(Ciertamente, ya llegó a la historia
este hombre pequeño por todas partes,
incapaz de todo menos del rencor.)

Tlaltelolco será mencionado en los años que vienen
como hoy hablamos de río blanco y cananea,
pero esto fue peor,
aquí han matado al pueblo;
no eran obreros parapetados en la huelga,
eran mujeres y niños, estudiantes,
jovencitos de quince años,
una muchacha que iba al cine,
una criatura en el vientre de su madre,
todos barridos, certeramente acribillados
por la metralla del orden y justicia social.

A los tres días, el ejército era la víctima de los desalmados,
y el pueblo se aprestaba jubiloso
a celebrar las olimpiadas, que darían gloria a méxico.



Emilio Bobadilla

Derroche nocivo

-- de Emilio Bobadilla --

Millones y millones derrochas en cañones
—¡con qué placer te aprestas a matar al vecino!—
y en tus vicios derrochas millones y millones
porque naciste loco, criminal, libertino.

Haces el bien a gritos porque lo sepan todos;
en lo privado, injusto; en público, altruísta;
para lograr tus fines ¡qué variedad de modos!
y siéndolo, no quieres pasar por egoísta.

Las fachadas ¡qué limpias y lo interno qué sucio!
¿Por qué en engañarte y engañarnos te aferras,
tú, que invocas lo bueno de un Cristo o de un Confucio?

¡Cuánto de paradójico tu pensamiento tiene:
siempre tienes dinero para vicios y guerras;
nunca tienes dinero para escuelas e higiene!



Emilio Bobadilla

La paloma de la paz

-- de Emilio Bobadilla --

Pasan los batallones escuálidos, rendidos,
por valles y por bosques de rescoldos y mudos
y los cuervos, en torno de los muertos podridos,
giran crispando el viento con sus ayes agudos.

La aldea despoblada, sin puntales, humea,
y las rutas fangosas, en éxodo doliente,
va llenando la gente que sale de la aldea,
de la horda invasora huyendo. ¡Pobre gente!

Ni lágrimas, ni quejas, ni súplicas de hinojos,
hallan eco en la horrenda, criminal baraúnda;
que están secas las almas, que están secos los ojos,

y se ve, del crepúsculo a las luces inciertas,
una paloma blanca, sangrando moribunda,
sobre un montón de ruinas, con las alas abiertas!



Pablo Neruda

dime, la rosa está desnuda

-- de Pablo Neruda --

Dime, la rosa está desnuda
o sólo tiene ese vestido?
por qué los árboles esconden
el esplendor de sus raíces?
quién oye los remordimientos
del automóvil criminal?
hay algo más triste en el mundo
que un tren inmóvil en la lluvia?



Francisco Sosa Escalante

Al amor (Sosa Escalante)

-- de Francisco Sosa Escalante --

Amor, inmenso amor, amor sublime
Que santo y puro el universo llenas;
Dulce amor que á las almas enajenas,
Amor que al mismo criminal redime:

Llena mi corazón; tu huella imprime
En él, borrando las amargas penas;
De grato bienestar y horas serenas
¿Por qué me niegas las delicias, díme?

Fuente es mi pecho de sin par ternura,
En la virtud de la beldad yo creo,
Y culto le consagro á la hermosura.

Amor, inmenso amor, no es devaneo
Mi férvida ambición; tu llama pura
Es la que aviva mi febril deseo.



Francisco Sosa Escalante

El tormento

-- de Francisco Sosa Escalante --

La miserable chusma vocifera
Al ver burlada su voraz codicia,
Y pide á Hernán Cortés que la justicia
En aras viole de pasion rastrera.

El duro vencedor teme á la fiera
Desbordada altivez de su milicia,
Y criminal y torpe la acaricia
Y al grande Cuauhtemoc manda á la hoguera.

Ibero capitán! tú no comprendes
La negra mancha y el eterno daño
Que sobre el nombre de tu patria tiendes.

Contempla á Cuauhtemoc al miedo extraño
Cuando la hoguera sin piedad enciendes,
Como si fuera de deleite un baño.



Francisco Sosa Escalante

¡Infanticida!

-- de Francisco Sosa Escalante --

¿Cómo pretendes conservar el nombre
Más santo y más sublime de la tierra,
Si infame olvidas que ese nombre encierra
Cuanto de noble y puro adora el hombre?

¿Madre tú? madre tú? de tal renombre
Eres indigna, pues en cruda guerra
Vives ¡ay! con el bien, y al mal te aferra
Tu instinto, haciendo al mundo que se asombre.

Yo he visto á la pantera enfurecida
Al ver herir al hijo de su seno,
Por vengarlo perder la propia vida.

Y te he mirado yo, de espanto lleno,
Tornarte en criminal infanticida
Por ocultar de tu conducta el cieno.



Francisco Sosa Escalante

La calumnia (Sosa Escalante)

-- de Francisco Sosa Escalante --

Unióse con la infame Cobardía,
De Envidia el hijo hipócrita, el Despecho,
Y pronto aquella en su asqueroso lecho
A Calumnia dió á luz; nació otra Arpía.

Sus padres mismos al brillar el dia
Se horripilaron al mirar que el pecho
Del fruto de su union, de sierpes hecho
En el Averno oscuro parecía.

Al sentirse en el mundo abandonada
Pidió á Curiosidad la necia, abrigo,
Y encontróse feliz en su morada.

Halló en el torpe Maldecir testigo,
De los Rencores viles se vió armada
Y en cada Criminal tuvo un amigo.



Francisco Villaespesa

drama eterno

-- de Francisco Villaespesa --

¡la tragedia es vulgar por lo sencilla!
una breve disputa acalorada:
la sangre que se agolpa a la mejilla
y que de pronto nubla la mirada.
Un grito: un arma que en el aire brilla;
y una mujer que rueda ensangrentada,
partido el corazón por la cuchilla,
por una tremebunda puñalada.
Yo miré al criminal enloquecido
de rodillas, besando el rostro ciego
donde la muerte su pavor retrata...
Siempre así es el amor, será y ha sido:
mata de celos y de un golpe, y luego
besa y besa, llorando lo que mata.



Clemente Althaus

A mi sobrina Manuelita C.

-- de Clemente Althaus --

Cuando en los días primeros
de tu existencia te vi,
lunar no hallaban en ti
ni los ojos más severos.
Y si no me alucinó
el casi paterno afecto,
criatura sin defecto
te jurara entonces yo.
Mas pronto Naturaleza,
arrepentida de haber
creado un humano ser
con tan divina belleza,
dijo: «no es bien que te dé,
»predilecta criatura,
«la perfección de hermosura
»que siempre a todas negué.
»Si signes creciendo así
»y humillando a las demás,
»soberbia te engreirás
»de la beldad que te di.
»Un defecto has menester
»que sea en ti la señal
»de tu condición mortal,
»y te confirme mujer.
»Que, si no, supersticiosa,
»la tierra tributaria
»criminal idolatría
»a tu belleza de diosa,
»por quitarte lo soberbio,
»fiebre tenaz te enviaré,
»que de tu pequeño pie
»tuerza el delicado nervio;
»por que, cuando te engrïeres
»viendo en ti belleza tanta,
»al sentir tu enferma planta,
»recuerdes que mortal eres;
»y para que, cuando quieras
»dejar la tierra afligida,
»tu planta grave te impida
»alzar tus alas ligeras.»



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